EL SICOLOGO Y SU MAQUINA
Una nueva terapia ingresa a Colombia.
Stefano Vinaccia es un sicólogo colombiano, hijo de italianos, cuya voz tiene un ligero acento que denuncia varios años vividos en Argentina. Trabaja en un pequeño consultorio de la calle 92, como pionero de una revolucionaria terapia curativa que permite a los pacientes entender y controlar su propio cuerpo.
Se trata de la "biorretroalimentación" o "biofeedback", que aprovecha el ínmenso potencial autocurativo del ser humano.
Vinaccia, un hombre alto y cordial, de 34 años, recibe a sus pacientes sin la tradicional bata blanca. Conecta su pecho y su cabeza a varios sensores electrónicos a la vez. Las lecturas aparecen en varias pantallas. Vinaccia toma nota del ritmo cardíaco, cerebral, de la tensión muscular y otros datos, y explica al paciente cómo leer las señales que emite su propio cuerpo, en el mismo instante en que se están produciendo.
El paciente recibe un entrenamiento sobre cómo sugestionarse para modificar levemente ciertas funciones de su organismo, acelerando o disminuyendo el ritmo cardíaco o cambiando su temperatura. Lo interesante está en que el paciente observa los resultados de su autosugestión en las pantallas a las que está conectado, inmediatamente. Así aprende a medir con exactitud extraordinaria los efectos de la autosugestión, y con el tiempo podrá producirlos en cualquier momento y lugar.
"STRESS VS. BIOFEEDBACK"
La investigación sobre "biofeedback" se inició a finales de los años sesenta en las universidades de California, Rockefeller y Colorado.
Vinaccia se interesó en el tema, poco después de graduarse como sicólogo en la Universidad Javeriana, a través de artículos y teorías que habían llegado a sus manos, y en 1979 se marchó a Roma, con una beca para estudiar en la primera clínica de biorretroalimentación (B.R.A) de Italia.
Las universidades norteamericanas habían desarrollado en poco tiempo una técnica de diagnóstico y tratamiento que permite curar ciertos males de origen sicosomático, como los que produce el "stress". Por ejemplo, si un paciente sufre de jaquecas crónicas, la BRA lo puede curar, a menos que el dolor provenga de un tumor en la cabeza .
¿Cómo se consigue esta "autocuración"?
Una vez establecido que el origen de la jaqueca es -por ejemplo- una tensión producida por exceso de trabajo, el sicoterapeuta entrena al paciente para que eleve la temperatura de su cuerpo. De esa forma se dilatan ciertos vasos sanguíneos de la cabeza, desaparece la tensión y con ella el dolor.
REGULANDO EL CORAZON
La BRA puede controlar a tiempo una hipertensión que no esté originada en insuficiencia cardíaca, sino en malos regímenes de alimentación o modo de vida irregular. El Departamento de Sicología de la Universidad de Los Andes ha comprobado que un sujeto puede aumentar o disminuir su ritmo cardíaco por medio de cierta concentración sistemática.
Sin embargo, la BRA sólo se limita a males de origen sicosomático. Si la enfermedad tiene una raíz fisiológica, el paciente debe ir a un especialista que lo medique o lo opere, según su gravedad.
La BRA permite al paciente participar activamente en su tratamiento. El doctor sólo sirve como intermediario entre la máquina que entrega informacion sobre su cuerpo al paciente, y como director de un proceso que el mismo paciente lleva a cabo.
MEJOR CALIDAD DE VIDA
Esta terapia se practica rutinariamente en Estados Unidos y Europa. Actualmente cualquier colombiano puede tener acceso a ella. Un tratamiento dura aproximadamente 22 sesiones, y su costo es similar o menor al de un procedimiento médico convencional.
El "biofeedback" tiene un futuro vastísimo ante sí. Se aplica en campos tan disímiles como la rehabilitación neuromuscular y la curación de trastornos digestivos crónicos de origen nervioso. Contrarresta también todos los afectos físicos de la ansiedad y puede acabar con males tan comunes como el insomnio, la dependencia de drogas y aún el alcoholismo. Existe hoy una sociedad de biorretroalimentación, con más de cinco mil miembros en todo el mundo. Ellos trabajan por una mejor calidad de vida en el futuro.
Pronto, el "biofeedback" podrá prevenir la aparición de enfermedades, y proporcionará al común de la gente un medio sencillo para controlar su propia fisiología.
"LE MAL DU TEMPS"
Lo que comúnmente se conoce como infarto del ojo podría en estos días llamarse el mal del tiempo. Efectivamente esta poco común enfermedad ha afectado, casi simultáneamente, a los dos máximos orientadores de El Tiempo: al ex-Presidente Alberto Lleras Camargo, oráculo del matutino desde hace varias décadas y a Hernando Santos, director desde hace pocos meses.
Se trata de una obstrucción -ocasionada por un coágulo- de la arteria que nutre el ojo o de la vena que recibe la sangre después de que el órgano ha sido irrigado. El infarto puede ser de dos tipos: embolía, cuando el coágulo se localiza en el sitio y se desplaza luego a otro, o trombosis, cuando el coágulo se localiza en un sitio fijo.
Si el infarto se produce en la arteria, el ojo queda sin nutrición y se muere el tejido. Se pierde la visión. Si el infarto es en la vena, la salida de la sangre se dificulta y se riega especialmente en la retina. La presión sube y el riesgo de glaucoma aumenta.
La edad, la arterioesclerosis, la diabetes, la hipertensión, la obesidad que se traduce en hiperviscosidad sanguínea, son factores que incrementan la posibilidad de sufrir esta enfermedad.
De los poquísimos informes que se tienen sobre la recuperación de Alberto Lleras, quien se encuentra en casi total reclusión, se sabe que el ex-Presidente, después de algunas dificultades iniciales se ha podido ir ajustando gradualmente al mundo de la lectura al que, en algún momento, se temió no regresaría nunca. Por su parte, Hernando Santos ha sido sometido a un tratamiento de rayos laser y la enfermedad parece no haberle dejado ninguna huella.