Vida Moderna

Cuidado: Estos son los peores hábitos que generan obsesiones compulsivas

Estos tres trastornos cuentan con elementos comunes, por lo que hay que tener en cuenta no caer en una dependencia enfermiza.

Redacción Semana
14 de julio de 2023
Algunas obsesiones modernas están relacionadas con la dependencia permanente a los dispositivos tecnológicos. | Foto: istock

Las tecnologías de la información y la comunicación han posibilitado nuevos consumos, tanto positivos como negativos. Frente a estos último, algunos son problemáticos y generan adicciones. Aparentemente, uno cree estar alejado de las adicciones, pero en realidad malos hábitos comunes son el detonante perfecto para estas.

Además de las adicciones más conocidas como las relacionadas con las drogas, el tabaquismo y el alcohol, también existen adicciones relacionadas con la tecnología, la estética y otros estilos de vida actuales. También conocidas como adicciones modernas, éstas tienen efectos negativos en la salud.

Debido a determinadas acciones, sustancia o cualquiera que sea el comportamiento, lo que conduce a la adicción es la pérdida de control. Los adictos pierden la capacidad de hacer frente a la situación.

Un deseo constante por el consumo y su insatisfacción conduce a la abstinencia que afecta la calidad de vida y las relaciones. Sin embargo, tales adicciones no se limitan a las drogas legales e ilegales, el alcohol y el tabaco. Hay otras clases más cercas de lo que uno cree.

El dolor en el pecho puede deberse a varias razones, entre ellas, la acumulación de gases en el cuerpo.
En el peor de los casos, las adicciones pueden permear en la salud cardiaca. | Foto: Getty Images

Hay adicciones modernas que han resultado de un consumo más reciente, según la investigación Revisión narrativa de los aspectos psicológicos de la adicciones modernas. Especialmente los relacionados con la tecnología, como las redes sociales, los videojuegos y el uso de la pornografía. Los deseos son los mismos. En ellos se busca la alegría y la euforia, independientemente de las consecuencias sociales y sanitarias que ello conlleva.

Cuando los adictos no pueden usarlo, suelen desarrollar síntomas físicos y psicológicos, así como conductas obsesivo-compulsivas. Los síntomas más comunes son: Ansiedad, rechazo social, mal humor, insomnio, náuseas y vómitos, y estrés permanente.

El cambio de frecuencia cardíaca es otra consecuencia de riesgo. Los síntomas de adicción y abstinencia no solo son causados por las drogas y el alcohol, sino que también están presentes en las adicciones modernas.

Sin más preámbulo, la investigación presenta las tres adicciones modernas más comunes en el planeta. La primera es la relacionada con la dependencia hacía los videojuegos.

Los teclados mecánicos pueden brindar una ventaja competitiva al jugar videojuegos online.
La adicción a los videojuegos es más preocupante de lo que se cree. | Foto: Ilustración generada por IA Bing Image Creator

Hasta hace medio siglo los videojuegos eran casi inexistentes, pero en las décadas siguientes, este tipo de entretenimiento se convirtió en algo familiar, grupal o personal. Pero a medida que avanza la tecnología, las experiencias de juego se vuelven cada vez más realistas e inmersivas.

La multitud de opciones y la variedad de dispositivos llevan a muchos a comportamientos impulsivos con respecto a los videojuegos. Los principales cambios neuropsicológicos observados en estos individuos se reflejan en el control inhibitorio y la toma incorrecta de decisiones.

Si una persona demasiado tiempo a este hábito, corre el riesgo de perder el control y desarrollar síntomas de adicción. A todo esto hay que sumar el efecto de aislamiento que provocan los nuevos títulos con multiversos que permiten pasar horas seguidas en el plano digital.

El juego digital funciona de manera similar a una sustancia, aumentando la dopamina a través de una estimulación visual y lumínica continua. Por supuesto, también hay un elemento de adrenalina involucrado en llegar a situaciones de juego que socavan el patrimonio económico y las relaciones sociales.

Saltar la cuerda es un ejercicio que tiene varios beneficios.
El ejercicio es bueno, siempre y cuando no sea excesivo ni enfermizo. | Foto: Getty Images

Por otro lado, la segunda obsesión presentada por el informe es la relacionada con el ejercicio desbordado. No cabe duda de que el ejercicio físico tiene muchos beneficios para el organismo. Sin embargo y como cualquier cosa en exceso, puede tener efectos perjudiciales y, en última instancia, conducir a una obsesión llamada distimia. También conocido como trastorno dismórfico muscular, se asocia con una búsqueda obsesiva por mejorar la imagen personal y puede conducir a problemas físicos y trastornos alimentarios.

El estudio Vigorexia: culturismo y dismorfia muscular publicado en European Eating Disorders Review vinculó a algunos hombres que practican culturismo con distrofia. Sugiere que tales casos requieren un físico demasiado musculoso, lo que puede conducir a gastos compulsivos en suplementos, trastornos alimentarios y abuso de sustancias.

Las consecuencias de este trastorno a corto y largo plazo terminan siendo:

  • Desequilibrio de las partes del cuerpo.
  • Huesos, tendones, músculos y articulaciones afectados por la sobrecarga de peso.
  • Deterioro de las relaciones sociales.
  • Aislamiento, ansiedad, depresión.

Finalmente, la tercera obsesión del estudio es tecnofilia. Es probablemente la adicción más conocida de nuestro tiempo. En realidad, se trata de un conjunto de conductas compulsivas que se pueden asociar a aparatos de alta tecnología. Además de las adicciones descritas a los videojuegos, las adicciones a los teléfonos móviles, ordenadores e Internet en general cuentan como tecnofilia.

La utilidad de las redes y dispositivos tecnológicos es innegable, pero su mal uso puede derivar en comportamientos adictivos que conducen a la controlabilidad. La investigación encontró que el abuso de Internet está asociado con variables psicosociales. Por ejemplo, vulnerabilidades psicológicas, factores estresantes, apoyo familiar y social. Los síntomas son similares a los de otras adicciones, pero el tratamiento en este caso es controlar la ingesta.