Batido de pepino y jengibre
El pepino y el jengibre tienen propiedades ideales para ser complemento en una dieta tendiente a adelgazar. | Foto: Getty Images/iStockphoto

Vida Moderna

Dieta adecuada para reducir los problemas cardiacos

Retornar a la alimentación tradicional y seguir una dieta mediterránea puede generar una vida más sostenible y saludable.

7 de febrero de 2023

La dieta mediterránea es conocida internacionalmente por mejorar la salud de la población con productos locales, tradicionales, de temporada y de origen vegetal, como es el caso de las frutas, legumbres, verduras, cereales y aceite de oliva.

Esta dieta está asociada a un menor riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares y factores de riesgo cardiometabólicos como cáncer, diabetes, enfermedades neurodegenerativas y mortalidad prematura.

Dos ensayos clínicos han demostrado también su eficacia en la prevención primaria y secundaria de enfermedades cardiovasculares, y se ha asociado con un envejecimiento saludable.

Por otro lado, la dieta mediterránea es un ejemplo de dieta sostenible, ya que reduce las emisiones de gases de efecto invernadero y el uso de recursos naturales.

Alimentos ricos en omega3
Los alimentos ricos en omega 3 son favorables para incluir en una dieta tendiente a controlar el colesterol. | Foto: Getty Images

Efectos de los ultraprocesados

Los patrones de consumo actuales parecen seguir cambiando hacia dietas poco saludables. La dieta actual de la población española se está alejando del patrón mediterráneo, hacia una dieta menos saludable y más occidentalizada.

Esta forma de alimentarnos está suponiendo que la salud nutricional de la población esté empeorando, pues en muchos casos supone ingestas por encima de las necesidades nutricionales de calorías, grasas saturadas, azúcar y colesterol. En parte, el consumo excesivo de estos nutrientes se está convirtiendo en algo habitual por la ingesta frecuente de alimentos muy procesados. Según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), los alimentos ultraprocesados más consumidos son carnes procesadas, bebidas azucaradas, bollería y aperitivos.

Verduras
Las verduras son clave como parte de una dieta saludable. | Foto: Getty Images

El consumo de alimentos ultraprocesados supone una cuarta parte del total de la energía de la dieta. El alejamiento de la dieta mediterránea y el consumo excesivo de alimentos ultraprocesados está suponiendo un riesgo para la salud de los consumidores y una mayor mortalidad, además de una degradación del medioambiente.

En particular, el exceso de peso como consecuencia de una mala alimentación se asocia a otras enfermedades crónicas, tales como enfermedades cardiovasculares, diabetes tipo 2 o algunos tipos de cáncer. Dichas enfermedades tienen una alta prevalencia: Por ejemplo, el 20% de la población sufre de hipertención, el 15% de hipercolesterolemia y el 8 % ha desarrollado diabetes.

Producción y consumo responsables

La comisión EAT-Lancet concluyó que los cambios hacia dietas saludables prevendrían aproximadamente 11 millones de muertes por año (entre el 19 % y el 24 % del total de muertes en adultos).

En el caso español, se ha estimado que reducir el consumo de productos de origen animal (carne, leche, huevos y algunos productos pesqueros) y de azúcar, y triplicar el consumo de legumbres y duplicar el de verduras dan como resultado una dieta mediterránea, una reducción drástica de los impactos ambientales y la posibilidad de lograr la autosuficiencia alimentaria con producción ecológica.

Sin embargo, el cambio en los hábitos alimentarios no es suficiente para conseguir un sistema alimentario más sostenible. Es también necesaria una transformación del modelo productivo de alimentos de l economía.

La combinación de la dieta mediterránea y la agroecología genera sinergias muy importantes desde un punto de vista ambiental, pero también lo hace desde un punto de vista de la salud.

Hombre entregando caja de frutas y verduras
Hombre entregando caja de frutas y verduras | Foto: Getty Images/iStockphoto

Volver a la dieta mediterránea

Bajo el prisma de lo expuesto a lo largo de este artículo, parece que el retorno al patrón alimentario tradicional de dieta mediterránea es una necesidad, más que una simple opción.

A su vez, la forma en la que los alimentos se producen y consumen no interfiere en la salud y el medio ambiente. Esto pasa por fomentar la producción ecológica, de manera que disminuya la exposición a sustancias tóxicas y la contaminación ambiental. Junto con una disminución del desperdicio alimentario, estas medidas posibilitarían un sistema ajustado a la capacidad del territorio.