Vida Moderna
El consumo excesivo de sal incrementa el estrés
El cerebro, el sistema muscular y el sistema nervioso necesitan de sodio, pero cuando su ingesta no es moderada, trae complicaciones sobre la salud.
De acuerdo con la Organización Mundial para la Salud (OMS) el consumo elevado de sodio incrementa la presión arterial y el riesgo de enfermedades cardíacas. Sin embargo, la entidad internacional aconseja consumir sal yodada, “es decir, «enriquecida» con yodo, lo cual es esencial para un desarrollo sano del cerebro del feto y del niño pequeño, así como para optimizar las funciones mentales en general”.
No obstante, el Consejo Europeo de Información sobre la Alimentación (EUFIC) señala, por otra parte, que la sal es de tal importancia que ayuda a regular la presión arterial, y a mantener las funciones del sistema nervioso y muscular, siempre y cuando se consuma moderadamente.
Su eliminación se da a través de la orina y el sudor, pero las complicaciones se encuentran cuando los riñones, que son los órganos que regulan el sodio y el agua de la sangre, tienen un desequilibrio causado por el sodio y aumentan el volumen de la sangre, misma que ejerce una presión sobre las arterias, a lo que se le denomina presión arterial alta.
Cuando lo anterior sucede, el corazón se ve forzado a trabajar con mayor esfuerzo para que el cuerpo pueda funcionar de la mejor manera.
Hipertensión
La Clínica Mayo señala que la presión arterial alta es la “fuerza que ejerce la sangre contra las paredes de tus arterias”, que desencadena complicaciones sobre la salud del corazón.
Es de mencionar que esta afección también se denomina hipertensión y los síntomas no los perciben aquellos que la presentan, por lo que puede ser aún más peligrosa porque es silenciosa.
La OMS precisa que por lo menos 1.280 millones de personas adultas entre los 30 y 79 años son los más propensos a desarrollarla. “Apenas uno de cada cinco adultos hipertensos (el 21 %) tiene controlado el problema”, puntualiza la entidad.
La organización internacional afirma que para prevenir una hipertensión se debe evitar consumir cigarrillo; reducir la cantidad de sal que se ingiere, incluso en los productos enlatados, por ejemplo; y restringir el consumo de grasas no saludables, entre otros.
La relación de estrés y la presión arterial alta
El artículo “El alto consumo de sal activa el eje hipotálamo-pituitario-suprarrenal, amplifica la respuesta al estrés y altera la exposición de los tejidos a los glucocorticoides en ratones”, presidido por Hannah M. Costello y publicado en Cardiovascular Research, asegura que el consumo excesivo de sal incrementa la acción de los glucocorticoides asociados con el estrés.
Los glucocorticoides son compuestos que afectan “el metabolismo y tienen efectos antiinflamatorios e inmunodepresores. Pueden ser producidos naturalmente (hormonas) o sintéticamente (medicamentos). También se llama glucocorticoesteroide”, señala el Instituto Nacional del Cáncer (NCI).
Además, la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidos, MedlinePlus, define el estrés como “la forma” en la cual el cuerpo da respuesta a una situación, es decir, cómo reacciona ante un hecho que puede ser retador o requiere exigencia.
Durante el estrés, el cuerpo libera hormonas enviando una señal para actuar en un momento determinado. Sin embargo, la glucosa en la sangre y la presión arterial se pueden ver altamente afectadas.
Cabe señalar que no se considera que el estrés sea malo, ya que puede ayudar en la reacción ante situaciones que coloquen en riesgo la vida de una persona. No obstante, convivir con él puede desarrollar graves afecciones sobre la salud.
En conclusión, el consumo excesivo de sal no es el único factor que influye en la hipertensión y el estrés, para poder regularla es necesaria la actividad física y un plan de alimentación rico en potasio mismo que combate el sodio (sal).