En algunos casos, esta animadversión se genera por situaciones dramáticas como separaciones, pérdida de un familiar o quedarse sin trabajo y la en Navidad se sienten más esas carencias | Foto: Fotograma de 'El Grinch'

Vida Moderna

El Grinch sí existe y no es tan malo como parece. ¿Qué hacer si no le gusta la Navidad?

En algunos casos, esta animadversión se genera por situaciones dramáticas como separaciones, pérdida de un familiar o quedarse sin trabajo, carencias que en Navidad se sienten más.

21 de diciembre de 2022

Para muchos la Navidad es sinónimo de vacaciones, reencuentros con amigos y familiares y festejos que van y vienen.

Para otros, en cambio, representa una época de ruido y de gastos innecesarios que generan malestar y rechazo. A estos últimos popularmente se les conoce como los Grinch.

Pero esa mala actitud contra la Navidad no es fortuita y, en opinión de la psicóloga Adela Sánchez, es una respuesta casi espontánea a la idea de que el fin de año “representa un cierre de ciclos. Una especie de corte de cuentas que nos hace preguntarnos qué metas cumplimos y cuáles nos faltaron. Es un momento en el que se hacen balances que para muchos no siempre resultan positivos, pues se estrellan con la realidad de que no cumplieron con muchas de las expectativas que se trazaron al comienzo o en el transcurso del año”.

De ahí que no sean pocos los que, lejos de festejos, felicidad y buenas acciones, se sienten atrapados por la tristeza, la añoranza o la soledad en estos días.

Algunos señalan que uno de los factores más relevantes cuando aparece la melancolía navideña es la creencia de que “todo el mundo es feliz”, “lo está pasando bien” y “participa en relaciones familiares amorosas” –porque a lo mejor es lo que reflejan las redes sociales–, pero el Grinch, no. Sin embargo, no se trata necesariamente de un hecho, es más bien de un deseo.

No es de extrañar entonces, de acuerdo con la experta, que durante diciembre se incremente la tasa de suicidios y depresión entre la población, lo que indica que evidentemente existen personas más sensibles a esta época del año.

Esto se debe “a que las personas tienen acceso en estos días a más alcohol y drogas en estas festividades, los cuales usan para llenar sus vacíos, aunque hay que aclarar que la mayoría de los suicidios están precedidos por una enfermedad mental”.

Cómo saber si es un Grinch

Se trata de personas –agrega Sánchez– que son propensas en durante el fin de año a experimentar un trastorno afectivo estacional (TAE), conocido popularmente como síndrome del Grinch. Es decir, aquellos que odian todo lo que tenga algún significado navideño, como los villancicos, los alumbrados, los pesebres y las novenas de aguinaldos.

En algunos casos, esta animadversión tiene su origen en situaciones dramáticas que han tenido ocurrencia a lo largo del año o en momentos anteriores, como separaciones, pérdida de una mascota o de un familiar, quedarse sin trabajo o sufrir una decepción amorosa. Entonces, la persona siente más esas ausencias o carencias en la Navidad.

Sea cual sea el origen, advierte la psicóloga Adela Sánchez, cuando la persona no se conecta con la emoción de la Navidad, entra en conflicto consigo misma y esto le genera ansiedad y estrés que derivan en soledad y aislamiento.

Es que cuando alguien experimenta el síndrome del Grinch, “suele conectase con mayor facilidad con la tristeza, el enfado, la pereza o el desdén que implica toda la organización de estos festejos, y eso da como resultado un incremento del estrés y una mayor predisposición a los conflictos familiares”, asegura la experta.

Y, claro, el lugar ‘ideal’ para vivir esa soledad autoimpuesta es precisamente su casa, donde “se siente protegido de las celebraciones, los adornos, las aglomeraciones, la gente derrochando felicidad y toda esa parafernalia de la Navidad que esos Grinch parecen aborrecer”.

Otro factor que predispone a esta clase de personas es ese grado de obligación que conlleva las reuniones familiares, de amigos o de trabajo en esta época, lo que les genera rechazo, estrés y ansiedad, y se aíslan para evitar un tipo de contacto que identifican como innecesario o hipócrita.

Para Sánchez, si bien no es posible prevenir el trastorno afectivo estacional, lo aconsejable no solo en estos días de fin de año, sino en todo momento, es aprender a trabajar la gestión emocional, una herramienta útil para confrontar aquellas emociones que “parecen hacernos daño. Cuando uno comprende el porqué de las mimas, se aprende a sortear, por ejemplo, la ansiedad que producen las festividades y emotividades de la Navidad”.

Según explica la psicóloga clínica, “cuando se aprende ese manejo, se aprenden a ver las cosas desde otra perspectiva. Es decir, en lugar de decir qué hartera la Navidad, puedo decir, no quiero ir reuniones ni novenas, nadie me obliga, pero lo tomaré como un período de vacaciones para dedicarme a hacer las cosas que me gustan”.

Qué hacer si no le gusta la Navidad

1) Haga lo posible por ver estos días como unos más en el calendario. Si coincide con su período de vacaciones, aproveche para realizar un viaje, así sea aún sitio cercano, pero descarte la idea de quedarse en casa hibernando como un oso.

2) Practique algún deporte. Es barato, saludable y una gran herramienta para desahogar el cuerpo de toxinas, kilos de más y malas energías

3) No focalice toda su atención en las personas ausentes. En lugar de ponerse triste, intente evocar anécdotas o momentos divertidos con esas personas. Tampoco traslade esos recuerdos a sus conversaciones cotidianas. Hágalo solo cuando eso no represente dolor.

4) ¿Son obligatorias las cenas? Para nada. A veces, los propios familiares pueden ser tóxicos y no debe sentirse mal por eso. Existen muchas otras actividades en Navidad.

5) ¿Y qué tal si llama a ese amigo que hace tiempo no ve? En estos días y alejados ya del fantasma de la pandemia hay variados planes que se pueden disfrutar en compañía de amigos o personas que queremos.