¡Este año sí!: Bajarle al estrés

Mindfulness o Atención plena es prestar atención, vivir cada momento a plenitud. En un mundo como el de hoy, agitado y lleno de ocupaciones, la mayor parte del tiempo la mente está en el pasado o en el futuro; vivimos en piloto automático, y esa falta de conciencia puede afectar nuestra conexión con la vida y capacidad de ser felices.

Mucho se escucha hablar de los beneficios Mindfulness para reducir el estrés gracias a la metodología MBSR Mindfulness para Reducción del Estrés creada por Jon Kabat-Zin. Lo que pocos saben es que también nos da claves para vivir plenamente y más felices.

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Meditar: Al hacerlo se entrena la mente para recuperar la conexión con el presente y a tener una apreciación más positiva de la vida. Zara Lazar, neurocientífica de la Universidad de Harvard, ha estudiado los cambios que ocurren en el cerebro por la práctica continua de meditación. Cambios notables en las zonas cerebrales relacionadas con la memoria y concentración; así como la regulación emocional, el manejo del estrés, la forma de percibir las dificultades y de lidiar con ellas.

Silencio: Hoy en día es común estar continuamente expuestos al ruido y al bombardeo sensorial. Saltamos sin cesar del celular, al televisor, al computador, al radio. Un estudio publicado por L. Bernardi en 2006, muestra cómo unos minutos diarios de silencio son muy beneficiosos para relajar cuerpo y mente. Hacer cualquier actividad cotidiana en silencio y con atención son suficientes, por ejemplo, tender la cama, tomar un baño o lavar los platos.

Cultivar la felicidad: Vivir plenamente es recuperar la capacidad de ver lo extraordinario en las cosas simples de la vida, sentir satisfacción, gratitud, esperanza y optimismo, aún en momentos de crisis. Incluso estudios como el de la doctora Laura Kubanzky han mostrado cómo esas cualidades benefician positivamente la salud, y reducen el riesgo de enfermedades coronarias.

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Naturaleza: David Strayer, psicólogo de la Universidad de Utah, especializado en atención, asegura que el contacto con la naturaleza es el antídoto ideal para el estrés y la agitación de la vida de hoy. Su hipótesis es que estar en ambientes naturales permite que la corteza prefrontal del cerebro, sintonice con la calma, y que no hay mejor que estos lugares para facilitar la conexión con nosotros mismos y con el presente.

Compasión: Ser amorosos y amables con nosotros y con los demás, nos hace felices. El neurocientífico Jordan Grafman mostró en sus estudios que los centros de satisfacción del cerebro que se activan cuando algo nos produce placer (un postre, el dinero, el sexo) se movilizan igualmente cuando realizamos actos altruistas y generosos.

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Conexión con el cuerpo: Cultivarla para saber cuándo algo no anda bien, y satisfacer adecuadamente nuestras necesidades de alimentación, sueño, ejercicio y descanso. Gary Schwartz, profesor en psicología de la Universidad de Yale, asegura que la atención que se le brinda al cuerpo es fundamental para recuperar el equilibrio interno y la salud cuando el cuerpo pierde su armonía.

*Por: María del Pilar Cubillos es Profesora Mindfulness MBSR del Center for Mindfulness, U. Massachusetts.

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