Medico se muestra en las manos del cerebro sobre un fondo borroso.
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Vida moderna

Cuatro hábitos que mejoran la circulación de la sangre hacia el cerebro

Prevenir ciertas enfermedades y mejorar su memoria y concentración son algunos de los beneficios de estas prácticas.

Redacción Vida Moderna
20 de enero de 2024

El flujo sanguíneo cerebral es el volumen de sangre que recibe este órgano en un periodo de tiempo determinado. Aunque el cerebro representa menos del 2 por ciento del peso de una persona, es el responsable del gasto de la quinta parte de la energía que produce el cuerpo. Para que funcione correctamente necesita oxígeno y glucosa, y estos nutrientes los recibe de los vasos sanguíneos que transportan la sangre.

Así cuando se requiere, se aumenta la cantidad de sangre que fluye en determinada parte del cerebro para que funcione óptimamente, y gracias a la función de los vasos sanguíneos esa región cerebral recibe la energía necesaria. De ahí que sea importante hacer todo lo posible por mantener una buena circulación cerebral.

Se trata de hábitos diarios que construyen un estilo de vida saludable, que tal y como indica el sitio web especializado Mejorconsalud, “protege la salud cerebral y ayuda a prevenir enfermedades asociadas a una mala circulación”. Y no solo esto, aportan otros importantes beneficios al mantener el organismo activo y bombeando energía.

De acuerdo a una investigación de la American Association of Neurological Surgeons, el cerebro depende de las arterias carótidas y las vertebrales para su suministro de sangre, por lo que es importante que estas arterias estén sanas. Esto porque, con frecuencia, ocurren accidentes cerebrovasculares isquémicos, pues las carótidas están bloqueadas con acumulación de grasa. O cuando una arteria sobre la superficie del cerebro se ha roto o tiene fugas, causa sangrado y daño en el cerebro, lo que es conocido como accidente cerebrovascular hemorrágico.

Por lo anterior es de gran importancia que el flujo sanguíneo y el oxígeno necesario lleguen al cerebro. Sin oxígeno y nutrientes, las células cerebrales afectadas se dañan o mueren, y si mueren no pueden regenerarse y lo que puede causar daños devastadores tales como discapacidades físicas, cognitivas y mentales.

Algunos factores de riesgo frente a esto son los malos hábitos como el tabaquismo y el sedentarismo. A los que también se relacionan dificultades de la salud como la presión arterial alta, diabetes, enfermedades arteriales, colesterol alto y otros trastornos del organismo.

Por lo tanto, evite fumar, pues altera el aumento del flujo sanguíneo cerebral y porque además puede incidir en la progresión de la enfermedad de Alzhéimer.

En ese mismo orden de ideas se debe mantener a raya también el estrés, porque puede afectar la función vascular cerebral y aumentar el riesgo frente a otros padecimientos. Por esto es importante adquirir hábitos saludables como los que sugieren los expertos.

Para empezar se recomienda practicar ejercicios aeróbicos, que quiere decir “con oxígeno”. Se trata de aquella actividad física que a través de movimientos rápidos y rítmicos hace que el corazón y pulmones hagan un esfuerzo adicional para aportar oxígeno a las células musculares y ayudar así al gasto calórico.

Una investigación publicada en Artery Research, señala que este tipo de entrenamiento aumenta la velocidad del flujo sanguíneo cerebral y puede mitigar la disminución de este que se da a causa del envejecimiento.

No se requiere de extensas rutinas para recibir los beneficios de la actividad aeróbica, basta con caminar diariamente durante media hora, o correr o montar en bicicleta durante 15 minutos. Si lo prefiere puede tomar clases de baile o aeróbicos, siempre hay una opción para cada gusto.

Existen también ciertos alimentos que benefician y estimulan el flujo sanguíneo cerebral, principalmente aquellos que aportan antioxidantes, hidratos de carbono, proteínas y omega 3. Así que debería incluir en su dieta huevos, frutas como arándanos, fresas y cítricos, y verduras como tomates, col rizada, brócoli, espinacas y espárragos, entre otros. Esto además de granos enteros como quinoa, arroz integral, avena. Para obtener los ácidos grasos esenciales, incluya salmón, sardina, aguacate, aceite de oliva y frutos secos.

También se recomienda entrenar las funciones cognitivas, es decir la atención, comprensión memoria, pues esto ayuda a generar nuevas conexiones entre neuronas, lo que hace que la salud cerebral sea más resistente a posibles enfermedades.

Por último, cultive diariamente emociones positivas, pues esto ayuda a mejorar el flujo sanguíneo cerebral y las funciones cognitivas. Para lograrlo trate de mantener un buen sentido del humor, practique alguna técnica de relajación como la meditación o el yoga, y avive sus relaciones sociales para estimular a su cerebro.