INFORME ESPECIAL

Pandemia: “efectos en la salud mental de los jóvenes pueden ser los más severos”

Diana Zuleta, psicóloga especializada en esta generación, advierte sobre la depresión y la ansiedad que genera la crisis actual. Los papás están preocupados y dicen: ‘no salen del cuarto, no quieren interactuar'. ¿Qué hacer?

4 de julio de 2020
| Foto: BBC

SEMANA: Muchos jóvenes que en otras circunstancias deberían estar viviendo los momentos más emocionantes de su vida ahora están encerrados en sus casas. ¿Cuáles son las consecuencias de este confinamiento en su salud mental?

DIANA ZULETA (D.Z.): Los efectos en la adolescencia y en los jóvenes pueden ser los más severos. Esta edad tiene varios ejes importantes, pero hay dos claves: la búsqueda de autonomía e independencia, pues quieren desprenderse de las figuras adultas. Y está el eje social: relaciones sociales, amigos, relaciones sentimentales, actividades deportivas, etc. Lo que pasó es que la pandemia les frenó en seco las dos cosas. 

SEMANA: Pero de cierta forma la pandemia nos frenó en seco a todos. ¿Por qué es más difícil el caso de los jóvenes?

D.Z.: Todos estamos incluidos en unas normas, lo más estricto que hemos tenido en la vida. La diferencia es que en general los adultos asimilamos y entendemos que es por nuestro bien, no tenemos que mostrar que podemos cuidarnos. Los niños no están buscando independencia y las normas hacen parte de su día a día, no quieren ir en contra de ellas, y disfrutan el tiempo con sus papás. Pero el caso de los jóvenes es difícil porque están sometidos a un código de normas muy severo y ellos muchas veces están viendo cómo zafarse de ellas, además están encerrados con los papás que generalmente es con quienes menos quieren estar.

SEMANA: ¿Cuáles son algunas de las consecuencias más evidentes?

D.Z.: Está generando cuadros parecidos a los depresivos: están tristes, irritables, apáticos, no se están arreglando. Algunos también presentan cuadros de ansiedad importantes por la incertidumbre que es tal vez el sentimiento que más ansiedad genera porque uno siente que no tiene la vida bajo su control. Los papás están preocupados y dicen: ‘no salen del cuarto, no quieren interactuar, uno no se les puede acercar’. Y claramente los conflictos familiares han aumentado, entre papás e hijos sobre todo, porque los papás también están viviendo su propio proceso. Los jóvenes son como leones enjaulados y sus papás los domadores que se les acercan. Entonces, están siempre a la defensiva. 

SEMANA: ¿Qué tan duro les ha dado la parte social?

D.Z.: Muy duro. Muchos incluso están teniendo sentimientos de duelo por las pérdidas que han tenido en este momento de su vida, como los amigos a quienes no ven hace meses. Además, porque este aspecto también está presente en lo académico, por los recreos en el caso de los niños o los ‘huecos’ en los universitarios. Están siempre rodeados de amigos y compañeros para todo. Aquí lo tecnológico ha funcionado un poco, pero nunca va a compensar la presencialidad.

"Los jóvenes son como leones enjaulados y sus papás los domadores que se les acercan. Entonces, están siempre a la defensiva".

SEMANA: Muchos jóvenes salieron a vacaciones en estos momentos. ¿Qué tanto cambió esto la situación?

D.Z.: Las vacaciones son la cereza del pastel. Aunque estaban en sus casas, tener que estar conectados todo el día para sus clases virtuales los distraía y, por más de que no les gustara los mantenía ocupados. Ahora no tienen plan. Lo único que quieren es salir y estar con sus amigos, irse de fiesta, paseo, hacer los planes de siempre. Pero esto también ha traído otra cosa y es la preocupación. La muerte ronda en el ambiente y la posibilidad de contagiarse también. Entonces hay algo ambivalente porque piensan: quiero salir, pero si lo hago, ¿qué tal que contagie a mis papás?

SEMANA: En los últimos días son cada vez más los jóvenes que incumplen la cuarentena: se reúnen en casas, hacen visita o incluso fiestas. Alejandro Gaviria, rector de los Andes, dijo que entre más le prohíban a un joven algo, más lo hará. Esto se está viendo no solo en Colombia sino en el mundo entero. ¿Cómo podría explicar este comportamiento?

D.Z: Por la necesidad del mundo social. Llevan tres o cuatro meses en abstinencia total y eso hace que quieran retomarlo a la primera oportunidad. Además, creo que las políticas de la cuarentena son confusas. Inicialmente las teníamos muy claras, pero ahora hay mucha confusión: se puede salir sí pero no, depende, que a hacer ejercicio, que pico y género... Es como cuando los papás no se ponen de acuerdo y el hijo aprovecha la situación para meterse por la mitad y llegar a la hora que quiera porque nunca acordaron nada. Eso hace que quien quiere creer que puede salir salga.

SEMANA: Eso explica que en las cifras de Colombia uno de los rangos de edad con más contagios es el que va de los 20 a 29 años...

D.Z.: Sí. Los jóvenes son poco temerarios y tienen poca conciencia del peligro. Ellos creen que son algo así como inmortales o que si les pasa algo no es tan grave. Además, ya oyen que los otros están haciendo planes, que hay reuniones no tan grandes, que los novios están donde las novias, y eso va haciendo que cada vez quieran salir más porque es como si llevaran meses sin comer. Los mismos papás, incluso conscientes del peligro, a veces sienten que si salen un rato es mejor para ellos.

SEMANA: ¿Qué está pasando con las relaciones amorosas?

D.Z.: Esto está poniendo a prueba todas las relaciones. Por excesiva cercanía o excesivo distanciamiento. En el caso de los novios, depende, porque muchos han vivido algunas separaciones cuando se van a estudiar a otro lado y tienen que seguir desde la distancia, mediante la tecnología. Unos aguantan, otros no. Depende de qué tan sólida sea la relación. Pero, sin duda, las relaciones sentimentales son unas de las que primero quieren retomar. De hecho, creo que esa es la primera trampa que empezaron a hacer desde hace rato, la primera violación de la cuarentena.

SEMANA: Esta edad es de muchos cambios y momentos importantes para el desarrollo de una persona: empezar la universidad o graduarse, conseguir su primer trabajo, hacer una maestría, crear un hogar. ¿En qué medida suspender este tipo de planes indefinidamente puede afectar a un joven?

D.Z.: Para los que estaban terminando ciclos, está siendo particularmente difícil. La cultura se ha encargado de crear rituales que se convirtieron en importantísimos para las personas; pero si no existieran, no sería grave. Hoy en día, se gradúan del jardín, de preescolar, etc. Pero once, por ejemplo, es un cierre muy importante y se debe hacer. Ahí hubo una situación de duelo grande. Yo vi muchos jóvenes muy tristes, y muchos colegios y papás hicieron su mejor esfuerzo para que la fecha fuera especial. Pero esta promoción también se ha sentido protagonista. Todos les dicen: ‘ustedes van a ser los más recordados, la esperanza del país; le van a contar a sus hijos’. Y eso ayuda a sentirse bien.

"Está generando cuadros parecidos a los depresivos: están tristes, irritables, apáticos. Los papás están preocupados y dicen: ‘no salen del cuarto, no quieren interactuar, uno no se les puede acercar’".

SEMANA: Hay muchos que se sienten frustrados por no lograr sus proyectos...

D.Z.: Total. Esto ha significado duelo y frustración. Sobre todo porque los jóvenes de ahora no tienen tolerancia a la frustración por la inmediatez. Ellos tienen todo en un segundo y eso hace que el entrenamiento para manejar frustraciones sea más bajito. Soy partidaria de verle el lado bueno y creo que esto nos ha entrenado para enfrentar la frustración o los momentos difíciles. Salvo que viniera de atrás un cuadro depresivo complejo, esta situación se supera; tarde o temprano, todo pasará y se podrán retomar las celebraciones.

SEMANA: Los jóvenes se van a encontrar con un mercado laboral supremamente golpeado, tanto este año como en 2021. ¿Qué puede pensar o sentir un joven al ver este escenario tan preocupante?

D.Z.: Ese es un tema muy complejo. La respuesta a eso depende de las circunstancias. Un joven que se graduó con un crédito del Icetex, y que además mantiene a la familia, tiene una altísima necesidad de empezar a trabajar. Mientras que hay otro joven que si no puede trabajar no es tan grave porque puede vivir con los papás, puede buscar otras alternativas mientras sale algo, pero es más cuestión de esperar porque no tiene esa preocupación de deudas por pagar o alguien que dependa de él. En ambos casos hay un nivel importante de ansiedad pero más que todo en el primero.

SEMANA: Al terminar la universidad siempre hay mucha ansiedad...

D.Z.: Sí. Cuando se acaba la universidad normalmente viene un sentimiento de incertidumbre porque enfrentan el mundo real. No saben dónde trabajar, cómo va a ser o cuánto van a tardar en conseguir trabajo, a menos que los enganchen en sus prácticas. Si eso se da cuando el mercado laboral está activo y hay ofertas, ahora es peor porque hay menos ofertas. El hecho de que el planeta entero esté en lo mismo da un parte de tranquilidad, un sentimiento de apoyo porque sabemos que no somos los únicos que estamos pasando por eso.