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Cinco formas en las que el coronavirus cambiará el mundo
Desde la manera de saludar hasta cómo estudiar cambiarán por un buen tiempo debido a la pandemia. Según los expertos, estas son las más radicales.
Filósofos e historiadores coinciden en que el coronavirus dejará cambios en la vida de las personas. Argumentan que las decisiones que en tiempos normales toman años de debate, durante las crisis tardan solo horas. “Todas las emergencias aceleran procesos que ya venían en marcha”, explica Yuval Noah Harari, autor del best seller Sapiens: de animales a dioses. El politólogo Robert Kaplan coincide al decir que las “crisis, como las guerras, ponen la historia a avanzar más rápido”. Ambos creen que la curva de contagio no solo se aplanará, sino que el virus se volverá endémico y la humanidad sobrevivirá. Pero cuando la amenaza termine la sociedad no será igual. Al menos en estos cinco aspectos la vida cotidiana se verá alterada.
1. El efectivo
En medio de la cuarentena muchos han dejado de usar los billetes y las monedas sin darse cuenta. Esto obedece a que hoy las personas usan más los canales digitales y hacen la mayoría de transacciones por aplicaciones por internet o mediante tarjetas. Pero también se debe al miedo, pues el virus sobrevive en las superficies por mucho tiempo y algunos incluyen el papel moneda. De esta manera, el uso del efectivo ha disminuido a la mitad. Antes de la pandemia, las predicciones mostraban que para 2028 menos de uno en diez pagos se haría en efectivo, pero el virus hará que esa fecha se acerque.
En países como Colombia buena parte de la población no está bancarizada, y aunque lo esté algunos por costumbre prefieren la manera tradicional de pagar. Según Andrés Vásquez, de Nequi (una app de Bancolombia), esa presión por el efectivo seguirá porque “la economía informal no quiere pasar el dinero a los bancos por temores infundados”. Sin embargo, cree que la pandemia generará cambios de comportamiento porque muchas personas encontrarán otras maneras de hacer las cosas. De hecho ya se ha visto un cambio: “En Nequi teníamos una rata de 100.000 clientes mensuales y en marzo aumentó a 220.000, el doble de lo que vinculábamos”.
2. La intimidad
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Algunos filósofos han dicho que hoy la población del mundo está dispuesta a entregar su privacidad a cambio de seguridad. Ya lo vieron en China, donde el Gobierno aprovechó los celulares de los ciudadanos para controlar cualquier movimiento durante su larga cuarentena. Otros han seguido el ejemplo no solo con celulares sino también con manillas digitales para monitorear sus pasos y su estado de salud, su temperatura y cambios fisiológicos.
En Colombia está disponible CoronApp para monitorear el estado de salud de los ciudadanos. De esta manera, podrán controlar a quienes podrían requerir aislamiento, reactivar la economía con la población sana y evitar que la pandemia siga progresando. Apple y Google se unieron para hacer un tamizaje digital de pacientes que incluye datos como los síntomas, los viajes recientes y las enfermedades del usuario. Microsoft y otras firmas de tecnología recogen información similar en unión con gobiernos y hospitales. “Hay casos en que no usar la información privada es difícil de defender, y este es uno de ellos”, dice Michelle Mello, una profesora de Derecho de la Universidad de Stanford.
Para Roberto Baquero, presidente del Colegio Colombiano de Medicina, vigilar los movimientos podría crear una intrusión en la intimidad, pero admite que hacerlo es importante en estos momentos. “Hay un componente personal muy grande de responsabilidad para ayudar a disminuir la expansión de la epidemia”. El temor es que esta información sea mal usada. En Corea ya se observa que los datos de los infectados salen a la luz en Facebook y estas personas son ridiculizadas o acusadas por tener el virus.
3. El trabajo en casa
El coronavirus forzó a muchos a trabajar desde el hogar. Microsoft registró un incre- mento de 2,7 mil millones de minutos en reuniones en un solo día, más de 200 por ciento de la cifra normal. La demanda por su suite Teams subió en el mundo de 32 millones de usuarios activos a 44 millones. Algo similar ha sucedido con Zoom, una aplicación para conectarse virtualmente que ha tenido descargas récord en tiempos de coronavirus. Eso no será algo temporal. Según Víctor Solano, experto en tecnología, eso está enseñando a muchos que el modelo del teletrabajo es posible en ciertos casos y sectores económicos. “Muchas empresas evaluarán el costo-beneficio de este modelo y para muchas será mejor este o algún modelo mixto”, dice.
El teletrabajo tiene ventajas como mayor productividad por la ausencia de desplazamientos, menores costos en oficinas y el fin del fenómeno de calentar la silla. Para algunos ha sido un modelo ideal, aunque otros que tienen hijos sienten que las jornadas en casa son extenuantes. Algunos de ellos querrán regresar a la normalidad, pues la verdad es que en medio de una economía de pandemia “se trabaja con más presión y en espacios compartidos con hijos y parejas”, señala Solano. Otros no querrán volver a su oficina.
4. El colegio
La Universidad de los Andes fue de las primeras en llevar las clases presenciales a una plataforma virtual. A muchos no les gustó el cambio, pero el rector de la institución, Alejandro Gaviria, dijo que “la vida tiene que continuar”. También anunció que abandonaría la calificación por escala numérica. Los colegios cerraron y aquellos que pudieron seguir sus clases a distancia lo hicieron. Según Enrique Dans, investigador en sistemas de tecnología, estos cambios pueden ser malos para algunos, en especial si las herramientas no permiten una interacción flexible entre alumnos y profesores o si la expectativa es la clase cara a cara. “Pero si al usar tecnologías más avanzadas como Zoom, GoToMeeting, Webex, Google Classroom o similares, pueden llegar a superar la clase presencial”.
Para él la crisis pondrá a prueba otros programas virtuales que usan las universidades para cursos on-line. “El formato de foro, con conferencias vía video interactivo, es muy bueno”, dice, pues el alumno participa cuando quiera y usa el tiempo necesario para organizar sus ideas. “El resultado son discusiones más profundas y mayores oportunidades de aprender”. Para otros, el virus llega en medio de una crisis educativa que podría servir para reducir costos y democratizarla más. Lo cierto es que, como dice Dans, “la educación cambiará después de este virus y es esencial que las instituciones aceleren la velocidad de ese cambio”.
5. La vida social
Con el coronavirus la gente cambió, en primer lugar, la manera de saludarse. En lugar de dar la mano, inventó otras estrategias como tocarse con los codos o hacer una señal con las manos, como en India. Además, ya quedó establecido que debe haber una distancia de al menos dos metros entre dos individuos, un reto para pueblos acostumbrados a la cercanía. En China los restaurantes solo permiten un comensal por mesa o los ubican en cubículos separados por un vidrio. Un estudio de Sheryl Hamilton, de Carleton University, en Ottawa, argumenta que la sociedad está desarrollando una cultura de pandemia, una obsesión por la limpieza, la desinfección y la fobia a encontrarse con otros, que cambió el comportamiento en público. “Vivimos preocupados por las superficies que tocamos, pues podrían contener el microbio”, dice la experta.
El psicólogo Miguel de Zubiría asegura que las consecuencias psicológicas son y serán críticas. “Elevará los ya altos índices de soledad y en personas con trastornos depresivos, ansiosos o suicidas los incrementará porque las interacciones son fuente vital”.
La pandemia cambiará también los funerales. Esto ha sido la prueba más dura porque hoy los entierros se realizan de manera virtual, y los pocos que pueden asistir deben permanecer varios metros separados, lo cual resulta difícil para los deudos, pues necesitan más que nunca del contacto de sus allegados.