SALUD
¿Cómo se toma la moringa y para qué sirve?
Esta planta tiene acción antioxidante, es antiinflamatoria y posee capacidad analgésica.
La moringa, también llamada árbol de la vida, es una planta medicinal que en muchas partes del mundo es utilizada para ayudar a controlar los niveles de azúcar en la sangre, tratar algunas enfermedades respiratorias, disminuir la ansiedad y favorecer la pérdida de peso.
Esta planta posee un elevado contenido de vitaminas y minerales como hierro, carotenoides, vitamina C, polifenoles y quercetina, que le confieren un efecto antioxidante y antiinflamatorio, según información del portal Nutrición y Farmacia.
Su parte más utilizada es la hoja y es allí en donde se encuentra la mayor concentración de antioxidantes, pudiendo ser consumidas en forma de té, cápsulas o polvo. Además de las hojas, pueden consumirse sus semillas y otra de las formas de usarla es en aceite.
Se dice que esta planta sirve para aumentar la capacidad respiratoria y que podría ayudar a aliviar los síntomas y la severidad de los ataques de asma, de acuerdo con análisis científicos. El portal de salud y bienestar Tua Saúde cita un estudio en el cual se determinó que los participantes que tomaron moringa de manera regular mejoraron su capacidad respiratoria debido a que se registró un aumento en la hemoglobina.
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De igual forma, la moringa podría ayudar en el control de la diabetes debido a que posee propiedades que ayudan a regular el estrés oxidativo gracias a sus propiedades antioxidantes, que evitan el daño que causan los radicales libres a las células y a su vez favorece la disminución de los niveles de azúcar en sangre.
Según información del medio especializado en temas de salud Medical News Today, los extractos de la moringa contienen propiedades que podrían ayudar a prevenir el desarrollo del cáncer. También contiene niazimicina, que es un compuesto que suprime el desarrollo de células cancerosas.
Así mismo, la moringa es rica en fibras y en proteínas que ayudan a aumentar la sensación de saciedad, disminuyendo la cantidad de alimentos que son ingeridos y favoreciendo la pérdida de peso. Además, algunos estudios en animales indican que podría reducir la cantidad de grasa acumulada en el organismo, pero aún falta evidencia científica sobre el tema en humanos.
Las hojas de la moringa poseen una elevada cantidad de hierro, por lo que su consumo regular podría favorecer el aumento de los glóbulos rojos, la hemoglobina, el hematocrito y del total de hierro en sangre, previniendo y combatiendo la anemia, gracias a un fortalecimiento del sistema inmune.
Protege la piel y el cabello
De acuerdo con Medical News Today, el aceite de semilla de moringa es beneficioso para proteger el cabello contra los radicales libres y mantenerlo limpio y saludable. Esta planta también contiene proteínas, lo que significa que es útil para proteger las células de la piel, además de poseer elementos hidratantes y desintoxicantes, que potencian la protección tanto de la piel, como del cabello.
Por otro lado, los extractos de moringa podrían ayudar a tratar algunos trastornos estomacales, como la constipación, la gastritis y la colitis ulcerosa. Las propiedades antibióticas y antibacterianas de esta planta pueden ayudar a inhibir el crecimiento de varios patógenos, y su alto contenido de vitamina B ayuda en el proceso digestivo.
¿Cómo prepararla?
Aunque no existe una dosis científica totalmente comprobada de que se deba ingerir de moringa, algunos estudios sugieren que la ingesta sea de hasta 400 miligramos por día para que pueda aportar todos sus beneficios, debiendo ser utilizada para complementar o apoyar el tratamiento médico y no para sustituirlo.
Asimismo, en los casos de diabetes e hipertensión es importante consultar con el médico tratante antes de ingerirla, porque podría ser necesario alterar las dosis de los medicamentos que están siendo utilizados en el tratamiento de estas enfermedades.
El té es la forma más utilizada para el consumo de la moringa, debido a que es rápido y fácil de hacer, pudiendo consumirse a cualquier hora del día. Se requiere de una cucharada de hojas de moringa y un vaso de agua. Se coloca el agua en una olla a fuego medio hasta que hierva, luego se apaga y se agrega la moringa, se tapa y se deja reposar durante cinco minutos. Se cuela y se beben dos tazas la día.
Otra forma de ingerir la moringa es en sus semillas, las cuales deben descascarse y tragarse como si fuera una pastilla, con un vaso de agua. Lo ideal es no consumir más de tres semillas al día. Por último, las cápsulas que pueden adquirirse en tiendas naturistas. La recomendación es tomar entre una y dos cápsulas al día, junto con las comidas.