Vida Moderna
El fruto que ayuda a reducir el riesgo de la diabetes
El Ministerio de Salud reveló que entre 7 y 9 % de la población adulta padece diabetes.
La diabetes es una enfermedad en la que los niveles de glucosa (azúcar) de la sangre están muy altos, de acuerdo con Medline Plus, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
Además, la Organización Mundial de la Salud (OMS) explicó que la diabetes es una enfermedad crónica que se presenta cuando el páncreas no secreta suficiente insulina o cuando el organismo no utiliza eficazmente la insulina que produce.
De hecho, existen varios tipos de diabetes: diabetes tipo 1, diabetes tipo 2 y diabetes gestacional (diabetes durante el embarazo).
Por tal razón, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés) explicaron que la diabetes tipo 1 es causada por una reacción autoinmunitaria (el cuerpo se ataca a sí mismo por error) que impide que el cuerpo produzca insulina.
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Con la diabetes tipo 2, el cuerpo no usa la insulina adecuadamente y no puede mantener el azúcar en la sangre a niveles normales. Aproximadamente del 90 al 95 % de las personas con diabetes tiene la diabetes tipo 2.
Finalmente, la diabetes gestacional es un tipo que aparece por primera vez durante el embarazo en personas que nunca antes padecieron esta enfermedad y por lo general aparece a la mitad del embarazo.
Dicho lo anterior, el el portal portugués de salud, nutrición y bienestar Tua Saúde reveló que la cereza “posee polifenoles en su composición, como el ácido clorogénico, que puede ayudar a regular los niveles de azúcar y de insulina en la sangre, evitando picos o caídas de la glucemia”.
Asimismo, explicó que “las antocianinas presentes en la cereza tienen acción antioxidante que actúa inhibiendo enzimas importantes que causan la diabetes tipo 2, controlando la absorción de glucosa; por esta razón, la cereza ayuda a prevenir la diabetes”.
No obstante, al igual que con cualquier alimento que se quiera incluir en la dieta diaria, es importante consultar al médico tratante o a un nutricionista sobre cuál es la mejor manera de consumir, y si las condiciones médicas ya existentes no son un impedimento para beneficiarse de las propiedades del alimento ya nombrado, pues la información antes dada de ninguna manera sustituye la asesoría médica.
Por su parte, existen otros hábitos para prevenir y controlar la enfermedad, por ejemplo:
1. Conseguir y mantener un peso corporal saludable. El Ministerio de Salud en su página web explicó que se considera un peso saludable aquel que permite que la persona se mantenga en un buen estado de salud y calidad de vida. También se entiende como los valores de peso, dentro de los cuales, no existe riesgo para la salud de la persona.
Además, indicó que para saber si una persona está en un peso saludable, existen algunos métodos confiables. Uno es la determinación del Índice de masa corporal (IMC), que describe la relación entre peso y estatura y para calcular el IMC se necesita conocer el peso y la estatura y se aplica una sencilla fórmula matemática que consiste en dividir el peso entre la estatura al cuadrado: IMC = Peso (Kg) / Estatura al cuadrado (Mt).
Ejemplo:
Una persona pesa 64 Kg y mide 1,5 metros: 64 / 1,5 x 1,5 = 28.44. Este dato indica el IMC de la persona (28,44) se encuentra en los valores correspondientes a sobrepeso.
Esta fórmula no aplica a mujeres en estado de embarazo y debe ser ajustada si la persona tiene algún grado de edema (retención de líquido).
2. Realizar actividad física. Las nuevas directrices de la OMS recomiendan por lo menos de 150 a 300 minutos de actividad física aeróbica de intensidad moderada o vigorosa por semana para todos los adultos, incluidas las personas que viven con afecciones crónicas o discapacidad, y un promedio de 60 minutos al día para los niños y adolescentes.
3. No consumir tabaco, puesto que fumar aumenta el riesgo de sufrir diabetes y enfermedades cardiovasculares.
4. Tomar una alimentación saludable, sin azúcar ni grasas saturadas y tener en cuenta que algunos alimentos que suben la insulina en la sangre son: chocolates, caramelos, mermeladas, miel, helados, gaseosas, alcohol, galletas dulces, comida rápida, harina de trigo refinada, cereales azucarados, entre otros.