PAREJA
El deseo sexual puede bajar en cuarentena
El aislamiento suena como el mejor momento para tener relaciones, pero algunos experimentan lo contrario. Consejos para evitar que el encierro arruine su intimidad.
A medida que el coronavirus se ha propagado en el mundo, la manera en que las personas tienen relaciones sexuales se ha transformado drásticamente. A juzgar por las publicaciones en redes sociales, muchos anhelan la intimidad, mientras que otros experimentan un bajo deseo sexual por el estrés y la ansiedad.
Según el psicólogo social Justin Lehmiller, quien investiga en el Instituto Kinsey de la Universidad de Indiana este tema, la pandemia afecta la vida sexual de maneras muy opuestas. “Cuando miras los datos, hay dos extremos. Más personas que dicen estar masturbándose y tener más relaciones sexuales; pero también un mayor porcentaje que afirma no tener ninguna intimidad en absoluto”. Sorprende en sus hallazgos que crece más el número de quienes tienen cada vez menos sexo en cuarentena.
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Un comportamiento similar encontró la revista Vogue en un reciente sondeo a sus lectores. Al preguntarles cómo la crisis de la covid-19 afectaba sus relaciones íntimas, muchos respondieron que, a pesar de pasar más tiempo junto a sus parejas, eso no se traducía en actividad sexual. “Desde que entró en vigencia la orden de quedarse en casa en Nueva York, nuestro consumo de vino ha aumentado mucho, pero la frecuencia de las relaciones sexuales ha disminuido”, admitió a la publicación Nicholas, un publicista de 27 años.
De acuerdo con los expertos, esta caída obedece a varios factores. Para empezar, las autoridades sanitarias recomiendan que los individuos mantengan al menos 2 metros de distancia entre sí, lo que anula la posibilidad de tener citas casuales que lleven al sexo. Pero también deja en pausa la intimidad de millones de personas que no viven con su pareja.
Según la sexóloga Rosa Guevara, es normal que a la gente le cueste asimilar esta etapa, aunque tampoco vale la pena llorar sobre la leche derramada. Por ahora, dice, quienes están en la encrucijada de la soledad deben resignarse a que durante un periodo indeterminado habrá que canalizar la vida amorosa con la intimidad verbal y el sexo telefónico. “Estamos acostumbrados a la gratificación instantánea, y uno de los ejemplos más concretos es el aumento de la eyaculación precoz. Nos hemos vuelto autómatas y rara vez tenemos la ocasión de extrañar. Pero esta emergencia nos ofrece la oportunidad de apreciar más lo que realmente queremos”.
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Los que viven en pareja enfrentan desafíos más complejos, pues, de acuerdo con la experta, el aislamiento les ha puesto nuevas cargas. Por un lado, “ahora se trabaja de día, de noche y de madrugada con la virtualidad, y eso hace más difícil intimar”. Además, algunos padres tienen que hacer malabares para tener sexo sin ser descubiertos, así como encontrar tiempo libre. A esto se suma la tensión por la crisis. Muchos pueden haber quedado sin trabajo, los aquejan preocupaciones como la salud de amigos y familiares o la capacidad de tener acceso a atención médica.
“Pensé que mi esposo y yo íbamos a tener mucho sexo con todo el tiempo que pasamos juntos, pero probablemente hemos tenido dos encuentros desde que todo esto comenzó”, dijo otra mujer de 33 años a Vogue. En este punto, la recomendación de Guevara es intentar atenuar las fuentes de ansiedad y estrés al reconocer que “la situación actual implica nuevos retos y se sale de las manos”, pues está comprobado que el apetito sexual puede verse afectado por factores psicosociales como estados de depresión, problemas de pareja o falta de motivación.
La rutina a la que confina la cuarentena también puede ser un matapasiones. Según Guevara, en la sexualidad importa bastante la novedad, y ahora no hay mucho que imaginar. “Tenemos a la persona todo el tiempo al lado o en el teléfono. Y la pijama, que podía ser ese objeto interesante, sexi, ahora se volvió el vestido del trabajo. Esto crea aburrimiento”, explica. La especialista asegura que es fundamental ser creativos y ponerle a cada conducta un poco más de erotismo y romanticismo. “No hay posibilidad de salir a cenar a un restaurante, pero sí de inventar juegos o hablar de temas nuevos para crear intimidad”, dice.
Para aquellos que vienen de una mala racha sexual en el matrimonio, la experta recomienda enfrentar esos problemas de una vez por todas e intentar avivar la llama. Puede empezar por tener acercamientos poco a poco, y luego elevar la temperatura en la cama con películas eróticas.
Una situación más delicada atraviesan aquellos cuya relación ya estaba resquebrajada. “En estos casos puede ocurrir la aversión sexual. Tengo pacientes que hoy viven una situación difícil porque están encerrados con alguien con quien no quieren estar. Esto se traduce en ira, sentimientos negativos. Y no hay nada que mate más la pasión que la violencia”, explica Guevara.
Otras parejas temen que uno de los dos salga al mercado, al banco y a otras diligencias y vuelva infectado. Para prevenir, prefieren todo de lejos. Esto se debe a que últimamente predomina la cultura de la pandemia, que ha llevado a una fobia extrema hacia los gérmenes y a una obsesión con la limpieza. Así mismo, ha generado la sensación de no tener deseos de abrazar o estar tan cerca de la gente, incluidos los seres queridos.
Todo esto crea una tensión que muchos no logran controlar e impacta directamente en la libido. El estrés disminuye el deseo sexual porque el cuerpo libera cortisol, una hormona que suprime otras hormonas sexuales. Además, en momentos de mucho estrés, las personas tienen una respuesta de lucha o huida, y tienden a pensar exclusivamente en la supervivencia.
Con la actual crisis, la presión del trabajo o el miedo a perder a un ser querido pueden llevar al sexo a un segundo plano. La tensión también produce insuficiencia de erección, ausencia de secreción vaginal e, incluso, eyaculación precoz. Esto ocurre porque, desde el punto de vista fisiológico, bajan los niveles de andrógenos y estrógenos.
La situación es paradójica porque el sexo no solo es placentero. Sus beneficios van desde reducir drásticamente los niveles de estrés hasta disminuir el riesgo de cáncer y los ataques cardíacos. Igualmente, facilita la vinculación, los sentimientos de intimidad y reduce la ansiedad, algo que todos necesitan durante la cuarentena. Más sexo equivale a menos días de enfermedad.
Ponerlo en práctica aumenta la capacidad del organismo para producir anticuerpos protectores contra bacterias, virus y otros gérmenes que causan enfermedades comunes. Por supuesto, existen maneras más eficaces de cultivar un sistema inmunitario robusto: comer bien, hacer ejercicio y dormir lo suficiente. Pero una buena dosis de sexo podría ayudar en la tarea.
Para la sexóloga, no existe una forma correcta de manejar la intimidad en un momento sin precedentes como este. No obstante, las personas deben tener en cuenta que el sexo puede ser un buen antídoto para el estrés. Es probable que con el tiempo el deseo sexual baje, pero es clave la comunicación. Hable sobre cómo se siente y dele a su pareja espacio para expresarse también. Disfrute de las cosas sensuales que puede ofrecer la cuarentena sin la presión de actuar como si estuviera en una luna de miel. A veces, para facilitar las cosas, hay que reconocer lo que no funciona.