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Dolor de rodillas al subir escaleras: estas son sus causas y factores de riesgo
Realizar ejercicio con precaución y mantener un buen tono muscular ayudan a prevenir problemas de rodillas.
El dolor de rodilla es una queja frecuente que afecta a personas de todas las edades. Puede ser resultado de una lesión, como una ruptura de ligamento o un desgarro de cartílago. Algunas afecciones médicas, como la artritis, la gota y las infecciones, también es posible que provoquen este padecimiento, precisa el instituto de investigación Mayo Clinic.
Normalmente, esta molestia se intensifica al subir o bajar escaleras, pero en general cuando se presenta genera inflamación y rigidez, enrojecimiento y temperatura al tacto, debilidad o inestabilidad, sonidos de chasquidos o crujidos e incapacidad de enderezar completamente la rodilla.
Las principales causas relacionadas con este padecimiento son:
- Tendinitis rotuliana
- Artritis de rodilla
- Bursitis
- Rotura de ligamentos de la rodilla
- Esguince o distensión muscular
- Lesión de menisco
- Quiste de Baker
De acuerdo con los expertos, las molestias, que pueden intensificarse al subir o bajar escaleras, es debido a que las rótulas hacen más contacto con el fémur, y origina mayor roce o fricción. “Lo que sucede es que las rodillas forman un ángulo de 90 grados al subir o bajar escaleras y en este ángulo el roce o contacto de la rótula con el fémur es mayor. Si esta rótula y fémur ya se encuentran desgastados o enfermos, entonces generan dolor y crepitación, es decir, que crujen”, precisa el portal Tu Traumatólogo.
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Factores de riesgo
Hay varios factores que aumentan el riesgo de padecer problemas de rodilla, que es posible que se intensifiquen al subir las escaleras.
- Sobrepeso. Tener sobrepeso u obesidad aumenta la exigencia sobre las articulaciones de las rodillas, incluso durante actividades comunes, como caminar o subir y bajar escaleras. Además, aumenta el riesgo de osteoartritis, ya que acelera la ruptura del cartílago articular.
- Falta de flexibilidad o fuerza muscular. La falta de fuerza y flexibilidad puede aumentar el riesgo de lesiones en las rodillas. Los músculos fuertes ayudan a estabilizar y proteger las articulaciones y la flexibilidad muscular puede lograr una amplitud completa de movimiento.
- Determinados deportes y ocupaciones. Algunos deportes suponen más exigencia a las rodillas que otros. El esquí alpino, con las botas de esquí rígidas y las potenciales caídas, los saltos y giros del básquetbol y el impacto repetido que absorben las rodillas cuando la persona corre o trota, aumentan el riesgo de lesiones en las rodillas. Los trabajos que requieren esfuerzo reiterado en las rodillas, como la construcción o el cultivo, también generan riesgo.
- Lesión previa. Haber tenido una lesión de rodilla anteriormente hace que sea más probable que la persona se vuelva a lesionar.
Prevención
El portal Cinfasalud, de España, plantea algunas recomendaciones que ayudan a evitar la aparición de este padecimiento.
1. Realizar ejercicio con precaución. El ejercicio moderado más recomendable es nadar, pedalear o caminar. Pero siempre es importante realizar un buen calentamiento antes de comenzar, y ejercicios de estiramiento y enfriamiento al acabar.
2. Mantener un buen tono muscular. Existen una serie de actividades físicas como la bicicleta –también la estática- o la natación, que permiten fortalecer la musculatura, especialmente el cuádriceps, sin sobrecargar las articulaciones. Es mejor evitar los deportes con carrera y salto; y en el caso de decantarse por correr, conviene hacerlo por una superficie lisa y suave, como un sendero, en lugar de por cemento.
3. Calzado adecuado. Al hacer deporte, el calzado debe sujetar el pie de manera suficiente y proporcionar la amortiguación necesaria para el tipo de actividad que se está realizando. En la vida diaria, no se recomienda utilizar un tacón excesivo o suelas demasiado blandas o desgastadas, porque además de dolor y deformidad en los pies, este tipo de zapatos pueden sobrecargar y dañar las rodillas.
4. Usar rodilleras. Las rodilleras son una solución terapéutica adecuada para prevenir y tratar las lesiones o dolor en esta articulación.
5. Tomar medicamentos. Analgésicos, como el paracetamol, y medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINE) como el ibuprofeno son una medida contra el dolor, pero su toma deberá ser siempre recomendada por un médico.
6. No retomar actividades habituales hasta que el médico lo indique. Por muchas ganas que se tengan de volver a hacer deporte o una vida normal, no esperar el tiempo suficiente para que una lesión mejore o para que la rodilla se recupere tras una intervención, aumenta el riesgo de recaída o de futuras lesiones. En ocasiones, además, puede ser necesaria rehabilitación antes de retomar la actividad física.