ENTREVISTA
“Queremos disminuir los casos de cáncer que llegan en estadios avanzados”
Carolina Wiesner, directora del Instituto Nacional de Cancerología, cuenta como será el nuevo centro de prevención y diagnóstico temprano en cáncer que se inaugurará en febrero del año entrante.
En 83 años de servicio, el Instituto Nacional de Cancerología (INC) tiene por primera vez como directora a una mujer. Se trata de Carolina Wiesner, médica especializada en salud pública en la Universidad de Tokyo, Japón, un país que tiene una alta incidencia de cáncer de estómago, pero, paradojicamente, una baja tasa de mortalidad por dicha causa gracias a que la mayoría de los casos se detectan de manera temprana mediante programas de tamización en los que ella ha participado. En sus más de 20 años en el INC, Wiesner ha trabajado por lograr en Colombia algo similar a lo del país asiático como es contar con prevención y diagnóstico temprano, algo que garantizaría una mayor supervivencia de los pacientes.
Eso se hará realidad el próximo 3 de febrero cuando se inaugure, en las antiguas instalaciones del Hospital San Juan de Dios, el centro de prevención y diagnóstico temprano de cáncer. “El propósito es disminuir el número de casos que en el Distrito llegan en estadios avanzados de la enfermedad para lograr una mayor oportunidad en el diagnóstico y poder mejorar el número de tratamientos con intención curativa”, dice la funcionaria. Esta es la entrevista completa.
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SEMANA: ¿En qué consiste este nuevo centro?
Carolina Wiesner: Es un centro en donde las personas asintomáticas o que tienen alguna sospecha de cáncer puedan hacerse los exámenes necesarios y recibir el diagnóstico de manera oportuna. Este servicio no lo teníamos aquí en el instituto porque somos un centro integral de tratamiento de cáncer.
SEMANA: ¿En qué tipos de cancer se van a enfocar?
C.W.: Comenzamos con las seis patologías más frecuentes en el país que son cáncer de cuello uterino, colon y recto (que va en ascenso en hombres y mujeres), cáncer de piel, próstata, mama, y cáncer de niños. Además son las patologías para las cuales se cuenta con pruebas o exámenes que permiten identificar a las personas para saber si tienen un mayor riesgo. Pero vamos a ir creciendo paulatinamente hasta cubrir todos estos servicios. Igualmente, ofreceremos cursos de educación continua a médicos generales y enfermeras de acuerdo con el nuevo modelo integral de atención en salud MIAS, que busca fortalecer las competencias de los prestadores primarios para la gestión del riesgo de cáncer.
SEMANA: ¿Para quiénes será?
C.W.: El 50 por ciento de nuestros contratos se dan con el régimen contributivo y la otra mitad con el subsidiado. Pero la idea es que el centro de prevención sea para todos los colombianos. Me entristece que en Colombia tengamos la percepción de que las instituciones públicas son para los que no tienen capacidad de pago. Para mi lo público representa las conquistas colectivas que logran y demuestran beneficios para todos.
SEMANA: ¿Pero solo hay que ir en caso de sospecha de cáncer?
C.W.: No. Las mujeres nos tenemos que hacer la citología a partir de los 25 años o la prueba de VPH a partir de los 30. Estas pruebas se ofrecerán allí. La prueba del VPH es de biología molecular e identifica el ADN del virus VPH con alta precisión. De cada 10 mujeres detecta mínimo 9, mientras que con una citología de cada 10 mujeres con precancer se detectan 5 o 6; o sea que la citología tiene un alto número de falsos negativos, y por ese se debe hacer cada año. La prueba de VPH se hace cada cinco años y es costo efectiva. También tendremos la vacuna contra cáncer de cuello uterino; esperamos que a partir del año entrante los colombianos recuperen la confianza en la eficacia y seguridad de esa vacuna. El Grupo de Expertos en Seguridad de las Vacunas de la OMS, La Agencia Europea de Evaluacion de Medicamenteos (EMEA), el CDC en EE.UU. y varios grupos de expertos en numerosos países han concluido que no hay evidencia causal entre la vacuna y las enfermedades autoinmunes. Contaremos con médicos generales entrenados en el Instituto y especialistas no oncólogos que estarán preparados para recibir a las personas y poder confirmarar el diagnóstico. En los casos necesarios se les podrá hacer el tratamiento en el instituto porque la idea es hacer la ruta de atención desde el comienzo. Esa es la idea, si los aseguradores nos ayudan.
SEMANA: ¿Entonces las personas diagnosticadas en el nuevo centro se tratarán en el cancerológico?
C.W.: Hoy lo que se hace en prevención no está articulado con el tratamiento. Queremos mostrar un modelo más articulado. El punto crítico de Colombia no es tanto que no se presten los servicios sino que no están tan bien articulados. Entonces las personas dan muchas vueltas antes de recibir el tratamiento y la idea es mejorar ese aspecto.
SEMANA: Pero para eso se requiere que las aseguradoras acepten hacer todo con ustedes...
C.W.: La integralidad no depende de la infraestructura sino de los contratos con los aseguradores. Nosotros tenemos un centro integral de tratamiento de cáncer, con todos los servicios bajo el mismo techo, pero los contratos no nos permiten garantizar la integralidad; los aseguradores hacen contratos con ot0ras instituciones que prestan algunos de los servicios. Entonces, un paciente puede llegar aquí, pero los exámenes de laboratorio se los tiene que hacer en otro lado y las imágenes diagnosticas en otro. Estamos tratando de proponer otras modalidades de contratación, diferentes al pago por evento, como es el pago global prospectivo, en donde compartimos los riesgos con el asegurador en términos económicos para que el paciente pueda, efectivamente, recibir una atención integral sin la fragmentación de la contratación y sin tantos trámites administrativos. Actualmente lo hacemos con un solo asegurador; esperamos evaluar este modelo para poder ampliarlo con otros.
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SEMANA: A largo plazo ¿Cuál es el objetivo?
C.W.: El INC no es solo un hospital, es una estrategia del Estado que le permite generar conocimiento para el control del cáncer en el país y modelar cómo prevenir y prestar servicios de bajo costo que sean modelos bajo el principio de la sostenibilidad financiera. El cáncer es de alto costo, pero queremos que sea de bajo costo o de costos razonables, con procedimientos sencillos en estadios tempranos y con el uso de tecnologías que generan valor para el paciente y para el sistema de salud. El Instituto como estrategia es y debe ser un espacio público que busca garantizar la discusión académica y científica, así como garantizar y promover la calidad y el impacto en los indicadores de mortalidad por cáncer.
SEMANA: ¿Pero también buscan lograr lo que usted vio en Japón cuando hizo su maestría, es decir, que la gente no muera de cáncer?
C.W.: Bueno, Japón es un país muy distinto al nuestro. Pero de alguna manera sí. Dado que en el Instituto vemos todos los días pacientes con cáncer, nos hemos convertido en un motor que moviliza al país para que la gente tenga conciencia de lo que se puede prevenir: evitar llegar en estadios avanzados de la enfermedad. Por ejemplo, cáncer de cuello uterino y cánceres asociados al consumo de tabaco han sido siempre nuestra preocupación. Muchas mujeres que llegan aquí no tuvieron la oportunidad de recibir un tratamiento de una enfermedad que es totalmente prevenible y curable. Nuestra función es esa y el objetivo es que las pesonas puedan tomar bien sus decisiones. El miedo a veces paraliza; lo importante es hacerle frente.
SEMANA: Usted lleva aquí más de 20 años. ¿Cómo ha visto el cambio en cáncer en estas dos décadas?
C.W.: Hace 20 años el cáncer era una enfermedad catastrófica de la cual las personas se avergonzaban. A la gente le daba tanto miedo que nadie quería hacerse exámenes. Un diagnóstico era sinónimo de muerte. En 20 años eso ha cambiado radicalmente gracias a los avances tecnológicos y terapéuticos. Hoy la gente conoce del cáncer, porque su incidencia ha aumentado y la asume como una enfermedad crónica y no necesariamente letal, a pesar del estigma y de que implica tratamiento invasivo y mutilante. La gente ha visto que a quien se le diagnostica sobrevive 20 años o más e incluso muere por otra causa.
SEMANA: Pero aún se ve que la gente no tiene conciencia de que hay que adoptar hábitos de vida saludable.
C.W.: La prevención en cáncer es un intangible. Nadie ve las ventajas porque es más palpable el tratamiento. Pero cuando trabajamos en esto vemos el impacto que tiene. Por ejemplo, hemos visto una reducción en mortalidad de los tipos de cáncer ocasionados por tabaco como el de laringe, pulmón, cavidad oral, esófago... porque los colombianos han dejado de fumar. Eso tiene impacto grande en la calidad de vida y en el sistema de salud, ya que se reducen los costos económicos y sociales.
SEMANA: ¿Cómo vamos en Colombia en incidencia?
C.W.: En general, la incidencia de cáncer en Colombia está aumentando. Tenemos cerca de 62.000 casos nuevos por año y para el año 2035 se espera cerca del doble de casos. La mortalidad por cáncer de cuello se ha reducido porque las mujeres hemos hecho juiciosamente la citología. También la mortalidad de cáncer de estómago porque ahora hay mejor conservación de los alimentos y de calidad del agua, pues este cáncer se asocia a la bacteria helicobacter pylori. Somos un país en transición. Eso significa que aún tenemos muchos casos de cáncer de estómago y de cuello uterino, que es propio de los países de ingreso medio y bajo, pero también los cánceres asociados a estilos de vida industrializados como el de mama y próstata.
SEMANA: Si estamos juiciosos en el tema de prevención, ¿por qué están aumentando los casos?
C.W.: Los casos de cáncer están aumentando no tanto por la prevalencia de factores de riesgo, como por el envejecimiento de la población. Antes las mujeres eran viejas a los 52 años y hoy una mujer vive hasta las 82 años. A mayor edad se aumenta el riesgo de cáncer. Realmente el cáncer es producto del azar; es la consecuencia de una sumatoria de factores que se suman en el tiempo. Se suceden cambios moleculares y daños celulares que se acumulan en el tiempo y llega un día en que se dispara un mecanismo irreversible en el que se pierde el control y la célula se vuelve inmortal.
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SEMANA: Pero muchos piensan que debe haber algo en el ambiente, en lo que comemos. ¿Qué piensa usted?
C.W.: Cada época trae sus enfermedades. Vivimos en un mundo industrializado y urbanizado en donde hemos cambiado las características moleculares de nuestro entorno, la alimentación, el comportamiento sexual y la expectativa de vida. El contexto en el que nazco define el riesgo de ciertos tipos de cáncer. Por eso son importantes las comparaciones entre los países y las tasas de incidencia que puedan ser comparables, porque haciendo estudios poblacionales podemos hacer hipótesis de causalidad. En ese sentido, se comparan los riesgos relativos y se encuentran las diferencias. De allí surgen las recomendaciones sobre comer saludable, tener peso adecuado para estatura, reducir el consumo de alcohol, evitar el tabaco y los carcinógenos ocupacionales. Estados Unidos tiene una de las tasas de incidencia de cáncer mas alta del mundo.
SEMANA: ¿Entonces el cáncer es el precio que pagamos por vivir más?
C.W.: De acuerdo a cómo vivimos nos enfermamos. El cáncer está descrito desde los egipcios pero era una enfermedad huérfana porque en aquella época la expectativa de vida era baja y la gente se moría a los 45 años. No se veía. Ahora es de todos los días.