SALUD
Diabetes: así puede afectar la salud del hígado
Los niveles elevados de azúcar en la sangre pueden generar afectaciones en los ojos, los riñones y los nervios.
La diabetes es una enfermedad en la que los niveles de glucosa (azúcar) de la sangre son muy elevados. Esta glucosa proviene de los alimentos que la persona consume.
El azúcar en la sangre es regulado por una hormona llamada insulina, la cual también ayuda a que la glucosa entre a las células para suministrarles energía. Las personas pueden enfrentarse a padecer de diabetes tipo 1, que se presenta cuando el cuerpo no produce insulina, y tipo 2, que es la más común y se da cuando el cuerpo no produce o no usa la insulina de manera adecuada.
Con el tiempo, el exceso de glucosa en la sangre puede causar problemas serios. Puede generar afectaciones en los ojos, los riñones y los nervios. La diabetes también puede causar enfermedades cardíacas, derrames cerebrales y la necesidad de amputar un miembro. Las mujeres embarazadas también pueden desarrollar diabetes, llamada diabetes gestacional, según indica el portal Medlineplus.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha estimado que para 2030 esta enfermedad puede convertirse en la séptima causa de muerte en todo el planeta, pues su incidencia se ha cuadruplicado en los últimos 30 años.
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Según el portal Saludiario, la diabetes también tiene un fuerte nexo con otras enfermedades. Por ejemplo, los pacientes que sufren de esta condición son más propensos a infartos al miocardio y ataques cerebrovasculares.
Se trata, pues, de una enfermedad con múltiples consecuencias de salud fuera de la incapacidad de procesar el azúcar en la sangre. Además de las afecciones o incidencias anteriormente mencionadas, la diabetes tiene consecuencias importantes en el funcionamiento del hígado, pues puede provocar padecimientos como hígado graso, cirrosis y hasta cáncer hepático.
La Fundación Mexicana de Diabetes indica que cuando existe un desequilibrio en el metabolismo como ocurre con la diabetes, el hígado es uno de los órganos que resulta directamente afectado. Las personas que padecen diabetes tipo 2 pueden presentar hígado graso en 40 % de los casos, debido a la resistencia a la insulina.
Hígado graso no alcohólico
Esta afección se presenta en al menos la mitad de las personas con diabetes tipo 2. No está claro si la afección aparece con más frecuencia en personas con diabetes tipo 1 que en la población general porque la obesidad, que es un factor de riesgo, ocurre con una frecuencia similar en ambos grupos.
Otras afecciones médicas, como el colesterol alto y la presión arterial alta, también aumentan el riesgo de enfermedad del hígado graso no alcohólico.
La enfermedad del hígado graso en sí misma generalmente no causa síntomas, pero aumenta el riesgo de desarrollar inflamación o cicatrización del hígado (cirrosis). También se relaciona con un mayor riesgo de cáncer de hígado y enfermedades cardíacas y renales, aseguran los expertos.
Padecer de hígado graso incluso puede jugar un papel en el desarrollo de la diabetes tipo 2. Cuando la persona tiene ambas afecciones, una diabetes tipo 2 mal controlada puede empeorar la enfermedad del hígado graso.
Para hacerle frente a la posibilidad de padecer de hígado graso, la persona puede recurrir a atención médica con el fin de lograr un buen control de su nivel de azúcar en la sangre. También debe trabajar para bajar de peso si es necesario y tratar de mantener un peso saludable, tomar medidas para reducir la presión arterial alta y mantener el colesterol de lipoproteína de baja densidad (LDL o malo) y los triglicéridos dentro de los límites recomendados.
Otra de las recomendaciones de los especialistas es evitar la ingesta de alcohol y hacer actividad física, pues son dos aspectos clave si la persona quiere tener una vida saludable y de esta forma evitar complicaciones generadas por el incremento en los niveles de glucosa, colesterol o triglicéridos, los cuales afectan diferentes órganos y partes del organismo.