Bienestar
Control de peso: cinco claves para evitar comer en exceso luego de hacer ejercicio
Para que la actividad física funcione, es necesario cuidar lo que se come.
Es natural que después de realizar actividad física, el cuerpo demande alimentos que permitan recuperar la energía, y si bien la comida es clave para su restablecimiento, es importante saber que la ingesta debe ser moderada.
Aunque las proteínas y los carbohidratos son importantes para reparar los músculos y reponer las reservas de glucógeno, lo cierto es que si se quiere mantener un peso saludable es importante controlarse en lo que se consume, pues muchas veces se comen más calorías de las que se quemaron haciendo ejercicio.
En un estudio realizado por la Universidad de Ottawa, los investigadores pidieron a un grupo de voluntarios que, después de hacer ejercicio, comieran las calorías que pensaban habían quemado. El resultado sorprendió a los investigadores, pues la mayoría comió entre el doble y el triple.
Un artículo publicado en el diario El Confidencial, de España, asegura que no hay entrenamiento posible que permita adelgazar sin cuidar lo que se come. Si la persona consume más calorías de las que gasta haciendo ejercicio, el cuerpo seguirá acumulándolas, y lo que hará será ganar peso en vez de perderlo.
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Existen algunas técnicas que ayudan a evitar el consumo de alimentos en exceso luego de realizar ejercicio.
Tomar agua
El consumo de líquido ayuda a reducir el apetito. Si bien no se debe tomar agua para evitar la comida, sí se debe hacer para reemplazar los líquidos perdidos. Si después de haber bebido la persona siente hambre, entonces es momento de elegir un alimento saludable.
No comer por costumbre
Comer por comer es bastante común cuando no se lleva un plan alimenticio riguroso. En algunas oportunidades la ansiedad, el estrés y hasta el aburrimiento hacen que la persona visite la alacena o la nevera para picar algo.
Los expertos dicen que es importante aprender a comer de acuerdo con el momento del día, el ejercicio realizado y la rutina. Una buena alternativa es que para cada tipo de entrenamiento tomar un alimento diferente, con la idea de que el cuerpo no se acostumbre a degustar siempre lo mismo en ciertas situaciones. También puede ser efectivo el hecho de consumir varios refrigerios saludables a lo largo del día para regular el hambre entre las comidas.
Realizar actividades que gusten
Información del portal Runtastic indica que a veces las personas se torturan con entrenamientos que realmente no disfrutan y se pasan todo el tiempo pensando en terminarlo, y en lo que van a comer al acabar. Es mejor, de acuerdo con los expertos, buscar una actividad que realmente apasione, pues el ejercicio debe ser la recompensa para el cuerpo y no la comida.
Respetar todas las comidas del día
Un buen almuerzo y una cena adecuada ayudan a controlar mejor el apetito después del entrenamiento. Los alimentos ricos en proteínas, como carnes magras, pescados, legumbres, lácteos o frutos secos son importantes para que las personas se sientan saciadas.
Comer planificado
La ingesta de comida debe ser planificada, de acuerdo con el horario en que realiza el ejercicio y el tipo de actividad que se ejecutó. Lo importante es elegir alimentos nutritivos y no pasar más de una hora y media sin comer después de la jornada física.
Algunos alimentos que son recomendados para ingerir y no comer en exceso después del ejercicio son:
- Carbohidratos: permiten una mejor recuperación. En este caso se pueden elegir frutas como bananos, uvas, peras o ciruelas.
- Proteínas magras: son fundamentales a la hora de la recuperación muscular. Pescado y pollo cuentan con este tipo de proteína y son alimentos bajos en calorías. De acuerdo con la Sociedad Internacional de Nutrición Deportiva, el aumento de la proteína en la dieta puede ayudar a lograr una mejor composición corporal.
- Batidos: son muy recomendados porque brindan proteínas después del entrenamiento. Lo ideal es prepararlo casero para asegurarse de que contenga los ingredientes adecuados y que sea bajo en azúcar.
- Leche: la leche o los productos lácteos bajos en grasas también aportan las proteínas necesarias para una buena recuperación.