Vida Moderna
El estrés afecta negativamente el hígado graso, ¿de qué manera?
El estrés puede afectar de forma negativa la salud de las personas, en especial el hígado graso.
Muchos problemas de salud que llevan a enfermedades graves, se comienzan a gestar debido al estrés excesivo que generan las responsabilidades diarias, ya sean laborales, o de la vida personal, dado que el sentimiento de tensión física y emocional causado por frustraciones o enojos, puede ser tan fuerte, que se refleja en otros aspectos del cuerpo.
Si bien el estrés no es de todo malo, teniendo en cuenta que funciona como una reacción a situaciones en las que busca preservar el bienestar propio de la persona, buscando soluciones rápidas a problemas que ponen en riesgo a la persona en cualquier sentido, es importante saber controlarlo y no excederse para así evitar otros problemas de salud.
De hecho, el estilo de vida actual, contribuye a que este fenómeno se presente con más frecuencia de la que debería, ya que el constante cambio y agitación que exigen las grandes ciudades e incluso los rápidos ritmos de trabajo que se manejan en el afán de ser productivos ante un sistema económico del que se necesita para poder suplir las necesidades básicas, es uno de sus primeros causantes.
En ese sentido, la Asociación Americana de psicología (APA), mediante un estudio, demostró con datos certeros que un 40 % de las personas adultas con estrés tienen problemas para conciliar el sueño de manera regular, es decir, sufren de insomnio, y que además podían llegar a presentar problemas en algunos de sus órganos que reflejaban negativamente las grandes cantidades de estrés experimentadas.
Tendencias
El hígado es uno de estos afectados por la acumulación de estrés, puesto que su presencia genera una alteración significativa de linfocitos citolíticos, unas células que pueden encontrarse en dicho órgano y que son netamente las responsables de destruir los hepatocitos, lo que resulta en que finalmente se reagudicen de las enfermedades propias del hígado.
En concordancia con todo lo mencionado anteriormente y con el propósito de orientar a los pacientes hepáticos, Tuasaúde genera y comparte un listado con los alimentos permitidos y no permitidos cuando se padece hígado graso para mantener en lo posible la salud del organismo:
Alimentos permitidos:
- Frutas: manzana, pera, piña, durazno, papaya, fresas, kiwi, mandarina, naranja, plátanos, melón, sandía, arándanos, frambuesas, limón, ciruela y guanábana.
- Vegetales: calabacín, rúcula, espinacas, berenjena, lechuga, tomate, cebolla, zanahoria, coles y pimentón.
- Granos: frijoles, lentejas y garbanzos, entre otros.
- Cereales integrales: arroz integral, pan integral, pasta integral, quinoa y avena en hojuelas.
- Proteínas con poca grasa: huevos, tofu, pollo, pavo y pescados de carne blanca.
- Leche y derivados con poca grasa: leche y yogur descremados. En cuanto a quesos, el citado portal recomienda los blancos como requesón (ricotta) y cottage.
Alimentos a evitar:
- Alimentos ricos en grasas: quesos amarillos, queso crema, tocino, cordero, carne de res grasa, piel de pollo, carne de cerdo, chocolate, leche completa, mantequilla y margarina, por ejemplo.
- Alimentos ricos en azúcar: galletas, helados, frutas en almíbar, mermeladas y jugos de fruta industrializados.
- Cereales refinados: arroz blanco, pasta y pan blanco.
- Embutidos: jamón serrano, pechuga de pavo, salchicha, mortadela, salami y longaniza.
- Frituras.
- Comida rápida.