SALUD
Ejercicios para fortalecer el hígado y prevenir el exceso de grasa en este órgano
En casos graves, esta afección puede derivar en insuficiencia hepática.
A la acumulación de grasa en el hígado se le conoce como enfermedad del hígado graso o también esteatosis hepática, una afección que está muy relacionada con la obesidad, la diabetes tipo 2 y otros trastornos que se caracterizan por la resistencia a la insulina.
Demasiada grasa en este órgano puede causar inflamación, por lo que es posible que se dañe y se creen cicatrices. En casos graves, esta cicatrización lleva a la insuficiencia hepática. Cuando esta enfermedad se presenta en una persona que bebe mucho alcohol, se conoce como hígado graso por alcohol, según explica el portal Healthline.
Se trata de un padecimiento que normalmente no presenta síntomas, ni siquiera cuando está avanzado. Sin embargo, uno de sus efectos es que puede agrandar el hígado y cuando esto ocurre es posible que se genere dolor o malestar en la parte superior derecha del abdomen, que es el área entre las caderas y el pecho, explica la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
Práctica de ejercicio
Un estudio publicado en la revista Journal of Clinical Endocrinology and Metabolism concluyó que realizar ejercicio diario de alta intensidad ayudaría a las personas que padecen la enfermedad del hígado graso no alcohólico.
Tendencias
Los científicos compararon los ejercicios de alta intensidad frente a los de intensidad moderada y sus respectivos efectos sobre la grasa hepática en personas adultas. Una de las conclusiones fue que, así como las actividades moderadas ayudan a mejorar la salud del hígado, los entrenamientos más cortos e intensos funcionan igual de bien, lo que indica que los pacientes no tienen que hacer ejercicio durante largos períodos para obtener resultados, pero vale la pena intensificarlos.
Los aeróbicos tampoco deben faltar. De acuerdo con los expertos, esta actividad física tiene como objetivo quemar la grasa corporal. Una de las recomendaciones es empezar con rutinas de intensidad moderada, especialmente si la persona lleva un estilo de vida sedentario.
Andar en bicicleta
Este es un ejercicio que ayuda a bajar de peso, quemar grasas y calorías, aumentar la capacidad pulmonar y mejorar el equilibrio. A esto se puede sumar el trote, pues correr estimula el trabajo de varios músculos del cuerpo, facilita la pérdida de peso y la tonicidad muscular.
Es importante tener claro que solo con el ejercicio no será posible eliminar la grasa, sino que esto debe combinarse con la ingesta de una dieta equilibrada y una de las primeras acciones es reducir el consumo de carbohidratos.
Investigaciones indican que solo el 16 % de grasa en el hígado en personas con la enfermedad proviene de la grasa en la dieta. Por el contrario, la mayoría de esta grasa es producto de los ácidos grasos en la sangre, y aproximadamente el 26 % de esta grasa se forma en un proceso llamado lipogénesis de novo, en el cual el exceso de carbohidratos se convierte en grasa.
Es importante consumir grasas monoinsaturadas como el aceite de oliva, aguacates y nueces, a la vez que se evitan los alimentos con alto contenido de grasas saturadas, carbohidratos refinados o azúcar. Los estudios sugieren que los azúcares simples, las carnes rojas, los alimentos procesados y los alimentos bajos en fibra pueden derivar en esta afección.
También se aconseja incluir en la alimentación el té verde. Evidencia científica indica que sus antioxidantes llamados catequinas ayudan a disminuir la grasa en el hígado y la inflamación en personas que padecen la enfermedad. Información de la revista Mejor con Salud recomienda tomar cuatro tazas pequeñas de té verde al día y café, pues esta última bebida también brinda beneficios para aliviar el hígado graso.
Por último, según Healthline, hay investigaciones que sugieren que consumir de 10 a 14 gramos de fibra soluble al día ayudaría a reducir la grasa en el hígado, disminuir los niveles de enzimas hepáticas y aumentar la sensibilidad a la insulina.