Pandemia
Dinamarca, el país donde la covid ya no es vista como una amenaza
Si quiere saber qué significa esa frase, solo hay que mirar hacia Dinamarca, donde la covid hoy ya no es tratada como una amenaza.
Dinamarca, un país de 5 millones de habitantes, fue el primero en Europa en eliminar todas las medidas contra la covid. La gente ya no debe usar tapabocas para entrar a una tienda, los bares se encuentran abiertos y una persona que resulta positiva no está obligada a aislarse.
Ante la nueva norma, algunos ciudadanos se sienten cometiendo una infracción cuando ingresan sin mascarilla a sitios públicos como trenes, buses y metro, todos muy congestionados. Con eso, los daneses le están dando al resto del mundo un vistazo de cómo será vivir con el virus.
Todo esto ocurre a pesar de que en ese país escandinavo el número de casos sigue aumentando y ya la mayoría corresponden a la variante BA.2 de ómicron, mucho más transmisible. Aun así, las autoridades sanitarias consideran que el virus ya no será una amenaza crítica ni colapsará los hospitales. Además, esperan que con esta variante se logrará la inmunidad natural, que, combinada con las vacunas, bajará las cifras de infección. En ese momento estiman que la covid se viva igual que un resfriado común.
Esto no quiere decir que los vulnerables queden a su suerte. El Gobierno danés cree en la necesidad de proteger a los más viejos y a los inmunosuprimidos, los que más peligro corren ante el virus. En América del Norte, Europa y Asia se están moviendo en la misma dirección, lo que implica vivir con el virus en la cotidianidad, como lo hacen con el VIH y otros patógenos.
En Estados Unidos el optimismo emerge a pesar de que los casos en algunos estados siguen siendo muy altos. Pero ven con esperanza que la gente está ganando inmunidad, ya sea con la vacunación o con la infección. Allá también están pensando en renunciar a los protocolos para evitar el contagio, pues la variante es tan transmisible que ni las estrategias más fuertes la podrían detener. Así, han llegado a la idea de que lo mejor es que la sociedad acepte el virus como parte de sus vidas.
De esta forma, se minimizan las interrupciones en la economía y la educación. Es una decisión difícil. En este momento, como sucede en Colombia, las muertes y las hospitalizaciones están en máximos no vistos desde hacía mucho tiempo.
En algunos países los hospitales están desbordados, aun cuando las cifras generales indican que son un porcentaje mucho más bajo del total de casos que en las olas anteriores. Las vacunas han hecho que la enfermedad sea menos mortal, y los tratamientos ya aprobados prometen una recuperación para aquellos que están infectados y se enferman gravemente.
Otros ven esta mirada demasiado optimista. La mayoría de investigadores creen que aparecerán otras variantes, pues todavía hay muy poca población mundial vacunada. Eventualmente, algunas serán muy contagiosas y otras podrían ser más letales para el sistema de defensa de los humanos.
En esas circunstancias, Dinamarca y los que sigan su ejemplo tendrán que volver a instaurar los protocolos tradicionales contra la covid. El virus no va a desaparecer. Podría surgir una variante letal, pero en el mejor de los casos el futuro de este coronavirus sería como en la Dinamarca de hoy: una gripa muy contagiosa que pasa al cabo de cinco días y afecta fatalmente a una minoría, como sucede con la influenza. El problema es que nadie sabe cuál de las posibilidades sucederá en realidad.