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Crianza: tres claves para manejar la frustración de los niños
La especialista en crianza y parentalidad, influenciadora y activista Fernanda Restrepo brinda pautas claves para que los padres puedan manejar la frustración en sus hijos y evitar que tengan reacciones violentas o decepcionantes.
La frustración es el sentimiento que se genera cuando no se puede satisfacer un deseo planteado, es una sensación de tristeza, decepción y desilusión. Es todo lo opuesto al sentido de sentirse capaz de hacer algo. Esto es un aspecto fundamental para las personas, por eso es clave proveer a los hijos de oportunidades de éxito y ajustar las expectativas que se tienen como padres.
Para lograr estos objetivos, la experta en crianza, Fernanda Restrepo, directora del proyecto Ni una palmadita más en donde brinda asesoría y pautas de crianza respetuosa a padres y madres de Colombia y América Latina, plantea tres pautas clave en la crianza de los niños para manejar las situaciones frustrantes.
Saber que los errores son increíbles oportunidades de aprendizaje. A pesar de que esto es una realidad, muchos de los adultos no lo ven así. Por esta razón, en casos como por ejemplo maestros desactualizados hacen empezar de nuevo a los niños sus trabajos, por aspectos como salirse de la raya al final del dibujo. Esto causa que el proceso y esfuerzo de los niños sea ignorado y pueda causar frustración.
Otro ejemplo que comenta Restrepo es cuando los niños están armando sus torres y los adultos se desesperan al ver que se les caen una y otra vez. Generalmente los mayores lo toman y lo ponen en el lugar que ellos creen correcto, según su criterio, impidiendo que lo resuelvan los niños, quienes son los que están jugando.
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Otra situación que menciona la experta es cuando al niño se le cae un vaso o cualquier recipiente y riega el contenido que había en su interior. La reacción de los adultos es regañarlo, quitarle todo de las manos y limpiar el desorden ocasionado, “¡cuánta estimulación se acaba de perder!”, expresa Restrepo.
Ante este panorama, la experta manifiesta las siguientes interrogantes: “¿No saben lo divertido que es para el niño ver caer el agua, el jugo o lo que había dentro del vaso?, ¿escuchar los sonidos del vaso al caer?; ¿tomar la toalla con las manos y sentir como se moja mientras limpia?, ¿ver la cara de felicidad del adulto cuidador cuando el niño mueve esa toalla o paño de cocina de aquí para allá?”
La experta en crianza comenta que la sobreprotección y el perfeccionismo, junto con el afán de que todo se haga en el momento, es el principal enemigo en el manejo de la frustración de los niños. Por eso, una recomendación de Restrepo es que los adultos trabajen en sus propios problemas relacionados con el control antes de pensar que hay algo malo en sus hijos.
Los niños están aprendiendo control de impulsos. La segunda recomendación de la directora de Ni una palmadita más es que si los niños lloran o se desesperan, es fundamental que los padres acompañen sus emociones, les enseñen los pequeños pasos que les permitan intentar de nuevo. El resultado final no importa.
Por ejemplo, si la hija pequeña está tratando de abrir la tapa de rosca de su termo, primero deben dejarla que lo intente sola y ver cómo experimenta, observa y busca adivinar el mecanismo de la tapa. Intentará quizás abrirla hacia arriba antes de darle vuelta, revisará si tal vez hay un botón en algún lado o algo parecido. En ese momento los padres deben aguantar las ganas de corregir al menor.
Si no lo adivina puede que la niña muestre señales de frustración como sonidos de irritación o intente arrojar las cosas al suelo. En este momento, los padres pueden decirle si necesita ayuda o mostrarle que pueden colaborarle en la situación en la que está sintiéndose frustrado.
En cualquiera de los casos, la experta afirma que los padres pueden enseñarle el significado de ayuda mostrándole el camino. Y luego vuelvan a dejar todo como estaba al principio, o déjenlo justo en el paso que saben que, dependiendo su edad, pueda y permitan que el niño practique lo aprendido.
Con el ejemplo anterior, los padres pueden enseñarle el movimiento de giro que abre la tapa o Pueden cerrar de nuevo el termo y dejarlo ligeramente desajustado para que la menor realice toda la acción.
Los padres pueden anticiparse si ya han identificado momentos de frustración en los niños. La experta enfatiza en que “Los padres jamás deben olvidar que no se trata de ellos, de que ellos estén cómodos porque sus hijos no se frustren”.
Según Restrepo los adultos deben ir conociendo las frustraciones de sus niños. Por ejemplo, si saben que esto sucede cuando se salen de la raya, pueden jugar a salirse de todas las rayas, o la próxima vez que vayan a pintar pueden decirles: “Vamos a pintar. Puede que nos salgamos de la línea y ¿qué crees que pasa si nos salimos?”.
De esta manera los pequeños pueden probar sus propias hipótesis. Esto también es clave para que ellos mismos noten que lo que imaginan es diferente a lo que realmente sucede. Puede que a veces noten su deseo porque todo salga perfecto y es en ese momento que los padres pueden proponer la práctica como la opción para mejorar.