VIDA MODERNA
Cómo volver a trabajar después de las vacaciones
Guayabo, cambios de horario y cansancio son algunos de los síntomas que deja el período de descanso ¿Cómo enfrentar la llegada a la oficina?
Las fiestas se acabaron. Llega la hora de volver a la normalidad. Pero la productividad y el entusiasmo han caído; los efectos de las vacaciones dejan sus secuelas.
Después de pasar días de excesos de comida y alcohol, de reuniones sociales y patrones irregulares de sueño, volver a la rutina laboral cae como un baldado de agua fría. Este porrazo contra la realidad es también llamado jet-lag social, una especie de desasosiego y de desorden mental provocado por un brusco cambio en el estilo de vida.
Los síntomas generales de esta clase jet-lag o ‘síndrome post vacaciones’ incluyen sensación de lentitud, sueño, desmotivación, indigestión, descompensación horaria, dificultad para concentrarse y memorizar, torpeza y fatiga en general.
Investigadores han encontrado que las emociones negativas asociadas al final del periodo de las fiestas efectivamente existen, aunque no sean un trastorno propiamente dicho, y que el primer paso debe ser justamente aceptar esa realidad y afrontarla. La primera sugerencia es empezar a coger ritmo lentamente pero sin dejarse abrumar por la pereza.
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La empresaria Karen Blackett sugiere en el diario inglés The Telegraph “comenzar el día con un jugo verde (o algún tipo de bebida desintoxicante), ir a la oficina de una hora antes de lo normal”. También sugiere beber té verde y masajearse los puntos de presión cuando se estanque en una idea.
Otros sugieren llegar de viaje un par de días antes de entrar a trabajar. Esto con el objeto de tener un tiempo de transición y de anticiparse a lo que espera en la oficina. Revisar y limpiar el correo, organizar las tareas pendientes, actualizarse e informarse en lo que se perdió durante los últimos días pueden ser algunas formas para amortiguar la llegada.
Las sugerencias más obvias, aunque difíciles de cumplir, son descansar las horas necesarias, establecer un horario y hacer ejercicio por las mañanas para limpiar el cuerpo y tener más ánimos durante el resto del día.
Una trampa que se debe evitar es continuar reprochando el regreso a la rutina y no aferrarse a la extrañeza que produce el recuerdo del lugar donde estaba un día antes. Es momento de concentrarse en el presente y de mirar el futuro de manera propositiva.
También es útil tener presente que esa sensación de desasosiego es pasajera y no es individual. Se dice que inclusive es más común e intensa en los estudiantes de colegio y universidad que en los empleados.
Por eso conviene evitar enfrascarse en pensamientos erróneos o ideas pesimistas que aumentan problemas que son puramente imaginarios. Siempre es sano tener claro que todo cambia y que en poco tiempo se volverá a acostumbrar a la rutina.
Este artículo pertenece a nuestro archivo. Fue publicado en enero del 2015