Vida Moderna
Cuatro ingredientes cotidianos que actúan como ‘veneno’ en el cuerpo
Estos ingredientes pueden generar afecciones como la diabetes, sobrepeso y enfermedades cardiacas.
Una alimentación balanceada es clave para mantener un cuerpo sano. De hecho, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señala que los buenos hábitos alimenticios ayudan a la prevención de enfermedades y destaca que “una dieta saludable ayuda a protegernos de la malnutrición en todas sus formas, así como de las enfermedades no transmisibles, entre ellas la diabetes, las cardiopatías, los accidentes cerebrovasculares y el cáncer”.
Sin embargo, existen alimentos cotidianos que tienen poco valor nutricional y pueden perjudicar la salud. Estos se conoce como “venenos blancos”, los cuales son los causantes de diferentes enfermedades que son consideradas graves, como las afecciones degenerativas, la diabetes, la hipertensión arterial y cáncer.
Por lo anterior, el portal web El Mostrador lista tres ingredientes que se deben eliminar de la dieta para prevenir el riesgo de padecer dichas enfermedades.
Sal de mesa refinada
La sal cristalina natural es cloruro sódico, lo que se conoce como sal refinada, por lo que es considerada un veneno puro debido a la toxicidad del cloruro, el yodo y el flúor que le agregan a la sal. Como tal, el yodo y el flúor, si se consumen en cantidades excesivas, puede ser tóxico y desencadenar distintos problemas de salud como la presión arterial alta o enfermedades cardiacas.
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Asimismo, El Mostrador indica que “la comida chatarra se encuentra llena de sal refinada, que aumenta el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares, consumir este tipo de sal equivale entre 8 y 20 veces más que la que debiera comer”.
Azúcar refinada
El azúcar blanco es considerado un alimento con una sustancia pura, extraída de vegetales como la caña de azúcar o la remolacha. De estos alimentos se extrae el jugo, eliminando toda la fibra y las proteínas. Cuando se deja limpio el líquido que contiene el azúcar, normalmente se añada cal viva y es ahí donde esa reacción alcalina mata todas las vitaminas. Después se añade dióxido de carbono para acelerar la cal y este líquido azucarado pasa por tubos que lo separan de las impurezas. Finalmente, agregan sulfato de calcio y ácido sulfúrico para decolorar y dejar casi blanco.
Con este proceso, el azúcar refinada no tiene proteínas, vitaminas, minerales, grasas ni enzimas. Lo único que aporta son enzimas gracias a la glucosa y fructosa que contiene, pero si se consume en grandes cantidades se puede provocar afecciones como la obesidad, el sobrepeso y la diabetes.
Harina refinada
La harina blanca producida es almidón y contiene una pequeña fracción de grano original. No obstante, los tratamientos químicos en el grano son el resultado de la formación de un subproducto denominado aloxano, un veneno utilizado en las investigaciones médicas para producir diabetes en ratones sanos.
Ahora bien, cuanto más fina y blanca es la harina, menos fibra, vitaminas y minerales contiene. Incluso, el pan blanco, el pan de salvado, los panes de bollería, no contienen vitaminas ni minerales; por lo contrario, favorecen las caries, el cáncer, el colesterol y la diabetes. Por ello es que se recomienda solamente el consumo de pan integral.
Leche de vaca pasteurizada
El proceso de pasteurización de la leche de vaca destruye las bacterias beneficiosas de este producto, junto con las malas. Asimismo, destruye las enzimas esenciales para la absorción de nutrientes y elimina toda su fosfatasa, lo que es esencial pata la absorción del calcio. Cabe mencionar que calentar cualquier alimento crudo destruye las enzimas activas, por lo que la lipasa, una enzima púnica en la leche, es eliminada por completo.
Por otra parte, varios estudios han demostrado que la leche pasteurizada está relacionada con la diabetes y la osteoporosis, porque es un alimento bajo en magnesio y los huesos no absorben el poco calcio que queda en este producto.