CRIANZA
Cómo hablarles de sexo a los niños en la era digital
La educación sexual es una tarea cada vez más difícil para los papás y profesores debido al fácil acceso a contenidos sexuales a edades más tempranas. Esto recomiendan los expertos.
Paula Villegas, de 37 años, se sorprendió cuando encontró fotografías de su hija en ropa interior en el celular de la niña. Luego de los regaños y las preguntas inquisidoras sobre por qué había hecho eso, ella le respondió que “estábamos jugando con Andrés a enviarnos fotos, nada más”. Que Emilia, de 12 años, le enviara imágenes semidesnuda a su mejor amigo de colegio dejó consternada a la mamá, quien le comentó el asunto a su esposo para tomar medidas. “Ambas familias nos reunimos y les explicamos a los chicos el riesgo de compartir este tipo de material. Lo que más nos sorprendió es que lo vieran como algo normal y que nos dijeran que varios compañeros hacían lo mismo”, dice Paula.
Casos como el de Emilia y Andrés son muy frecuentes hoy, cuando niños y adolescentes entran en contacto con el mundo digital muy temprano y encuentran fácilmente contenidos sexuales explícitos y pornográficos. Además, se comunican con sus amigos por medio de tabletas, celulares o computadores, que manejan con mucha agilidad pero sin medir sus riesgos. Esto no solo distorsiona su visión y comprensión del sexo, sino que pone en riesgo su vida sexual. Por eso, el reto para los papás es enorme, pues “si ocuparse de la educación sexual de los hijos no era de por sí una tarea fácil, mucho menos lo es en tiempos digitales, un contexto que muchos no dominan o desconocen”, dice la psicóloga de familia María Elena López.
Y es que las cifras son asombrosas. Según datos del Centro para los Padres y el Entendimiento de los Jóvenes, en Estados Unidos, los niños observan por primera vez un video pornográfico en internet a los 11 años. Además, se estima que el 93 por ciento de los varones y 62 por ciento de las niñas han estado expuestos a este tipo de contenidos antes de cumplir los 18. Se estima que entre el 10 y 30 por ciento ha hecho alguna vez sexting, término usado para el acto de enviar imágenes, fotografías o mensajes explícitos por un dispositivo móvil. Pese a que la edad más recurrente de esta práctica está entre los 13 y 16 años, algunos estudios reportan casos de niños que lo han hecho a los 7.
Lo anterior los hace presa fácil de ser acosados, seducidos o extorsionados para compartir imágenes o videos íntimos por los medios virtuales, o para planear encuentros donde sean abusados físicamente y caigan en una red de pornografía infantil. Todo este panorama obliga a los padres a asumir el reto de hablarles a sus hijos de sexo mucho antes de lo tradicional, y sin pelos en la lengua. Y aunque el tema puede causarles cierta incomodidad y nerviosismo, los adultos deben quitarse de encima los prejuicios y miedos para romper el hielo.
Según Peggy Orenstein, autora del libro Girls and Sex, los padres deben ver las preguntas de los hijos como una oportunidad y no como algo aterrador. “Es una manera de crear una relación cercana”, dijo al diario The New York Times. Y si ellos preguntan algo para lo que los papás no están preparados recomienda decirles cosas como “es una buena pregunta, pero hablemos de eso después de la comida”, “investiguemos juntos” o “ya pienso y te cuento”.
Según el psiquiatra infantil Germán Casas, los estudios indican que los niños son menos propensos a empezar su vida sexual temprano si en los colegios y, especialmente, en la casa se les habla de sexo a tiempo y cuidadosamente. La mayoría de veces los hijos tocan estos temas con sus padres cuando ya tienen entre 10 y 12 años, pero según él, este tipo de charlas deberían empezar a partir de los 6, cuando ellos ya son conscientes de su cuerpo y empiezan a preguntarse por la sexualidad. Ese interés los lleva a formular cuestiones inesperadas para los padres, muchas veces relacionadas con lo que ven en la tableta o el celular. Por eso, es importante atenderlas.
La charla sobre los cambios que atraviesan sus cuerpos en la pubertad sigue siendo vigente y por ese motivo no hay que evadir las inquietudes de los pequeños, sino responderlas de forma clara. “La clave está en hablarles en términos de niños, sin ser explícitos, y explicarles el sentido de la reproducción, la afectividad y el amor entre los seres humanos, así como el respeto por el cuerpo y la intimidad que viven los adultos. Es bueno insistirles que esto solo lo vivirán cuando crezcan”, dice Casas.
Pero a esto hay que agregarle el tema más espinoso que, según Orestein, es la pornografía, debido a que ellos van a estar expuestos a ella en algún momento. En este caso recomienda explicarles que ese tipo de imágenes y videos no es real, sino “una versión abreviada de la televisión acerca de lo que es el sexo”. Con ella coincide Viviana Quintero, coordinadora de Tecnologías de la Información (TIC) e Infancia de Red PaPaz, quien recomienda aclararles las diferencias entre el mundo real y el mundo virtual, como por ejemplo la que existe entre el sexo normal entre dos personas que se aman y lo que se observa en los videos pornográficos.
A los más pequeños hay que protegerlos de forma estricta, con los controles parentales disponibles en las diferentes plataformas virtuales que limitan los contenidos y los usos de los aparatos digitales. “Las empresas que ofrecen el servicio de internet tienen este tipo de ayudas. También Google y YouTube tienen filtros y modos de navegación segura para evitar que les aparezcan contenidos para mayores de edad, incluso en la publicidad”, explicó Quintero a SEMANA. Agrega que el control debe ir “cediendo progresivamente para que ellos se vuelvan cada vez más autónomos. No hay que llegar al extremo de ‘hackearlos’”, señala la experta.
En cuanto al sexting, otro de los temas espinosos para los padres, Orenstein señala que las niñas tienden más a ser coaccionadas que los hombres a hacerlo, y esto, según reportes, les causa más ansiedad que involucrarse en una relación sexual real. “Los jóvenes las acosan y acosan para que lo hagan hasta que ellas ceden y mandan la foto”, dice, y agrega que esta es “una gran oportunidad para hablar de agresividad y de pasividad pues escucho que las niñas no quieren herir los sentimientos de ellos pero ellas necesitan saber cuándo decir no”, señaló al diario neoyorquino.
En la ecuación de la educación sexual también hay que incluir variables como el alcohol, pues esta sustancia afecta el juicio y bajo su influencia pueden tomar decisiones de las que más tarde pueden arrepentirse. También es importante inculcar ideas sobre ética, consentimiento, coerción y reciprocidad. “La sexualidad debe ser compartida y debe haber negociación en el camino acerca de lo que se quiere y lo que no”, señala Orenstein.
Dentro de ese ejercicio es importante que los padres reflexionen sobre sus propias creencias, y que sepan manejar sus estereotipos y concepciones sobre la sexualidad y los roles de género. El acompañamiento debe ser constante, pero el discurso debe ir variando paulatinamente según el rango de edad y el género. Casas dice que ambos pueden hacer este trabajo, pero cuando entren a la adolescencia lo más práctico es que “la mamá hable con la hija y el papá con el hijo”, señala. Además, los padres y los profesores deben aprender a usar estos aparatos para saber cómo hablar con ellos y conocer a fondo los riesgos. Asesorarse de un experto es bueno para generar confianza en los niños y así lograr que ellos no tengan miedo de consultarles sus dudas y temores.