VIDA MODERNA
¿Cuándo ir al médico por un lunar? Esto dicen los expertos
Algunos síntomas en los lunares podrían dar señales de padecer alguna afección importante.
Siendo la piel el órgano más grande del cuerpo, es importante estar atentos a su cuidado y protección dado que la exposición al sol sin protección, así como otros factores, podría provocar cáncer de piel, una enfermedad que usualmente se desarrolla en la cabeza, la cara, el cuello, las manos y los brazos y que según la Skin Cancer Foundation de Estados Unidos, cada año en todo el mundo cobra la vida de más de 65.000 personas.
Aunque cualquiera puede desarrollarlo, es mucho más común en personas que pasan mucho tiempo al aire libre, como obreros, campesinos, ciclistas y cultivadores, entre otros. Ellos reciben más sol del usual y con los rayos ultravioleta pueden quemar su piel y alterar la fisiología de las células. Asimismo, están en riesgo aquellas personas que tienen piel y ojos claros o aquellas que han tenido un miembro de la familia con esta enfermedad. Otro factor de riesgo es ser mayor de 50 años.
Según la ‘Academia Americana de Médicos de Familia’ el principal síntoma del cáncer de piel es la aparición nueva o cambiante de una protuberancia, un bulto, una lesión, un lunar o una mancha rugosa en la piel. Por ese motivo es importante explicar cómo es un lunar normal.
De acuerdo con la dermatóloga Dariela Capacho Estrada, los lunares, también llamados nevos, pueden ser congénitos, es decir, los que están presentes desde el nacimiento, o adquiridos, que son aquellos que aparecen con el paso del tiempo.
“En la gran mayoría de casos son lesiones benignas, pueden o no presentar color y algunos se relacionan con exposición continua al sol. Pueden aparecer cuando las células llamadas melanocitos, crecen en grupos, además una persona puede tener entre 10 y 40 lunares y desarrollarlos hasta los 40 o 45 años aproximadamente”, explica señalando, además, que los lunares suelen ir desapareciendo a medida que se avanza de edad siendo los colores más comunes el rosado o el marrón.
Con respecto a su apariencia, esta puede ser plana o elevada, redondos u ovalados y de tamaño moderado como la punta de un esfero, indica.
Por ese motivo, si alguna persona nota que alguno de sus lunares tiene características diferentes o algún cambio en los mismos, es importante consultar de inmediato con un dermatólogo para que se evalúe si su apariencia o transformación pueda estar relacionada con cáncer de piel y con ello, tratar la enfermedad a tiempo.
“Siempre se debe consultar con un médico para revisar cualquier lunar, su aspecto, crecimiento y tamaño; si cambia de color, de forma o cualquier otro tipo de anormalidad”, enfatiza.
Ahora bien, para saber si una mancha o lunar tiene un aspecto sospechoso, los expertos tienen la regla del ABCDE, recomendada por Skin Cancer Foundation:
A de asimetría: al dividir imaginariamente el lunar en dos partes estas son diferentes entre sí.
B de bordes: los bordes del lunar son diferentes, o no están completamente definidos, no se puede diferenciar sus límites.
C de color: si hay cambios en el color de un lunar. Podría ser el oscurecimiento, la pérdida de color, la difusión del color o tener varios colores.
D de diámetro: un lunar que tiene tamaño mayor a 6mm.
E de evolución: es uno de los puntos más importantes explica la experta, el cual hace referencia a la evolución rápida o cambio con el tiempo en cuanto a color, tamaño, crecimiento exagerado y además está asociado a síntomas como dolor, ardor picazón o sangrado.
Capacho Estrada recomienda practicar esta regla de forma mensual y en caso de existir presencia consultar rápidamente al dermatólogo de confianza.
“Nunca me cansaré de recomendar evitar la exposición solar de manera descontrolada y sin la debida fotoprotección, que incluye el uso regular de fotoprotector (cada 2 a 3 horas), métodos físicos de barrera, sombreros, gorras, lentes con filtro UV, parasoles, ropa anti radiación UV, etc”, señala la experta en el cuidado de la piel.
Del mismo modo explica que para cuidar los lunares se debe iniciar con un efectivo tratamiento de piel, en el que se incluye tener una buena alimentación, cuidarse de la radiación solar (ultravioleta) así como la a radiación que emiten las pantallas y dispositivos electrónicos, “esto degrada nuestra piel a tal punto de no solo perder el colágeno y la flacidez, sino que también puede generar enfermedades graves donde se vean involucradas los lunares”, señala.
Es importante que estas precauciones se tengan desde la infancia, pues se ha demostrado que el 80% de los daños que el sol puede causar en la piel ocurren antes de cumplir los 18 años.