GENTE
El médico bogotano que fundó un centro de investigación en Venezuela
David Forero Peña, de 31 años, se ha convertido en un referente de la investigación científica en el vecino país.
A 1.600 kilómetros de su ciudad natal, Bogotá, el médico infectólogo David Forero Peña tiene bien clara la misión de vida que está cumpliendo en Caracas, Venezuela. En el año 2016 llegó a Ciudad Bolívar, en el sureste de ese país, atraído por la calidad académica de sus universidades y del diferencial cambiario de pesos a bolívares que le daba la oportunidad de cumplir su sueño de ser médico especialista.
Forero es un rolo de 31 años que aprendió a degustar las típicas arepas rellenas venezolanas. Ya adquirió el acento y alegría contagiosa de los caraqueños. Es un médico apasionado, egresado de la Universidad Antonio Nariño, de Colombia, que se enamoró de un país en crisis y no se arrepiente de ello.
En el sur de esa nación cursó su primera especialidad en medicina interna y se atrevió a soñar en grande en su profesión. Fue así como, impulsado por su vocación por la investigación y viendo además el talento de los estudiantes de medicina y médicos recién graduados venezolanos, fundó en 2018 el Instituto de Investigación Biomédica y Vacunas Terapéuticas, que tiene sedes en Ciudad Bolívar y Caracas.
Esta institución es un referente en la investigación de enfermedades tropicales como malaria, mal de chagas y otras. En dos años tuvieron 16 publicaciones científicas y recientemente recibió un premio de la Academia Nacional de Medicina de Venezuela.
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Muchos me preguntan que porque vine a Venezuela.
— David A. Forero-Peña MD. (@DavidForeroMD) March 14, 2022
Viene a estudiar 📚, este país me abrió las puertas, llegue a Ciudad Bolivar en el año 2016, y después de 3 años, complete mi formación como Internista, guiado por excelentes profesionales y docentes del 🏥 Ruiz y Páez.
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David pudo estudiar el pregrado de medicina en Bogotá, gracias al sacrificio que hicieron sus padres. Luego de graduarse de médico, en el año 2012, hizo su formación rural en un centro de investigación en Cali, y posteriormente trabajó un año y medio en el hospital Meissen, de la capital colombiana.
Como todo médico, él deseaba especializarse. Quería hacer un postgrado en infectología, pero lo limitaba que en Colombia todos los programas son extremadamente costosos. Entonces comenzó a buscar opciones en Brasil, España, y se enteró que unos colegas estaban formándose en la Universidad de Oriente, en Venezuela.
Así, en el año 2015 viajó hasta el vecino país para presentar una prueba de admisión y competir por cupos de médicos extranjeros y quedó seleccionado. Tomar esa decisión no fue fácil, pero lo hizo.
“En Colombia ocurre algo muy particular con las especialidades médicas, desafortunadamente hay muy pocas universidades que valoran el mérito académico. Hice varios intentos y no quedé. Me dio frustración de ver cómo se manejan esos cupos para las especialidades, más el costo de las matrículas que son carísimos fue lo que me hizo salir de Colombia”, relata a SEMANA David Forero, desde su consultorio médico en el Hospital Universitario, de Caracas.
La diferencia de pesos a bolívares era brutal. En ese momento, en una universidad colombiana el semestre de una especialidad médica costaba seis mil dólares, y en Venezuela Forero pagó solo 10 dólares. Al final de su primer postgrado terminó pagando 400 dólares el semestre.
Su llegada a Venezuela coincidió con el momento coyuntural del estallido de la crisis económica, la inflación y la escasez de alimentos. De forma jocosa cuenta que como él no estaba antes, cuando había abundancia de productos, se adaptó rápido a la situación y a los alimentos que podía encontrar.
Le sorprendió que en la ciudad a donde llegó no había leche líquida, y que por ello la leche en polvo era “oro”. Entonces compró varios paquetes para tener de reserva, pero a los días costaba tres veces más. “Esto no es normal, qué pasa aquí”, se decía confundido. Luego empezó a entender cómo funcionaba la economía. Lo que tenía presupuestado para vivir en Venezuela por dos años se le esfumó en ocho meses. Los ahorros se le consumieron, y su familia lo ayudó a pagar los demás gastos de vivienda y transporte.
Sus colegas médicos colombianos tuvieron la fortuna de vivir en una Venezuela diferente. La mayoría de estos profesionales hacen su especialidad y se regresan a Colombia. Muy pocos, como Forero, deciden quedarse.
Actualmente, en el vecino país hay alrededor de 400 médicos colombianos formándose en postgrados en diferentes universidades públicas, como la Universidad del Zulia, Universidad de Carabobo, Universidad Central de Venezuela, Universidad de Oriente y la Universidad de los Andes.
Al preguntarle al médico David Forero por qué razón decidió quedarse en Venezuela, su voz se llena de energía y dice: “A mí me gusta mucho la investigación, comencé a darme cuenta de que estaban ocurriendo cosas interesantes, como la reemergencia de enfermedades infecciosas como la malaria, un problema muy serio en Venezuela, y yo estaba en el estado epicentro de Latinoamérica de la malaria. Allí surgió mi interés más grande por seguir estudiando esta enfermedad”.
Gracias a que siempre ha contado con el apoyo de su familia en Bogotá, decidió mudarse de Ciudad Bolívar a Caracas, para cursar su segunda especialidad en infectología en la Universidad Central de Venezuela.
A Forero le fue muy bien, siempre destacaba. Aparte de examinar a los pacientes él los estudiaba y hacía seguimiento de los casos. Se siente afortunado de haber llegado a un país donde se le hizo fácil fundar un centro donde “siembra” la semilla de la ciencia médica, que según explica, incentiva a que los estudiantes de medicina y los recién egresados a que se enamoraren de la investigación. “Ahora somos más de 40 investigadores, eso me motivó más a quedarme en Venezuela. Apadriné a estudiantes de medicina a hacer investigaciones sobre malaria, otras enfermedades infecciosas y VIH”, relata con orgullo.
Recuerda que con la aparición de la pandemia, fueron los primeros médicos que detectaron el primer caso de covid-19 en una paciente que venía de España. Tomaron la muestra el 11 de marzo y el 13 de marzo de 2020 y confirmaron el primer caso. Parte de la formación como infectólogo terminó siendo sobre coronavirus. Eso le trajo muchas oportunidades, y comenzó a tomar liderazgo en el ámbito médico en Caracas.
Médicos muy reconocidos comenzaron a llamarlo, como la doctora María Eugenia Grillet, que es un pilar en investigación de la malaria en Venezuela. También lo contactó el doctor Alberto Paniz Mondolfi, fundador de la Incubadora Venezolana de la Ciencia (IVC), que dirige un equipo médicos de la ciudad de Barquisimeto desde el Hospital Mount Sinaí, en Nueva York.
Paniz le propuso a Forero que unieran fuerzas en sus objetivos, ya que los dos centros de investigación tienen la misma identidad y el mismo foco médico investigativo. Así, el bogotano se convirtió en director médico de la Incubadora Venezolana de la Ciencia.
Cuando David Forero terminó el segundo posgrado en Venezuela su mamá lo llamó y le dijo: ¿ahora si se va a venir a Bogotá? y David sin titubear le dijo: “Todavía no, me faltan cosas por hacer, quiero que crezca más el centro de investigación, decidí seguir estudiando y la Facultad de Medicina de la UCV tiene un programa de especialización en VIH Sida”.
Su objetivo es dejar un centro de investigación que funcione en Venezuela con los médicos que ha entrenado. Tanto es su deseo de quedarse en el vecino país que buscó la manera de hacerse docente en la Universidad Central de Venezuela. Presentó pruebas y quedó seleccionado como instructor de salud pública en la Facultad de Medicina, y desde enero 2021 se convirtió en el profesor más joven de esa cátedra.
“Esta es la manera de retribuir todo lo que Venezuela me ha dado”, admite. Cuando lo iban a contratar, los jefes le decían: ”¿Estás claro que no vas a ganar mucho? El salario son 7 bolívares, es algo ínfimo”. Forero aceptó por vocación, además da consultas gratuitas en el servicio de infectología. ¿Cómo sobrevive en Caracas? Tiene una consulta privada en las tardes en una clínica, y siempre cuenta con el apoyo de su familia en Colombia.
Se enamoró de una venezolana con la que piensa formar una familia a futuro. Lo que más le gusta es que, en todo el tiempo que lleva en Venezuela, nunca nadie lo ha discriminado por ser extranjero, por ser colombiano. “No he sentido estigmas. Siempre dicen: ‘inviten al colombiano que él es pana’.
El médico bogotano David Forero Peña agradece la calidad de personas con las que se ha encontrado en Ciudad Bolívar y Caracas. Concluye diciendo lo que más admira de los hermanos que lo recibieron: “Los venezolanos son muy guerreros, a pesar de todas las crisis, son comprometidos con su formación”.