Salud
El camino a seguir para una mejor salud mental, ¿cuál es?
La pandemia del covid-19 y las secuelas que dejó en las esferas económicas, sociales y sanitarias, entre otras, ha agudizado la problemática.
Las patologías mentales desde antes de la pandemia las presentaba un gran número de personas afectadas, siendo la segunda causa de consulta médica y, proporcionalmente, una problemática a nivel general que debe ser tratada con la seriedad que representa para la salud de las personas.
Manuel Acevedo Jaramillo, rector de la Universidad CES, afirmó que las investigaciones de la institución académica y de otras entidades coinciden en que se debe colocar el foco de atención hoy más que nunca en la salud mental de los colombianos, para buscar mecanismos que lleven a la reducción de condiciones multimórbidas como depresión, soledad, ideación suicida y consumo de sustancias psicoactivas legales e ilegales, mediante la identificación de los factores de protección que pueden ser fortalecidos.
Esto, debido al gran impacto que tuvo la pandemia con sus medidas restrictivas en la salud mental de las personas, que se vieron aisladas o en soledad debido a la cuarentena por covid-19, además de la pérdida de seres queridos y demás factores que influyen en este campo.
En este sentido, expertos de esa institución de educación superior presentaron este lunes 10 de octubre una hoja de ruta que señala el camino de ocho puntos para mejorar, entre todos los sectores, la prevención y atención en salud mental de los colombianos.
Lo más leído
Los puntos
- Los médicos y enfermeras estuvieron al frente en los peores momentos de pandemia y deben ser foco a la hora de crear una estrategia en pro de la salud mental. Un estudio de la Universidad CES estableció, por ejemplo, que el 40 % del personal médico de las principales ciudades del país registró trastornos mentales de ansiedad, depresión, problemas de sueño o insomnio durante la pandemia, por tal los aportes deberían verse reflejados en el nuevo marco legal y constitucional que se tramite.
- Como academia se debe cuestionar y tomar acciones sobre los programas de estudio, profesiones y especializaciones, y observar qué es lo que necesita la prevención y atención de la salud mental de los colombianos.
- Es más estratégico, con base en actualización o complementación de planes de estudio, aumentar la capacidad resolutiva en atención básica de salud mental de los médicos generales, que multiplicar programas de formación en Psicología o Psiquiatría. Es la medida más oportuna para atender la dimensión del problema de la salud mental en Colombia. Esperar tres a cinco años a que haya más especialistas en salud mental, es exponer el país a que el reto tome una ventaja inalcanzable.
- Si no se hace una atención adecuada en las capitales, mucho menos en las regiones. Es conveniente articular la Política Nacional de Salud Mental con el ‘Programa de acción para superar las brechas en salud mental’, promovido por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
- Ante la urgencia del panorama sobre salud mental en Colombia, que tiene dimensiones inesperadas, el mecanismo más eficaz debe actuar ante dos problemáticas realidades actuales: esperar de cuatro a seis meses por una cita con un especialista o dejar a los potenciales pacientes en el territorio sin una atención oportuna; en la Colombia rural no se encuentran psiquiatras.
- Replantear de forma prioritaria el modelo de cómo se está abordando y tratando la salud mental. No hay plena conciencia en el sistema de salud del país de ver el asunto como una patología dual (salud mental más problema de adicción) que demanda atención integral e integrada.
- Hay enfermedades mentales (ansiedad, depresión, bipolaridad, entre otros) que están dormidas y el uso de drogas las dispara. Por esa razón es urgente una visión integral y no continuar con atención de salud mental, por un lado, y la adicción, por otro, generando una ‘puerta giratoria en el sistema de salud’.
- El reto de atención integral se da, precisamente, en medio de un profundo debate nacional sobre la legalización del consumo del cannabis en población adulta, en el Congreso de la República. A la par con este proyecto de acto legislativo, también se ha activado la discusión sobre una eventual legalización de la cocaína.
- Se requiere que cada uno de los actores, antes de cualquier aprobación, se integre para construir, revisar y alistar un plan nacional de información sobre uso y riesgos del cannabis, tal y como ocurre con el tabaco y el alcohol.
- Los adultos mayores, los niños y jóvenes requieren de un tratamiento especial en materia de prevención y atención en salud mental.
- Se requiere, desde la academia, y de la mano con el Ministerio de Educación Nacional, robustecer lo que ya ordena la norma. Esta dispone que directivas de escuelas y colegios involucren más a los docentes y a las familias en la importancia de la promoción de la salud mental, teniendo claro que no es un asunto exclusivo del Estado.
- Una mayor frecuencia en la elaboración de estudios con públicos objetivo permitirá tener mayor certeza en la formulación, diseño e implementación de planes de salud.
- Atención especial al territorio, pues hay una tarea pendiente con las regiones al no tener claras las lógicas territoriales desde el nivel central, argumentado lo anterior en el desfase existente entre las solicitudes hechas a los entes territoriales y la limitada capacidad de respuesta (puesto que no se cuenta en todo el territorio con la misma infraestructura, talento humano y recursos económicos en general).