RELACIONES DE PAREJA

¿Ellas los prefieren extranjeros?

En Colombia, el 75 por ciento de las mujeres estaría dispuesta a casarse con personas de otros países. Expertos explican por qué las colombianas buscan a su media naranja en otras tierras.

2 de junio de 2018
| Foto: Pixabay

En el interior de un edificio antiguo del barrio Teusaquillo de Bogotá, sin ningún anuncio a la vista se encuentra la agencia matrimonial Vogulys, la más antigua de Latinoamérica. Desde que fue fundada en 1966 -por un emigrante lituano y su esposa colombiana- hasta hoy, la empresa ha logrado casar oficialmente a 10.156 colombianas con extranjeros. En su mayoría, provenientes de Estados Unidos y Europa.

Desde sus comienzos ha sido un negocio rentable, pionero en un fenómeno que sigue siendo evidente del siglo XXI: el creciente interés de las colombianas por encontrar su media naranja en otras tierras. Según cuenta el colombo-lituano, hoy el 99 por ciento de las personas que se acercan a su oficina son mujeres. Y “como tenemos contacto con agencias  internacionales donde los hombres se inscriben buscando colombianas, ahí hacemos un intercambio de datos”, cuenta a SEMANA. Para él, a nivel global, el mecanismo funciona bien, pues los extranjeros buscan a la mujer colombiana por su belleza y su forma de ser.

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Jonas Vogulys en su oficina donde tiene colgado el número de matrimonios que ha logrado su agencia matrimonial en más de 50 años.

Con Vogulys coincide María José Bueno, directora de la agencia Busco novio extranjero de Barranquilla, quien asegura que a su agencia llegan más mujeres que hombres que prefieren enamorarse de extranjeros. Ellas tienen casi siempre éxito porque los hombres buscan el look latino. “Piel trigeña, ojos marrones, pero además, la de idea de familia tradicional”, dice.

Aunque el internet ha sido un fuerte enemigo de estos casamenteros, pues Tinder y Hapnn han abierto el espacio para nuevas formas de relacionamiento, Vogulys y Bueno dicen sobrevivir gracias a su efectividad y experiencia. “El negocio se ha vuelto muy exclusivo y la calidad ha aumentado. Es para gente que dice: ‘no voy a perder mi tiempo mirando perfiles en una página’”, cuenta Bueno. 

En Colombia existen unas diez agencias que operan de esta manera. Los interesados realizan una inscripción, van a una entrevista personal (que tiene un valor de aproximadamente 70.000 pesos), y en adelante, la búsqueda del amor puede llegar a costarles entre 200 a 2 millones de pesos. Según explican ambas agencias, la tasa de éxito es alta. De 10 mujeres que acuden, 7 logran casarse y tener un buen matrimonio. El secreto es que “antes de conocerse, la agencia ya ha estudiado los intereses de cada uno y, por experiencia, reconoce con quienes tendría más oportunidades de enamorarse”, asegura Bueno.

Este es el caso de María Cristina Ramírez una bogotana que duró 52 años casada con un alemán. “Me escribí con hombres de todo el mundo, pero finalmente me lo escogí a él. En esa época los colombianos eran mucho más machistas y autoritarios y creo que eso era lo que más le llamaba a uno la atención”, asegura. 

Ramiro Fernández*, gestor académico que lideró por 35 años los intercambios de una de las universidades más reconocidas de Colombia en Francia, confirma esta tendencia pues por experiencia ha visto que una gran mayoría de mujeres que van al exterior a especializarse terminan casadas con foráneos. Algunas no regresan, pero la gran mayoría vuelven con su pareja al país de origen para crear empresa.

Ramírez argumenta que detrás de esta práctica hay un fenómeno sociológico importante relacionado con la liberación femenina y el hecho de que las mujeres ya no quieren hombres criados bajo el modelo patriarcal. En hombres colombianos, la tendencia de casarse con extranjera no es tan común porque las extranjeras, que son más independientes, los enfrentan a redefinir su masculinidad. 

El hombre ideal: con pasaporte extranjero

La razón por la que ellas prefieren el producto extranjero al nacional es, en parte, por experiencias de desamor que han producido un desencantamiento generalizado por el hombre colombiano. “Escuchamos frase como ‘todos los hombres son iguales’, pero, ¿qué patrón hace que esta mujer esté viendo características similares en esos hombres? Es algo cultural, muy psicológico”, explica la psicóloga Catherine Salamanca.

Esto ha llevado a que exista una sobrevaloración de los extranjeros, pues se tiene el ideal de que son trabajadores, protectores, padres excelentes, pero muchas veces pasada la etapa de enamoramiento descubren que son iguales que otros hombres. “Hay casos en los que sí se entienden muy bien, porque hacen un clic con la visión del otro de ver la vida”, dice. 

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En septiembre de 2017 un sondeo de Tinder, hecho con 35.000 usuarios entre 18 y 40 años provenientes de Colombia, Argentina, Chile, Brasil y México, mostró que más mujeres estarían dispuestas a tener una relación con un extranjero. Así fue al menos en el caso colombiano, donde 94 por ciento de los hombres y 82,9 por ciento de las mujeres estarían dispuestas a salir con un extranjero por un rato, pero a la hora de establecer una relación seria, las mujeres eran
las más interesaban.

El 75 por ciento dijo que sí formaría una relación sólida, mientras que en los hombres la cifra se redujo al 65 por ciento. La mayoría de personas encontró el acento como la característica más atractiva de un extranjero. “El acento connota la idea de lo distinto, la otredad y la seducción. Estudios psicológicos indican que el misterio puede ser muy atractivo al principio, cuando se está iniciando la relación, al igual que durante su continuidad”, dijo Jess Carbino, socióloga de Tinder.

A los hombres de otras culturas les gustan las colombianas porque con la liberación femenina “las mujeres pusieron al hombre a un lado, pero en Colombia, y puede sonar fuerte, algunas siguen siendo criadas para ser lindas, cuidar a un hombre y tener familia”, dice Ramírez. Otros como Vogulys dicen que es por su belleza y personalidad.

Hoy el fenómeno de mujeres que buscan pareja va mucho más allá de las agencias matrimoniales pues ellas también los encuentran en los sitios tradicionales como bares, fiestas o través de amigos comunes. De acuerdo a un sondeo realizado por SEMANA, más del 60 por ciento de los colombianos conocen a alguna mujer colombiana casada con un extranjero. Ese es el caso de Pasa y Camila, una joven pareja turco-colombiana que se conoció en el Amazonas.

Con extranjero ¿más difícil?


Camila y Pasa se casaron hace tres años en dos ceremonias, una musulmana y otra católica. Actualmente viven en Colombia y tienen una tienda de artesanía de Turquía.

Lo que muchas de estas parejas no saben es que mantener una relación intercultural puede resultar difícil. En el caso de Pasa y Camila reconocen que tras su historia de amor hubo muchos altibajos, entre los que destacan la distancia y las barreras culturales. “Cuando le conté a mi familia que me iba a Turquía, fue una tragedia. Mi tía me hizo ver una película en la que un árabe tenía encerrada a una mujer. Ninguno me apoyó” dice Camila.

Por su parte, Para Pasa también lo más difícil fue que su mamá aceptara que tenía una relación con una extranjera. “En Turquía las madres son muy celosas con los varones. Cuando llevé a Camila a mi casa, mi mamá hacía comentarios mal intencionados que ella no entendía” asegura. El miedo de su madre era que Pasa fuera a vivir a Colombia para siempre, como sucedió.

“Otra cosa incómoda fue la religión. Al casarnos, muchos padres intentaban convertirme, incluso alguno, habló muy mal del musulmán”, asegura. Sin embargo, ambos  demostraron que superar todos los obstáculos es posible. Luego de tres años de estar casados, Pasa asegura que para que una relación de pareja intercultural funcione a largo plazo son fundamentales dos cosas: que una de las dos personas hable el idioma nativo del otro y que conozca bien cómo funciona su cultura.“De lo contrario nunca va a prosperar, conozco matrimonios en los que se casan sin saber el idioma del otro, los ves hablando por Google Translate, o a las mujeres sentadas escuchando cómo sus maridos hablan con amigos”, dice.

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Esto fue evidente en el estudio de Tinder pues los principales obstáculos fueron las diferencias culturales. Según un estudio de la Universidad Nacional de 2010, estas barreras son uno de los problemas más comunes de las parejas transnacionales. La separación de la pareja de sus familias originales, pues uno de los dos deja su país de origen para irse a donde el de su pareja, puede llegar a representar el costo emocional más fuerte. 

Cuenta Vogulys que en los años sesenta, cuando sus padres iniciaron el negocio, no era nada común encontrarse con parejas casadas con extranjeros. El caso de sus padres, Jonas Vogulys y Beatriz Ramírez, era una excepción. Tras casarse y empezar a compartir tiempo con lituanos e inmigrantes de la Segunda Guerra Mundial, Beatriz descubrió la soledad en la que vivían.  Así fue como decidió presentarlos con sus amigas bibliotecarias, quienes a su vez estaban interesadas en encontrar otro  tipo de hombres. Unos ‘menos machistas’ para la época. 

Más de un siglo después y a pesar de que hoy hay muchas aplicaciones para encontrar pareja por internet, el tema sigue siendo tabú. Salamanca explica que esto se debe a que “las personas temen poner en evidencia que tiene un problema amoroso y que acuden a un tercero para obtener esta conexión emocional, que no es lo natural”. Sin embargo, asegura que lo único artificial es el primer encuentro, pues el resto de la relación tendrá que desarrollarse, inevitablemente, de forma normal. No importa si ese enamorado es de Londres, París o de Nueva York.