HOGAR

Convivencia 24/7: expertos analizan el efecto del coronavirus en las parejas

Según los expertos, la cuarentena pondrá una dura prueba a las parejas. Algunas se consolidarán, pero otras no resistirán el encierro. ¿cómo evitar el desenlace fatal?

28 de marzo de 2020
| Foto: istock

Entre los muchos memes que circulan por las redes, hay uno que pronostica lo que pasará en unos meses como consecuencia de la cuarentena obligatoria en el país: un aumento de los embarazos o un tsunami de divorcios. Muchos lo han tomado como un chiste, pero encierra una gran realidad. En Estados Unidos, la industria de los juguetes eróticos está disparada y reportan escasez de condones y pruebas de embarazo. Eso ha llevado a pensar que podría haber una explosión de nacimientos en nueve meses, tal como sucedió en los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial.

Pero todo parece indicar que los divorcios superarán a los ‘coronabebés’. Los expertos dicen que, en estos momentos de crisis, las relaciones se pondrán a prueba. Algunas van a salir fortalecidas y otras, que ya vienen resquebrajadas, podrían agrietarse al punto de no resistir más.

La abogada Fiona Shackleton, quien representó a sir Paul McCartney y a Madonna en sus procesos de divorcio, señala que las separaciones se presentan con más frecuencia en el verano y las fiestas de fin de año. Pero que espera ver un aumento ahora que los ingleses tuvieron que quedarse en casa por orden del Gobierno. En Estados Unidos se observa el mismo fenómeno y en China, que sale lentamente de una cuarentena de casi dos meses, hubo una cascada de divorcios. “Esto es algo sin precedentes”, dice la psicóloga María Elena López, pues nunca antes las familias habían tenido que convivir por tanto tiempo en un mismo espacio.

Para unos ha sido una bendición, como en el caso de Juan y Gina, una pareja joven con dos años de matrimonio, que dicen tener “una rutina normal y tranquila”. Sin embargo en otros casos, especialmente en relaciones de vieja data, la cuarentena ha resultado una gran fuente de presión.

Gloria, una mujer de 60 años, casada hace 15, dice que ahora pelea con más frecuencia con su esposo porque están más expuestos el uno al otro. “En otras circunstancias iría al trabajo o saldría con mis amigas a desahogarme y olvidaríamos la pelea. Pero ahora confinada como estoy, me toca quedarme aquí en medio de la frustración”.

Es normal que las discusiones afloren porque los ánimos están exaltados y la propia amenaza de la pandemia hace que haya más estrés del normal. Basado en un estudio publicado en The Lancet sobre las consecuencias psicológicas de las cuarentenas en las epidemias de SARS y ébola, el psiquiatra Ariel Alarcón señala que la gente confinada siente ansiedad, depresión y rabia. Por eso, entre los encerrados prevalece el mal genio. Más allá de que estén frustrados por su situación, sienten que hay un enemigo al acecho que los puede matar. En esas condiciones buscan en su mente a alguien para desfogar esa rabia y quien esté más cerca paga los platos rotos. “Hay familias de cuatro encerradas en 60 metros cuadrados, en las que nadie habla porque entre todos pelean”, dice el experto.

Además del miedo al contagio, para muchos la permanencia en la casa implica seguir trabajando.Como María Fernanda, una ejecutiva de 40 años, madre de dos chicos de cuatro, quien ahora debe compartir el apartamento con su esposo para trabajar desde la casa. “Tenemos que dar el 300 por ciento en la oficina, cocinar, estar con los niños. En realidad no alcanzan las horas del día para hacer todo”, dice angustiada. Con su esposo tratan de dividir las funciones, pero ha sido difícil porque él también enfrenta presiones desde su oficina.

En dichas circunstancias muchos pelean en torno a quién debe cuidar los hijos y cómo hacer los turnos para que cada uno pueda trabajar tranquilo.

En el caso de parejas con niños en edad escolar se añaden las teleclases de los hijos. “Hay que ayudarlos con su nueva rutina”, dice Juanita, ingeniera de 30 años, mamá de Amelia. Su jornada empieza a las seis de la mañana, al igual que la su marido. Pero su hija los tiene locos porque ella está feliz de tenerlos las 24 horas en la casa. “Nos dice hagamos, juguemos, vayamos y nos tiene agotados”. A esto se suman sus temores de que las empresas para las que trabajan los dejen sin empleo por la situación económica asociada a la cuarentena.

Jenny Horta, abogada, madre de dos hijos de siete y cinco años, relata que trabaja desde hace una semana en casa con la meta diaria de resolver dos casos. Pero “ha sido complejo porque mis hijos están en colegios bilingües y han acudido a plataformas virtuales. Soy la maestra de ellos entre las siete y las tres de la tarde”, señala. Además están los talleres que deben resolver. “Esto ha duplicado la carga que tendría con una modalidad no virtual, pues también tengo que dividir mis quehaceres en la casa”. Muchas mujeres como ella están al borde del desespero.

Según López, la falta de esos acuerdos de convivencia causa mucha tensión. “Ese, que ha sido siempre un conflicto entre las parejas, ahora lo es mucho más”, dice. Y como los sentimientos están exacerbados, la tolerancia se agota. “Explotan porque piensan que esa división no es equitativa. Muchos dicen que en estas circunstancias las mujeres llevan la peor parte, pues por tradición asumen las labores domésticas”, añade. Estas peleas, sumadas al agotamiento, podrían obstaculizar la intimidad, algo muy negativo porque la sexualidad “baja la tensión y nos ayuda a aquietar el estrés”, explica López.

En estos momentos, además, todos sufren por lo mismo. Así, ambos se sienten vulnerables y no pueden ofrecer un hombro al otro. En estas circunstancias hasta los errores menores se vuelven grandes batallas. Algunas esposas relatan que pelean por quién debe trabajar primero. Otras dicen que sus esposos las interrumpen sin querer en medio de una conferencia telefónica importante y otras se quejan de que sus maridos les dan órdenes como si estuvieran en la oficina.

Todo esto hace pensar que en unos meses, cuando el encierro termine y la vida retorne a la normalidad, podría pasar algo parecido a lo de China, donde explotaron los divorcios. En la ciudad de X’ian, por ejemplo, las autoridades tuvieron que limitar las demandas de este tipo por falta de personal para tramitarlas. Según dijo Zhou Xiaopeng, una experta china en relaciones maritales, las parejas pierden esos sentimientos que las atan. Al acabar la cuarentena piensan que no pueden seguir en la misma casa.

“Quienes han disfrutado de una vida muy ocupada e independiente, y de repente tienen que vivir juntos en un momento de mucha ansiedad, no se resisten mutuamente”, dice William D. Zabel, un abogado neoyorquino. “Muchas de estas peleas tienen su origen en no tener suficiente espacio y sentirse abrumados con tantas cosas a la vez”. Otros, agrega, querían divorciarse, pero no lo hacían para no tener que perder tanto en la partición de bienes. Ahora con el traspié económico propiciado por el coronavirus encontrarán la motivación perfecta.

Tan cerca y tan lejos

Los novios viven una situación totalmente diferente, pero igual de difícil. Un grupo considerable de ellos tuvieron que separarse de sus parejas por el confinamiento y migrar cada uno a casa de papá y mamá, lo que implica que no se verán por más de un mes. “Es como si uno de nosotros se hubiera ido de viaje o como si tuviéramos una relación a distancia, algo que yo nunca aceptaría porque tiene sus bemoles”, dice Juan Andrés, de 27 años. A este grupo le ha tocado acudir a la tecnología para mantener el contacto. “Cada noche llamo a mi novia por WhatsApp y vemos películas o hablamos. Pero la extraño mucho”, dice el administrador de empresas.

En Estados Unidos, donde no hay medida obligatoria de cuarentena en muchas ciudades, los jóvenes que quieren tener pareja la están pasando mal, pues les da temor darse besos y abrazos, y mucho más tener intimidad sexual. Los expertos señalan que las vías de transmisión más eficaces son la boca, la nariz y los ojos, y en una relación sexual estarían expuestos especialmente por el contacto cara a cara. Esto los ha llevado a una abstinencia total, pues nadie sabe en ese país quién es positivo para el virus por falta de pruebas.

En el caso de Juan López, un divorciado que vive solo, tuvo que decidir con su exesposa, con quien no tiene una muy buena relación, qué hacer con su hijo de tres años. Finalmente llegaron al acuerdo de que el niño se quedara durante la cuarentena en la casa de ella, pues trasladarlo implicaría riesgos para todos. Pero eso significa que él no podrá verlo en mucho tiempo. Muchas parejas han optado por lo mismo para evitar el contagio. Una mamá que debió dejar a su hijo con su exesposo relata que le angustia no saber si él estará tomando las medidas de seguridad necesarias. “Si en épocas normales sufro pensando en si todo va bien, ahora es el doble”.

Y qué decir de los que están solos en sus casas. El coach Andrés Aljure forma parte de ese grupo. Optó por tomar esas 12 horas del día como si fueran un vuelo trasatlántico en un avión. “Si uno se sienta y no hace nada, el viaje se le hace eterno”. En un día en casa busca tener un mediano balance entre el ocio (juegos y películas), el mantenimiento (lavar la ropa, bañarse) y el relacionamiento (creación intelectual o hablar con seres queridos).

A Judith Zur, psicológa y terapeuta marital, no le extraña lo que pasó en China, pues por el estrés por la pandemia casi nadie está en su mejor punto emocional. A esto se suma una mezcla de pánico y ansiedad, y para otros está el miedo de sentirse atrapados. Anticiparse a estos problemas puede ayudar a evitar un desenlace fatal en las relaciones. La experta recomienda recurrir a la empatía, escuchar al otro y encontrar en casa espacios para estar solo. Por último, aconseja no actuar con premura y entender que, muchas veces, las presiones del encierro generan la crisis, no los problemas de la relación. 

Las parejas 24/7

La psicóloga María Helena López señala algunas pautas para poner en práctica en casa

1. Acepte que se trata de una situación diferente. En tiempos de crisis las personas reaccionan distinto. Cada cual debe pensar en eso para entender por qué el mal genio, la tristeza y la ansiedad.

2. Module las emociones. Hay que ver cómo expresarlas sin herir a los demás. De esa manera no contagian las emociones y evitan las reacciones. Los miembros deben darse un tiempo y un espacio para tramitarlas.

3. Equilibre el lenguaje. Evite decir que el mundo se va a acabar y más bien tenga una mirada más optimista de la situación. Eso también ayuda a calmar los ánimos.

4. Haga un acuerdo de convivencia. Defina normas y reglas básicas en materia de tiempos, espacios y de tareas del hogar.

5. Hábleles a sus hijos. Explíqueles en términos sencillos lo que pasa y que la cuarentena sirve para el bien común. Eso ayuda a desarrollar en ellos la empatía.

6. Mantenga las rutinas. Los horarios dan estabilidad. Trate de hacer lo mismo que cuando trabaja en la oficina. El teletrabajo será más eficiente si cumple con esos espacios. Proponga descansos de 20 minutos para estar con los niños.

7. Evite escalar los conflictos. No hay que dejar crecer los problemas. Resuélvalos cuando la rabia haya cedido. Si todos están ofendidos, resolverlos es más difícil.