Vida Moderna
Cuatro alimentos que aumentan la glucosa en la sangre
Mantener una dieta balanceada, hacer ejercicio y bajar de peso ayudan a tener nivelado el azúcar en la sangre.
Los azúcares que se ingieren con los alimentos son transformados por el metabolismo del organismo en glucosa. Esta se desplaza a través del torrente sanguíneo hasta alcanzar las células de diferentes tipos de tejido, proporcionando la energía que necesitan para funcionar.
Junto con la grasa, la glucosa es una de las fuentes de combustible preferidas del cuerpo en forma de carbohidratos. Las personas obtienen la glucosa del pan, las frutas, los vegetales y los lácteos. Las personas necesitan los alimentos para crear la energía que les ayuda a mantenerse vivas, indica Healthline.
Aunque la glucosa es importante, es mejor consumirla de manera moderada. Los niveles de glucosa que no son saludables o están fuera de control pueden tener efectos permanentes y graves en la salud de las personas.
Así las cosas, estos son algunos de los alimentos que no se deben consumir en exceso, dado que al convertirse en azúcar en el organismo pueden alterar el correcto funcionamiento de este y así desencadenar enfermedades como la obesidad y las enfermedades crónicas degenerativas.
Tendencias
1. Harinas refinadas: En el mercado existen dos clases de harina: las integrales (conservan sus componentes originales por naturaleza) y las que han sido procesadas y refinadas para obtener las comúnmente llamadas “blancas”. La harina integral conserva el pericarpio, el salvado, el germen y el endospermo.
Lo que sucede con la harina blanca es que, al ser refinada, el germen y el salvado se descartan, por lo cual su digestión se acelera al no contar con la fibra original que evita que la absorción sea más rápida, así lo afirma Accu-Chek.
2. Lácteos: Todos los derivados de la leche que no estén descremados deben ser eliminados de la dieta de personas diabéticas, como: margarina, yogur, queso y nata, según CuidatePlus.
3. Algunos almidones: Por lo general, los almidones que están menos procesados tienden a subir el azúcar en la sangre con mayor lentitud. Esto incluye alimentos como el arroz integral, las lentejas y la avena. Los alimentos muy procesados, como el arroz y el pan blancos, suben el azúcar en la sangre más deprisa, asegura KidsHealth.
4. Azúcares añadidos: Los alimentos con azúcar añadido (como pasteles, galletas y refrescos) aumentan rápidamente el azúcar en sangre. Es posible ver escritas las palabras “azúcar, jarabe de maíz, dextrosa, sacarosa o fructosa” en las etiquetas de los productos.
Los alimentos que contienen azúcar de manera natural (como la fruta, la leche o el yogur griego) no hacen que el azúcar suba tan rápido, como sí lo hacen los azúcares añadidos, y son mucho más nutritivos.
Por otro lado, la fibra ayuda a enlentecer la absorción de azúcar: una dieta que contenga mucha fibra puede ayudar a las personas con diabetes a mantener las concentraciones de azúcar en sangre dentro de unos márgenes saludables.
En ese sentido, lo recomendable es que la glucemia se mida al levantarse por la mañana y antes del desayuno y se considera normal si los niveles de glucosa que se sitúan entre los 70 y 100 mg/dl en ayunas y en menos a 140 mg/dl dos horas después de cada comida.
Según los expertos, cuando el metabolismo de la insulina no funciona correctamente, las células de los tejidos dejan de asimilar de manera adecuada la glucosa y ésta se acumula en la sangre. La voz de alarma debe saltar cuando los niveles de glucosa en la sangre estando en ayunas se sitúan entre 100 y 125 mg/dl y después de comer entre los 140 y los 199 mg/dl.
Para los especialistas, estas cifras determinan lo que se conoce como un estado prediabético, en el que la diabetes mellitus o de tipo 2 todavía no se ha instaurado, pero que supone la antesala de la enfermedad. En estos casos, los cambios de hábitos de vida son clave.
Bajar de peso, mantener una alimentación balanceada y practicar ejercicio diario pueden ayudar a controlar la situación, retrasar e incluso impedir el desarrollo de la diabetes. Se habla de diabetes cuando la glucemia se sitúa por encima de 126 mg/dl en ayunas y de 200 mg/dl dos horas después de las comidas. Por encima de estas cifras, si no se recibe el tratamiento adecuado, puede producirse en cualquier momento lo que se denomina un coma diabético.
La Asociación Estadounidense de Diabetes (ADA) recomienda exámenes de detección de esta enfermedad para la mayoría de los adultos a partir de los 45 años. Los rangos de los niveles de glucosa sanguínea considerados normales, prediabéticos y diabéticos son los mismos para los niños y los adultos.