¿Cómo ser feliz? estos son algunos aprendizajes según la Universidad de Yale
¿Cómo ser feliz? estos son algunos aprendizajes según la Universidad de Yale | Foto: AP

VIDA MODERNA

¿Cómo ser feliz? Estos son algunos aprendizajes según la Universidad de Yale

La clase “Psicología 157: La psicología y la buena vida” es una de las más populares en la historia de la universidad.

16 de marzo de 2021

La clase “Psicología 157: La psicología y la buena vida”, también denominada como la clase de la felicidad que ofreció la Universidad de Yale, se dictó presencialmente una sola vez, pero se convirtió en la más popular que se ha dado en la historia de la universidad.

Presencialmente, esta clase se dio en el semestre que transcurría en la primavera de 2018, durante una serie de conferencias para cerca de 1.200 personas y se llevó a cabo en el espacio más grande del campus.

De acuerdo con The New York Times, en marzo de ese año se ofreció una versión gratuita de 10 semanas de duración, y se puso a disposición de los usuarios a través de Coursera con el título “La ciencia del bienestar”, la cual ganó popularidad rápidamente y fue vista por cientos de estudiantes online.

Pero una vez iniciaron los confinamientos por la pandemia del coronavirus, dos años después de su lanzamiento, el número de alumnos de la clase tuvo un fuerte incremento, pues hasta el momento son más de 3,3 millones de personas las que han tomado la clase.

Octuplicamos el número de personas que toman la clase”, dijo Laurie Santos, profesora de psicología en Yale y directora de Silliman College, en la misma institución, respecto a la popularidad del curso durante la pandemia, según el medio estadounidense.

Dentro de la materia, el plan de estudios incluye un registro de los patrones de sueño que deberán hacer los estudiantes, así como la realización de un diario de gratitud y el hacer actos aleatorios de bondad, para más tarde evaluar si este tipo de acciones tiene algún tipo de influencia en el cambio positivo en el humor en general.

Una de las estudiantes de la clase, Gretchen McIntire, de 34 años, quien entró al curso por tener más tiempo libre durante la pandemia, aseguró que esto “le cambió la vida”.

La mujer contó, según NYT, que desde los 23 años de edad fue diagnosticada del síndrome de Asperger, además de ser noctámbula, lo que le dificulta dormir y acostumbrarse a sus horarios.

“A veces es difícil imponer estos límites y decir: ‘Sé que este libro es muy emocionante, pero puede esperar a mañana, dormir es más importante’ [...] Eso es la disciplina, ¿cierto? Pero nunca lo había hecho de esa manera, como: ‘Te va a hacer más feliz, no es solo que sea bueno para ti; de verdad te va a hacer más feliz’”, aseguró.

Vale la pena recordar que en días pasados, investigadores del Instituto de Ciencias Ambientales y Tecnologías de la Universidad Autónoma de Barcelona revelaron un estudio que dejó cifras mucho más placenteras y esperanzadoras que las de las cuentas bancarias de un multimillonario, pues opinan que no es necesario tener un sueldo o un ingreso mensual de más de seis dígitos para ser feliz.

Según Sara Minarro, médica y autora principal de la investigación, las comunidades donde hay poco dinero en efectivo están tan contentas como las de las sociedades ricas. “Eso es porque los enfoca en otros valores, incluida la familia y la belleza de la naturaleza”, explica.

La esperanzadora encuesta hecha en islas Salomón y Bangladesh, dos países de muy bajos ingresos, revela que en este tipo de sitios menos materialistas las personas pasan mucho más con la familia y tienen un contacto permanente con la naturaleza. “Esta forma de vida es la responsable de hacerlos felices”, dijo la investigadora.

Los encargados de recoger los datos compartieron una buena cantidad de tiempo con pequeñas comunidades pesqueras. El idioma no fue impedimento, después de un saludo sonriente, como es de esperarse en un ambiente feliz, los participantes fueron entrevistados varias veces durante meses con la ayuda de traductores locales. Las conversaciones, en persona o con inesperadas llamadas telefónicas, fueron diseñadas para obtener información sobre lo que realmente constituye la felicidad, una sensación tan subjetiva como difícil de describir.