Salud
¿Cuál es el mejor ejercicio para bajar los triglicéridos?
Los niveles elevados de triglicéridos incrementan el riesgo de sufrir accidentes cerebrovasculares, ataques cardiacos y enfermedades del corazón.
El examen de triglicéridos y colesterol suele ser una petición común en los entornos médicos. Tener niveles adecuados de grasa en el cuerpo es fundamental para una buena salud, ya que contribuye a disminuir el riesgo de desarrollar afecciones como la obesidad.
Según explica la Fundación Española del Corazón, los pacientes obesos suelen tener una condición conocida como hipertrigliceridemia, es decir, altos niveles de triglicéridos, así como un nivel bajo de HDL (colesterol bueno).
“Bajar de peso produce un aumento de los niveles de HDL, una reducción de los niveles de triglicéridos, mejor tolerancia a la glucosa, disminución de los niveles de insulina y ácido úrico, y descenso de la tensión arterial”, anota la Fundación.
Por eso, destaca que la actividad física regular es una de las recomendaciones generales para el tratamiento y la prevención de la hipercolesterolemia. Entre las consecuencias positivas del ejercicio físico sobre el organismo destaca la mejora de la capacidad pulmonar, del sistema cardiovascular y de los niveles de colesterol y de tensión arterial.
¿Cómo bajar los triglicéridos?
Tal y como sugiere la Fundación Española del Corazón, una las de acciones más recomendadas para mantener los triglicéridos dentro de los niveles adecuados es adoptar una buena rutina de actividad física.
El ejercicio aeróbico, por ejemplo, contribuye a aumentar la cantidad de colesterol bueno en la sangre, lo que puede reducir los niveles de triglicéridos en el organismo. De acuerdo con un artículo del portal especializado Health Line, “cuando se combina con la pérdida de peso, los estudios muestran que el ejercicio aeróbico es especialmente eficaz para disminuir los triglicéridos”.
En ese sentido, la Asociación Estadounidense del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés) recomienda hacer, al menos, treinta minutos de ejercicio aeróbico cinco días a la semana. Estas actividades incluyen caminar, montar en bicicleta, trotar o nadar.
El ejercicio más efectivo
Si bien cualquier actividad física ya representa un aporte importante para la salud, existen algunas modalidades que tienen un efecto especial en cuanto a la disminución de triglicéridos.
Por ejemplo, los regímenes de ejercicio con una mayor extensión en el tiempo de ejecución han demostrado ser más efectivos en el proceso de reducción de triglicéridos en la sangre. En ese sentido, una rutina de ejercicio aeróbico de 45 minutos, por cinco días a la semana, tendría mejores efectos que una rutina de veinte minutos, tres días a la semana.
¿La explicación? De acuerdo con información publicada por el Hospital Italiano de Buenos Aires, en Argentina, cuando se realiza ejercicio, el organismo necesita energía. En ese sentido, lo primero que hace para obtenerla es aprovechar los hidratos de carbono (glúcidos) disponibles en el cuerpo. En segundo término, se dirige a otras fuentes de energía como las grasas.
“Por ejemplo, al correr cien metros intensamente, prácticamente solo se queman hidratos de carbono, el combustible más fácil de obtener. En cambio, si realizamos un ejercicio sostenido y de moderada intensidad (trote, bicicleta, natación o caminatas de intensidad adecuada), a medida que transcurre el tiempo se comienzan a consumir más triglicéridos, de manera tal que a partir de los treinta minutos se consumen más triglicéridos que hidratos de carbono”, detalla el Hospital Italiano de Buenos Aires.
Así se determina la intensidad adecuada
Como se ha explicado, el tiempo y tipo de ejercicio influyen notablemente en la energía que necesita el cuerpo y, por consiguiente, el efecto sobre los triglicéridos. Entonces, surge la pregunta sobre cómo saber si la actividad física realizada es eficaz para reducir sus niveles en la sangre.
El Hospital Italiano de Buenos Aires agrega que la forma de notarlo es bastante sencilla y consiste en atender a cuáles son las sensaciones que se está experimentando mientras se ejercita. “Cuando un ejercicio tiene la intensidad suficiente, sentimos que se acelera nuestro pulso, que es necesario respirar más rápido y profundamente y nuestro cuerpo comienza a transpirar. Si seguimos incrementando la intensidad, probablemente esta se torne excesiva y nos agotemos en pocos minutos. A medida que vayamos conociendo las sensaciones de nuestro cuerpo en movimiento, nos será posible elegir la intensidad adecuada”, explica.
En ese sentido, para seleccionar adecuadamente la intensidad del ejercicio es necesario determinar la frecuencia cardiaca durante el desarrollo del mismo tomándose el pulso. Por ejemplo, para una persona de 30 años, un ejercicio será moderado si su frecuencia cardíaca se encuentra alrededor de 135 latidos por minuto, mientras que para una persona de 65 años, si la misma se aproxima a los 110 latidos por minuto.