VIDA MODERNA
Cómo utilizar inteligentemente los "chismes" de oficina para sacar provecho profesional
En las oficinas abiertas que dominan muchos espacios hoy en día, es casi inevitable escuchar conversaciones de compañeros. Pero hay una diferencia entre lo que se escucha accidentalmente y “espiar” a propósito lo que hablan los demás.
El escritorio de Varun Mathure se encuentra cerca de la cocina, en la agencia de mercadeo donde trabaja. Por ello, se encuentra al tanto de todo tipo de conversaciones que se desarrollan allí.
Esto ocurre sin que sus compañeros parezcan darse cuenta. Y la verdad es que resulta natural, toda vez que Mathure lleva puesto permanentemente unos audífonos, aunque no siempre esté escuchando música.
De esa forma, da la impresión de que no está prestando atención a lo que pasa a su alrededor.
Aunque sí está oyendo.
Algunas veces el ruido es un fastidio, cuando las conversaciones ocurren en voz muy alta y hacen que se desconcentre. Pero escuchar algunas conversaciones puede tener ciertos beneficios.
Siendo más sociable
En lugar de ignorar el goteo permanente de los cotilleos en la cocina, como si se tratara de chismes irrelevantes, Mathure comenta que en esos momentos logra identificar información que le ayudan a crear una mejor relación con sus colegas.
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Suele tomar notas mentales de los temas de conversación más ligeros, y los trae a colación de manera casual en la próxima ocasión en que le toque compartir con sus compañeros.
Por ejemplo, películas más comentadas, viajes a corto plazo y planes de fin de semana son temas que se convierten en elementos que ayudan a construir una relación más familiar con quienes trabajas.
"Ayuda a conectarte", explica el ejecutivo de mercadeo.
No obstante, Mathure tiene claro sobre dónde se encuentra la línea que separa lo que debe compartir y lo que no: la información personal.
Me lo dijo un pajarito
Las oficinas de espacio abierto, implican estar preparado para tener que presenciar conversaciones que, en otras circunstancias, se habrían desarrollado a puerta cerrada.
Es por ello, que cosechar los beneficios de un chisme requiere algo más que estar en el sitio indicado en el momento propicio.
Puede darte la oportunidad de ser más proactivo a la hora de formar vínculos con colegas, obtener una mejor lectura de la perspectiva de un gerente o descifrar la verdadera intención detrás de un anuncio de la compañía.
Pero al mismo tiempo, puede dañar tu carrera o hacerte ver como una persona poco confiable.
Así que: ¿cómo utilizar la información que se obtiene de manera adecuada?
Para Andrew Challenger, vicepresidente de una firma de reubicación de recursos humanos, "muchas veces captamos las conversaciones de manera parcial o incompleta".
"Esto sirve para ver cómo las personas interactúan entre sí e interactúan con los clientes, y eso ayuda a aprender sobre la cultura específica de la compañía".
La clave, según Challeger, radica en cómo y cuándo utilizar la información que se obtiene.
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Oír casualmente o espiar
Es crucial saber la diferencia entre espiar una conversación, lo que puede afectar tu reputación, y tomarse el tiempo para conectarse en el tipo de conversación que puede ayudarte a crecer en tu carrera.
Espiar las conversaciones de otros sugiere que el empleado va por la oficina buscando obtener información que no le corresponde.
Mientras que escuchar casualmente a tus compañeros es una situación generada por la creciente tendencia a diseñar oficinas abiertas para trabajar.
Para la profesora Lauren Emberson, de la Universidad de Princeton, en EE.UU., desde el punto de vista sicológico se trata de un reflejo no intencional que se parece al llamado "efecto fiesta de coctel", por el cual las conversaciones que ocurren a tu alrededor pueden distraerte de la charla que estás sosteniendo con una persona a tu lado.
Por otra parte, espiar conversaciones implica que intencionalmente pones tu atención directamente en lo que está frente a ti, algo que puede ser visto como malicioso.
"Las personas tratan de no prestar atención cuando hay colegas hablando alrededor, pero básicamente tienes que hacerlo", dice Emberson.
"Tu cerebro se encuentra monitoreando el medio ambiente permanentemente, buscando cosas predecibles e impredecibles. Cuando algo inusual ocurre, tu cerebro automáticamente se mueve en esa dirección".
Por osmosis
Las oficinas abiertas definen unas fronteras borrosas entre las conversaciones públicas y las privadas, cuenta Joshua Juneau, un corredor de bienes raíces en Nueva York.
Por ejemplo, Juneau comenta el caso de un compañero de trabajo que se quejaba luego de recibir una llamada donde un cliente rechazaba comprar una propiedad. Un colega -al escucharlo desde otro escritorio- le dijo que él podía tener el comprador perfecto para esa casa.
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En este caso, pues, se trata de empleados que mantienen sus oídos bien abiertos, en caso de que surjan oportunidades.
"Todos aprendemos a través de osmosis, especialmente en bienes raíces. Nunca se trata de espiar conversaciones", señala Juno.
No obstante, hay que agregar que no todo espionaje de conversaciones es necesariamente negativo.
Hay una creciente tendencia que promueve la escucha intencional en estas oficinas abiertas, dado el tipo de información que circula continuamente, la cual debe ser captada por osmosis.
Entre los promotores de esta corriente figura Morgan Friedman, cofundador del blog "Oído en Nueva York", para quien la mayoría de las personas esperan que las oigan en esos espacios.
Que te escuchen en la oficina puede ayudarte a construir sutilmente tu marca personal: cuando otros te oyen, prestan atención a lo que dices y aprenden cosas sobre ti.
"Nos estamos desplazando hacia una cultura donde todo el mundo está intencionalmente compartiendo todo, frente a personas que están escuchando", explica Friedman.
"Si asumes que todo lo que vas a decir será escuchado, entonces será más fácil para ti cuando quieras expresar tus ideas".
Escucha con moderación
Desde una perspectiva profesional, ser descubierto espiando una conversación o incluso mencionar algo que supuestamente no deberías saber puede ser altamente perjudicial.
En ese sentido, Challenger advierte a los empleados que piensen muy bien antes de utilizar la información que obtienen.
"No quieres estar deambulando por ahí comentándole a las personas que escuchaste sus conversaciones. Es importante mantener la confianza de tus compañeros de trabajo", señala.
Y en un nivel personal, cambiar el foco de tu atención hacia la conversación de otros puede crear pequeñas distracciones, haciendo que tu concentración vaya de un lado a otro.
El resultado, como evidencian investigaciones realizadas por Emberson, es que tu ritmo de producción bajará.
"Mientras más dividida esté tu atención, peor será para ti".
Para aquellos que tratan de dominar el arte de espiar con delicadeza, el consejo de Hillary Anger Elfenbein, profesora de la Universidad de Washington, es que menos es más.
En sus investigaciones ha descubierto que, así como información expresada por colegas puede dar un beneficio en términos generales al saber los que ellos piensan, muchas veces el individuo puede sentirse paralizado ante el descubrimiento de información que no puede o no sabe cómo utilizar.
"Tener información con la cual no puedes hacer nada puede generarte frustración y volverte paranoico. Puede ser perjudicial", concluye Anger Elfenbein.