NAVIDAD
Día 1 de la Novena de aguinaldos 2020: oraciones y cantos para el 16 de diciembre
Este miércoles empiezan las novenas y la Arquidiócesis de Bogotá publicó las oraciones tradicionales como preparación a la Navidad.
La Arquidiócesis de Bogotá publicó en su página web una reflexión sobre cómo pasar la navidad en medio de la pandemia y de la crisis económica y sanitaria por la que está atravesando no solo Colombia sino el mundo entero.
Luis José Rueda Aparicio, Arzobispo de Bogotá y Primado de Colombia invitó a todos los feligreses de la arquidiócesis de Bogotá ‘‘a vivir intensamente el Adviento y la novena que nos ayudan a disponernos interiormente para la celebración fructuosa de la Navidad. Particularmente la celebración de la novena en las casas será una oportunidad para prolongar lo vivido este año: que la familia es una pequeña iglesia en la que podemos orar y bendecir al Señor’'.
Por esta razón, entregó ‘‘con agrado esta novena de Navidad a las familias y comunidades parroquiales de la Arquidiócesis’', para que realicen la novena y mantengan la tradición que por años ha marcado esta época decembrina.
En su página oficial, la Arquidiócesis le dio acceso a las personas interesadas en tener la novena y seguirla en el orden que esta presentaba. La novena a continuación:
Oración para todos los días
Bondadoso Dios de infinita caridad, que tanto amaste a los hombres, que les diste en tu Hijo la mejor prenda de tu amor, para que hecho hombre en las entrañas de una virgen, naciera en un pesebre para nuestra salud y remedio. Nosotros, en nombre de todos los mortales, te damos infinitas gracias por tan soberano beneficio. En retorno de él te ofrecemos la pobreza, humildad y demás virtudes de tu Hijo humanado, suplicándote por sus divinos méritos, por las incomodidades con que nació y por las tiernas lágrimas que derramó en el pesebre, que dispongas nuestros corazones con humildad profunda, con amor encendido, con total desprecio de todo lo terreno, para que Jesús recién nacido tenga en ellos su cuna y more eternamente. Amén.
Oración a la Santísima Virgen María
Soberana María, que por tus grandes virtudes y especialmente por tu humildad, mereciste que todo un Dios te escogiera por madre suya, te suplicamos que tú misma prepares y dispongas mi alma y la de todos los que en este tiempo hicieran esta novena, para el nacimiento espiritual de tu adorado Hijo. ¡Oh dulcísima Madre! Comunícanos algo del profundo recogimiento y divina ternura con que le aguardaste, para que nos hagas menos indignos de verle, amarle y adorarle por toda la eternidad. Amén. (Se reza tres veces el Avemaría)
Oración a San José
¡Oh santísimo José, esposo de María y padre adoptivo de Jesús! Infinitas gracias damos a Dios porque te escogió para tan altos ministerios y te adornó con todos los dones proporcionados a tan excelente grandeza. Te rogamos, por el amor que tuviste al Divino Niño, nos abrases en fervorosos deseos de verle y recibirle sacramentalmente, mientras en su divina Esencia le veamos y le gocemos en el cielo. Amén. (Se reza tres veces el Padrenuestro)
Oración al Niño Jesús
Acuérdate, ¡oh dulcísimo Niño Jesús!, que dijiste a la venerable Margarita del Santísimo Sacramento, y en persona suya a todos tus devotos, estas palabras tan consoladoras para nuestra pobre humanidad agobiada y doliente: “Todo lo que quieras pedir, pídelo por los méritos de mi infancia y nada te será negado”. Llenos de confianza en Tí, oh Jesús, que eres la misma verdad, venimos a presentarte toda nuestra miseria. Ayúdanos a llevar una vida santa, para conseguir una eternidad bienaventurada. Concédenos por los méritos de tu encarnación y de tu infancia, la gracia de la cual necesitamos tanto. Nos entregamos a Ti, ¡oh Niño omnipotente!, seguros de que no quedará frustrada nuestra esperanza y de que en virtud de tu divina promesa, acogerás y responderás favorablemente nuestra súplica. Amén. (Gloria al Padre, y al Hijo, y al Espíritu Santo)
Gozos: Aspiraciones para la llegada del Niño Dios
Dulce Jesús mío, mi Niño adorado, ¡Ven a nuestras almas! ¡Ven, no tardes tanto!
1 ¡Oh Sapiencia suma1 del Dios soberano, que a infantil alcance te rebajas sacro! ¡Oh Divino Niño, ven para enseñarnos la prudencia que hace verdaderos sabios!
2 ¡Oh Adonaí2 potente que a Moisés hablando, de Israel al pueblo diste los mandatos! ¡Ah! ven prontamente para rescatarnos, y que un Niño débil muestre fuerte brazo!
3 ¡Oh raíz sagrada de Jesé3, que en lo alto presentas al orbe tu fragante nardo! ¡Dulcísimo Niño que has sido llamado lirio de los valles, bella flor del campo!
4 ¡Llave de David4 que abre al desterrado las cerradas puertas de regio palacio! ¡Sácanos, Oh Niño, con tu blanca mano, de la cárcel triste que labró el pecado!
5 ¡Oh lumbre de Oriente5, sol de eternos rayos, que entre las tinieblas tu esplendor veamos! ¡Niño tan precioso, dicha del cristiano, luzca la sonrisa de tus dulces labios!
6 ¡Espejo sin mancha, Santo de los santos, sin igual imagen del Dios Soberano! ¡Borra nuestras culpas, salva al desterrado y, en forma de Niño, da al mísero amparo!
7 ¡Rey de las naciones, Emmanuel6 preclaro, de Israel anhelo, Pastor del rebaño! ¡Niño que apacientas con suave cayado ya la oveja arisca, ya el cordero manso!
Oración para el primer día de Novena : Sanar lo enfermo y anunciar la buena noticia a los pobres
Los envió a decir al Señor: ¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro? … y les respondió: vayan y cuenten a Juan lo que han visto y oído: los ciegos ven, los cojos andan, los leprosos quedan limpios, los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia la buena noticia a los pobres (Lc 7,19. 22).
En Navidad conmemoramos el cumplimiento de las profecías divinas y el nacimiento, en nuestra tierra, del Mesías, esperado durante siglos. Es el tiempo en el que celebramos el misterio de la encarnación, por el que el Dios altísimo se hace humano, se hace tan cercano que lo podemos contemplar como uno de nosotros, solidario en todo con nuestra humanidad, solidario con nuestras alegrías y esperanzas, así como de nuestras tristezas y angustias. Ante el portal de Belén descubrimos a Dios en la pobreza del pesebre y en la fragilidad de un niño.
Así la celebración de la Navidad nos invita siempre a reconocer y a servir a Jesús en los débiles, excluidos y vulnerables de nuestro mundo: en los enfermos, los pobres, los migrantes, los desempleados y los que ahora mueren por causa de una pandemia o de la violencia en nuestro país. Muchas personas con su servicio generoso y abnegado durante la pandemia, los médicos, el personal de salud, los campesinos, los voluntarios, etc. han hecho visible la presencia de Jesús y de su Reino de amor en medio de la pandemia.
El pasaje del Evangelio que acabamos de escuchar nos recuerda que Dios quiere que los enfermos sanen, los ciegos vean, los sordos oigan, los cojos caminen. Sólo así la esperanza en el cumplimiento definitivo de sus promesas se hace creíble, especialmente para aquellos que están en medio del dolor y el sufrimiento. Dios nos está poniendo en modo o ritmo de servicio misericordioso. Reunidos en familia o en nuestras comunidades parroquiales, necesitamos acompañarnos, confortarnos, consolarnos, ayudarnos mutuamente a sobrellevar este tiempo difícil y exigente que estamos viviendo. Al mismo tiempo, no podemos dejar de lado a los que están más solos porque no tienen una familia que los rodee, los acompañe y de esta manera les lleve consuelo y sanación. Que bueno sería que durante esta novena y en la misma celebración de la Navidad, pudiéramos ocuparnos de los que quizás sienten con mayor dureza la soledad y experimentan de forma más fuerte los rigores de las carencias y el sufrimiento.