SALUD
¿Cuál es el porcentaje normal de grasa visceral?
La grasa visceral está asociada con problemas de salud, tales como: cardiopatía, diabetes tipo 2, presión arterial alta, colesterol anormal y problemas respiratorios.
Hay dos tipos de grasa que se ubican en el vientre –abdomen–: la grasa subcutánea y la grasa visceral. La primera es la que se almacena “justo debajo de la piel y se puede pellizcar fácilmente desde casi cualquier parte del cuerpo”, explica el doctor Jesús Benito Ruiz, director médico y fundador de Antiaging Group Barcelona, una clínica de cirugía plástica y estética. Mientras que la grasa visceral es la que se sitúa dentro de la cavidad abdominal y envuelve los órganos internos.
“Este tipo de grasa se produce por una vida sedentaria y con una alimentación rica en hidratos de carbono simples y grasas de mala calidad. Es difícil juzgar cuanta grasa visceral tiene una persona, sin embargo, una barriga que sobresale y una cintura grande son dos signos de que hay en exceso”, reseña el especialista en Cirugía Plástica Estética. Añade que hay casos de personas que lucen sanas y delgadas, pero que acumulan un alto porcentaje de grasa visceral.
Mayo Clinic explica que a pesar de que la grasa subcutánea “plantea problemas estéticos”, la grasa visceral “está relacionada con problemas de salud mucho más peligrosos”, entre los que se incluye: cardiopatía, diabetes tipo 2, presión arterial alta, colesterol anormal y problemas respiratorios.
La entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación anota que las investigaciones en este campo también han asociado la grasa del vientre con un mayor riesgo de muerte prematura, el cual es independiente del peso total que tenga la persona. “De hecho, algunos estudios han determinado que incluso cuando se consideraba que las mujeres tenían un peso normal basado en las mediciones estándar del índice de masa corporal (IMC), una cintura grande aumentaba el riesgo de morir de enfermedad cardiovascular”, reseña.
El portal de nutrición y recetas, Nutricienta, explica que el índice de grasa visceral se evalúa en una escala que va de 1 a 59, el cual puede ser diagnosticado a través de las imágenes obtenidas en una resonancia magnética o mediante básculas inteligentes capaces de calcular la grasa corporal, “siendo los niveles saludables de grasa visceral cualquiera que esté por debajo de 12″, dice.
Mayo Clinic afirma que las personas pueden tonificar los músculos abdominales con flexiones u otros ejercicios abdominales selectivos, pero no es la única medida que se debe considerar, la alimentación también influyen en este proceso. Además, resalta que la grasa visceral ”responde a las mismas estrategias de dieta y ejercicio que te ayudan a perder el exceso de peso y reducir la grasa corporal total”.
En palabras de la entidad, estas son las medidas que se pueden tomar para combatir la grasa del vientre:
- Seguir una dieta saludable: la persona debe concentrarse en los alimentos a base de plantas, como frutas, verduras y cereales integrales, y elegir fuentes magras de proteínas y productos lácteos con bajo contenido de grasa. Limitar la azúcar añadida y las grasas saturadas, que se encuentran en la carne y en los productos lácteos con alto contenido graso, como el queso y la mantequilla. Se debe elegir en su lugar cantidades moderadas de grasas monoinsaturadas y poliinsaturadas, que se encuentran en el pescado, las nueces y ciertos aceites vegetales.
- Reemplazar las bebidas azucaradas: beber agua o bebidas con edulcorante artificial en su lugar.
- Mantener bajo control el tamaño de las porciones: incluso cuando la persona está tomando decisiones saludables, las calorías se acumulan. En casa, se debe reducir el tamaño de las porciones. En los restaurantes, se pueden compartir las comidas, o comer la mitad de la comida y llevar el resto a casa.
- Incorporar la actividad física a la rutina diaria: para la mayoría de los adultos sanos, el Departamento de Salud y Servicios Humanos recomienda actividad aeróbica moderada, como caminar a paso ligero, al menos 150 minutos a la semana o actividad aeróbica vigorosa, como correr, al menos 75 minutos a la semana.