PÓDCAST
El emprendimiento que comercializa artesanías diseñadas en las cárceles
Para las hermanas Juliana y Sara Zuluaga, el impacto de tener a su padre en la cárcel se convirtió en la oportunidad para crear la iniciativa Made in Prison y así ayudar a las familias de quienes están privados de la libertad, a través del diseño artesanal.
En el nuevo episodio de El lado +, la emprendedora paisa Juliana Zuluaga, creadora junto a su hermana del proyecto Made in Prison, compartió una historia de vida convertida en modelo de impacto social. Todo comenzó en el momento en que su padre, conductor de camión, fue detenido por transportar estupefacientes.
“Eso nos permitió entender la realidad de lo que se vive en Colombia, de lo que significa la privación de la libertad. También nos llevó a preguntarnos, no solo qué íbamos a hacer por nuestro papá, sino por las demás personas que estaban con él”.
En el día de su primera visita a la cárcel, su padre la recibió con una manilla que llevaba su nombre, y que él mismo había tejido. De ese sencillo gesto surgió una idea: comercializar estos productos para solventar las necesidades económicas de tener a un familiar tras las rejas. “Mi papá nos dijo: no vendan las que hago, vendan las de un compañero que tiene cuatro hijos pequeños”, agrega Juliana.
Ese fue el primer paso para Made in Prison, un negocio que busca ofrecer un alivio financiero a las familias de personas privadas de la libertad, a través de la venta de brazaletes, aretes, pines para la ropa y cinturones en dos centros penitenciarios: uno en Cauca y otro en Bellavista, Antioquia.
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Una segunda oportunidad
En este pódcast de Semana, dedicado a visibilizar buenas noticias e historias de vida que transforman realidades y dejan una huella en la sociedad, Juliana cuenta cómo, esta actividad productiva, también representó un proceso de reconstrucción del tejido familiar, de hacerle frente al estigma que muchas veces cargan quienes tienen un familiar tras las rejas.
“Para Made in Prison es muy importante que un interno se sienta aceptado en su núcleo familiar, y que sienta que está aportando aún al estar privado de la libertad. Hoy le están cumpliendo a la justicia pero también están utilizando sus manos para construir un nuevo camino”, menciona Juliana al preguntarle por lo que estos espacios de trabajo artesanal representan para los internos y sus familiares.
Juliana tiene algo seguro: la historia de Made in Prison no va a terminar cuando su padre recupere la libertad. Y, mientras esperan que esto suceda pronto, siguen haciendo planes para crecer en impacto y fortalecer una familia, que no es de sangre, pero que se ha ido forjando con los otros colaboradores que diseñan o comercializan este emprendimiento hecho en prisión.
Los invitamos, entonces, a escuchar este episodio y a compartir sus impresiones en nuestras redes sociales.