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¿Comienza a dar resultado la inmunidad de rebaño en Suecia?
Tras varios altibajos, el país europeo está logrando este concepto que para muchos es la fórmula que inmunizará a su gente del coronavirus.
Anders Tegnell, el epidemiólogo oficial a cargo del manejo de la pandemia en Suecia, siempre lo tuvo claro. Como todos, daba palos de ciego, pero al menos sabía que no quería imponer una cuarentena con un costo enorme para la salud y la economía. Por eso optó por tomar un camino controvertido que le generó críticas de todo el mundo.
Tegnell les dijo a los suecos: “Manténgase a distancia de los demás, trabajen desde la casa si es posible y aíslense si tienen riesgo o síntomas”. Prohibió las reuniones de más de 50 personas, pero los cafés, las barberías, los gimnasios, los restaurantes, las tiendas y las escuelas para niños menores de 16 años se mantuvieron abiertas. Nunca impuso la norma de usar tapabocas. Mientras tanto, sus vecinos nórdicos y otros países tomaron la ruta opuesta, la del confinamiento.
A comienzos de junio, todo parecía indicar que su estrategia había fallado. Con una población de 10,1 millones de habitantes, Suecia ha tenido 5.763 fatalidades, que por millón de habitantes representan un 40 por ciento más que las de Estados Unidos y 12 veces más que las de su vecino Noruega, 7 más que Finlandia y 6 más que Dinamarca. Ante esos datos, Tegnell aceptó que se había equivocado.
Pero dos meses después su modelo anda en boca de los expertos de nuevo. “Suecia no lo hizo del todo mal”, dice el epidemiólogo Paul Franks, de la Universidad de Lund. Y esto porque el país estaría próximo a lograr –o ya habría logrado– la ansiada inmunidad de rebaño. Esta puede llegar de dos maneras: una, cuando muchos contraen la enfermedad hasta crear una respuesta inmune colectiva de manera natural; y, la otra, cuando la gente recibe una vacuna que produce la misma protección.
El umbral de la inmunidad de rebaño –el número de personas necesarias para obtener la protección– varía en las enfermedades infecciosas. En el caso del sarampión, altamente contagioso, solo se alcanza cuando un 95 por ciento de la población en una comunidad se vuelve inmune.
En el caso del SARS-CoV-2, el coronavirus que produce la covid-19, no hay seguridad aún, pero se calcula que el rango estaría entre el 40 y el 80 por ciento. Conocer la cifra de personas que ya tienen anticuerpos de covid ha mostrado ser una labor difícil debido a que muchos son asintomáticos y no están en el radar de las autoridades. Un estudio señala que solo el 15 por ciento de la población habría adquirido esa inmunidad en Estocolmo, pero, según Tegnell, esa cifra es “definitivamente mucho más alta”.
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Esto, porque algunos estudios mostraron que aquellos pacientes negativos para estos anticuerpos tienen linfocitos T, que también proveen inmunidad y pueden destruir las células del patógeno si llegara a reaparecer. Para Anna Mia Ekström, epidemióloga de enfermedades infecciosas del Instituto Karolinska, así no sea inmunidad de rebaño, los niveles de resistencia de los suecos han crecido en forma sostenida.
Lo muestran las cifras. Suecia experimenta una disminución constante de los casos nuevos de infección y del número de fallecidos. Según Ekström, no hay más de tres pacientes en cuidados intensivos, lo que representa una caída drástica. Existe otra medida clave: el índice de crecimiento quincenal, el cual denota el porcentaje de cambio en el número de casos confirmados en los últimos 14 días comparado con los 14 anteriores. En la mayoría de naciones europeas ha crecido entre 25 y 200 por ciento en las últimas dos semanas. En Suecia, en cambio, ha bajado en más de 33 por ciento.
En ese país, de hecho, la gente vive normalmente, y muchos salen sin tapabocas y sin preocuparse por mantener la distancia física. Están en los parques, las playas, en canoas que recorren los canales y en restaurantes al aire libre. En materia económica, Suecia no ha sufrido un trauma tan severo como el de otras naciones de Europa que adoptaron un cierre más drástico. Su banco central espera que la economía se contraiga 4,5 por ciento este año.
Pero otros científicos suecos y extranjeros no son tan optimistas con el modelo. Por un lado, señalan que la economía se salvó, pero a un costo muy alto, pues la estrategia no logró proteger a los más indefensos. La mitad de las muertes provienen de 40 ancianatos del país. A muchos les dieron morfina y los dejaron morir sin tratarlos por miedo a llevarlos a hospitales donde colapsarían las unidades de cuidados intensivos. En una carta suscrita por 25 académicos de talla mundial y publicada en el diario USA Today, afirman que la estrategia llevó a “muerte, dolor y sufrimiento”.
Otros piden más cautela al hablar de inmunidad de rebaño, pues falta ver si el número de infecciones se mantienen a la baja en los meses más fríos. En todo caso, como señala Ekström, hoy Suecia parece estar en una mejor posición que otros países. Tienen previsto que sucedan brotes pequeños, pero sostienen que podrán contenerlos más fácilmente.
Eso sí, solo el tiempo permitirá obtener una conclusión sobre el éxito o el fracaso de la política sueca para enfrentar la pandemia.