INFORME ESPECIAL
El ‘bullying’ no es un juego de niños
El matoneo se está usando para presionar a los estudiantes a que se vinculen a organizaciones delictivas.
“Luego de eso me quería morir, a mis 14 años me invadió la tristeza, tuve depresión y me engordé bastante…me sentía morir”. Este es el testimonio de María del Rosario Gómez, quien cariñosamente es conocida como Marre, una joven que hoy, a sus 22 años, recuerda cómo en su adolescencia fue víctima de intimidación escolar por parte de un adolescente, quien a través de internet, profirió hacia ella ofensas, burlas y sobrenombres, situación que la afectó y marcó, pero que al mismo tiempo le dio fuerzas para continuar y convertirse en una mujer talentosa.
Para Marre, aquel joven y sus amigos no eran conscientes de lo que podrían ocasionar, “Para ellos el ofenderme era un juego, un chiste, nunca pensaron en el daño y el dolor que podrían causarme. Gracias a Dios me refugié mucho en la música y logré salir adelante”, asegura.
La intimidación escolar también conocida como ‘Bullying’, matoneo o acoso escolar, consiste en la conducta negativa, intencional metódica y sistemática de agresión, intimidación, humillación, ridiculización, difamación, coacción, aislamiento deliberado, amenaza o incitación a la violencia o cualquier forma de maltrato psicológico, verbal, físico o por medios electrónicos contra un niño, niña o adolescente, por parte de un estudiante o varios de sus pares con quienes mantiene una relación de poder desigual.
Esta vulneración de derechos ha empezado a tener mayor relevancia durante los últimos años debido a que algunas víctimas han denunciado, o, como Marre han decidido contar su historia, situación que ha llamado la atención de colegios, del Estado y medios de comunicación. Es tal la preocupación, que ésta generó que el Gobierno Nacional sancionara en el mes de marzo la Ley 1620 del año pasado, la cual pretende, entre otras cosas, atender preventivamente situaciones de violencia escolar como el ‘bullying’.
Lo que la mayoría no sabe, y que el pedagogo social alemán Frank Schallenberg recalca en su libro Te ha tocado, mobbing entre alumnos, es que el daño que les ocasiona a los menores cuando se convierten en adultos es gigantesco. El niño que lo sufre vive grandes periodos de angustia, desamparo y terror. Suele estar solo porque casi nadie le ayuda ni en su casa le creen. Se desconcentra, tiene dolores de cabeza o malestares estomacales y es inseguro. En el caso del agresor, es una persona que no se adapta al mundo, y pierde la capacidad de desarrollarse social y emocionalmente de otra forma que no sea la violenta, dice Schallenberg.
Ángela Rosales, directora de la Organización Aldeas Infantiles SOS, aseguró que los comportamientos de los niños, las niñas y los adolescentes son el resultado de lo que aprenden en la casa, en el colegio, en el barrio y en la interacción con otros niños. Por esta razón, “el tema de acoso escolar es preocupante porque es el reflejo de lo que los menores de edad están viendo. Ellos se comportan así porque aprendieron a comportarse así, en algún momento adoptaron esa manera de actuar, por ello es fundamental que los adultos seamos conscientes de cuál es el ejemplo que estamos dando a los niños y a las niñas”.
Para la directora de Aldeas Infantiles, es fundamental el rol de la familia. “Hay que enseñar a los niños que todos los menores de edad tienen derechos pero al mismo tiempo responsabilidades con los demás y de esa manera no podemos hacer un ejercicio de poder maltratando o pasando por encima del otro”.
Víctimas e intimidadores, ambas partes requieren atención y protección
De acuerdo con los resultados de la Prueba Saber Pro, en Colombia, casi la mitad de los niños o niñas sostuvieron que sus compañeros discriminan a otros. El 35 % de ellos dijo haber sido víctima y el 22 % manifestó haber intimidado a alguien, lo que evidencia que más del 50 % de los niños, niñas y adolescentes colombianos pueden verse involucrados como víctimas o victimarios en estos escenarios de violencia y por lo tanto, ambos requieren apoyo y protección.
La intensidad del ‘bullying’ puede ser variable, pero si no se detiene a tiempo, puede traer consecuencias graves tanto para las víctimas como para los intimidadores.
Entre tanto, Carolina Piñeros, directora ejecutiva de Red Papaz, manifestó que, “en el tema del acoso escolar, hemos ido entendiendo que el victimario también es víctima, es otro niño, hay que analizar qué pasa con el entorno de ese niño porque puede ser que sus padres no estén al tanto de lo que hace, puede ser que venga de un ambiente violento, entonces hay que mirar qué sucede con ese pequeño. Antes decíamos 'eso es cosa de niños, lo hizo como un chiste', ahora somos conscientes de que es un tema delicado y que debe ser visto desde ambas partes”.
Instituciones educativas, responsables de la protección de las niñas y los niños
La problemática de acoso escolar en el país, si bien es una situación que requiere de la responsabilidad y compromiso de todos los entes del Estado, son los colegios, las escuelas e instituciones educativas en general, los actores principales para prevenir, detectar y atender la intimidación escolar.
Para la directora de Aldeas Infantiles “los niños aprenden en la medida en que observan qué sucede a su alrededor. Entonces el colegio es responsable de lo que ocurra en todos los entornos donde están, no solamente al interior del aula”.
Rosales agrega que, “también hay que observar qué tipo de relación tienen los profesores con los niños, si los maestros tienen relaciones abusivas con los estudiantes, ellos van a tener relaciones abusivas entre sí, si los profesores tienen relaciones groseras con los padres de familia, o los padres con los profesores, entonces eso se repetirá en el contexto, así que el llamado es a la coherencia en la acción en el marco del colegio, y es éste el que debe estar muy atento a identificar las acciones para prevenirlas tempranamente”.
Los especialistas aseguran que cuando se presentan casos de intimidación escolar existen tres grupos importantes a quienes hay que direccionar todas las estrategias para la prevención de esta problemática. Ellos son: las víctimas, los intimidadores y los testigos silenciosos u observadores, quienes son aquellos niños o niñas, que presencian las situaciones de acoso y no intervienen ni directa o indirectamente.
La Prueba Saber Pro realizada en el país en 2012, evidencia cómo en el quinto grado más de la mitad de los niños y a casi la mitad de las niñas no les importaba, o inclusive, se divertían viendo el maltrato de algunos de sus compañeros y compañeras. Otros estudios en el tema aseguran que el porcentaje de menores de edad que son testigos de hechos relacionados con acoso escolar se encuentra entre el 60 y el 70 %, situación que potencia al agresor puesto que ellos se convierten en su audiencia. Por ello, es importante que quienes presencian esto no se reían junto al agresor en el momento de la intimidación, comunicar a un adulto lo sucedido y servir de audiencia para quien comete estas agresiones.
“Días después de que aquellos jóvenes me agredieran, fueron a jugar un partido de fútbol a mi colegio. Yo me encontraba al lado de la cancha observando cuando de repente me empezaron a insultar y a decirme cosas terribles. Yo sentí miedo y mucha tristeza pero fueron mis amigas quienes intervinieron, los enfrentaron y les hicieron ver que eso que estaban haciendo no era lo correcto”, recuerda Marre.
Carolina Piñeros de Red Papaz, coincide con Rosales y agrega que, “en el momento en que un niño aprende a identificar que eso que le pasa a su amigo o compañero es injusto, se presenta un desbalance de poder, entonces si el niño en vez de reír tiene una posición crítica frente a ese hecho, ahí se estaría trancando el problema, es pensar un poco en que “a mí no me gustaría que me hicieran eso””.
“Es importante que el niño sienta que en los adultos encuentra ejemplos, pero también la confianza para hacerse escuchar, y que en ellos va a encontrar un respaldo, que ellos van a ayudarle, no solamente lo van a escuchar sino que van a tomar una acción eficaz que ayude a cambiar esa situación negativa que observen o presencien. El propósito con esto es que los niños hagan el ejercicio de contar algo que no consideren correcto, pero solo lo harán cuando sepan realmente a quien acudir”, asevera Ángela Rosales.
La familia, pilar fundamental para prevenir, mitigar y superar el acoso escolar
“Luego de una semana en la que estuve refugiada en mí misma y en la que lloraba mucho decidí hablar con mis padres y allí les conté lo que me había sucedido. Sé que fue la mejor decisión porque no me dejaron sola y me ayudaron a superar ese momento tan difícil para mí. Uno a veces piensa que cuando se presentan casos de intimidación no hay más salidas y siempre hay algo que uno puede hacer, se puede recuperar la confianza y uno puede salir adelante”.
El anterior es el testimonio de Marre al ser preguntada sobre la importancia que tiene la familia para ayudar a prevenir y tratar la problemática de acoso escolar. Si bien, el Estado y los colegios tienen una responsabilidad indelegable en este tema, los padres, madres, hermanos y demás familiares juegan también un rol fundamental tanto en el manejo de la intimidación, como en su prevención, enseñando, por ejemplo, a sus hijos desde pequeños a no maltratar a otros, a defenderse sin agresión y generando espacios de confianza y comunicación.
Para Ángela Rosales, “si nosotros como padres no abrimos espacios de educación, el niño tampoco va a tener la confianza de venir a contarnos cuando él o ella tengan una situación vulnerable. Si en la familia validamos eso y validamos que pasar por encima de alguien, aventajarse del otro, me muestra que soy capaz, que soy poderoso, me río o me burlo de la situación de los demás, el niño cuando sea víctima no va a querer venir a contarme nada porque va a sentir que defrauda a su familia, que no es capaz”.
RedPapaz considera que es esencial que las familias y en general toda la sociedad entienda que la agresión trae más agresión y por ello la clave está en formar niños y niñas asertivos. “Si los papás decimos a nuestros hijos desde el primer día del jardín, apréndete a defender, si alguien te pega, pégale más duro, estaríamos yendo por el camino incorrecto. Entonces, se trata de que empecemos a mandar un mensaje diferente y queramos que nuestros hijos sean asertivos. Si logramos esto, cambiaríamos por completo la situación que hoy en día viven muchos menores de edad víctimas de intimidación escolar”.