Entrevista
“El sueño de los colombianos se afectó durante la pandemia”: doctor Daniel Castro
Según este experto, para mejorar el sueño es necesario incrementar la exposición a la luz del día y disminuirla en la noche, no tomar café ni hacer ejercicio antes de dormir, cenar a las seis de la tarde y usar la cama como espacio libre de preocupaciones.
SEMANA: ¿Qué pasó con el sueño durante la pandemia?
Daniel Castro (D. C.): En el año 2022 se publicó un estudio con una muestra de población en varios países. Ese trabajo nos dice que hay una alteración del sueño en gran parte de la población. Reporta que alrededor del 34 % de los encuestados tenían dificultad para conciliar el sueño y mantenerlo. Este riesgo crecía en la medida en que estuvieron más en contacto con la patología de covid-19. Esto quiere decir que los pacientes hospitalizados con covid tenían 5 veces más riesgo de tener problemas de sueño.
SEMANA: ¿Entonces la covid-19 dejaría una secuela que es el mal sueño?
D. C.: Sí, así es. Hasta el momento hay dos hipótesis. La primera es que la pandemia fue una amenaza para el ser humano y eso contribuye al estrés y sería una causa para trastorno de sueño. Pero hay otra que es que el virus, por sí mismo, tiene afinidad por el sistema nervioso y generaría secuelas como problemas de memoria, de concentración, de atención y de sueño.
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SEMANA: ¿Por qué la covid-19 afectaría el sueño?
D. C.: Una hipótesis es que el virus fomenta la inflamación dentro del sistema nervioso y eso podría generar trastornos del sueño. La otra tiene que ver con la manera como el virus llega al cerebro. Podría ser que el virus se iría a través de los nervios relacionados con el olfato y llegando al cerebro, pero también podría ser con un mecanismo conocido como caballo de Troya: el virus infecta la célula humana. Cuando estas llegan al cerebro por la sangre, el virus aprovecha para salir. Pero aún no han sido comprobadas ni descartadas.
SEMANA: ¿Cuáles serían esos problemas del sueño?
D. C.: El primero sería la dificultad para quedarse dormido o para mantener el sueño. Hay que aclarar que si tiene esa dificultad de una manera significativa, especialmente si la tiene por tres meses, hay que buscar ayuda de un especialista. Pero hay otro trastorno que es el sueño no reparador. Esto sucede cuando hay apnea de sueño, que es cuando la persona deja de respirar por microsegundos. El otro, es el síndrome de las piernas inquietas, que es bastante incómodo porque dificultad conciliar y mantener el sueño.
SEMANA: ¿Este último en qué consiste?
D. C.: Durante el sueño, el cerebro desconecta tus músculos para que no actúes los sueños, pero en este síndrome la persona se mueve durante el sueño y es incómodo.
SEMANA: ¿Existe un trastorno que sea el de levantarse a medianoche y no volver a conciliar el sueño?
D. C.: Es un problema, especialmente si se repite. El insomnio no es no poder dormir. Hay un insomnio de conciliación, que es el clásico, pero el otro es de mantenimiento y ese está descrito en este caso. Uno queda como un bombillo y piensa en todo lo que está pendiente, se queda activo con mucha ansiedad. Esto genera adrenalina, lo cual activa el organismo.
SEMANA: ¿Cómo se sabe que uno tiene problemas de sueño?
D. C.: Al otro día se levanta y está cansado. Tener menos energía y motivación, estar irritable, tener somnolencia diurna, cometer errores que no cometeríamos si hubiese dormido bien son signos. Y dificultad de atención, concentración y memoria. Cuando se prolonga, empezamos a ver signos en la piel y en la capacidad del sistema de defensas.
SEMANA: ¿Hay conexión entre el sistema inmune y el sueño?
D. C.: Sí, en la fase REM cuando uno sueña pasan dos cosas importantes para el organismo. La primera es que uno está aprendiendo, fijando en su memoria lo que aprendió en el día, pero también en ese momento está funcionando la memoria del sistema inmune para saber qué atacar y qué no. Por eso el descanso es tan importante como comer.
SEMANA: ¿Hacer una siesta sería una solución?
D. C.: Si le gustan las siestas, póngales un límite de 20 minutos, de lo contrario le va a quitar la capacidad de tener un sueño reparador en la noche. Una siesta y que el límite sea de 20 minutos. Si duerme a todas horas, si hay excesiva somnolencia diurna, es porque hay un problema.
SEMANA: Hablan mucho de las pantallas y lo negativas que son para el sueño. Pero la realidad es que la mayoría duerme mirando una pantalla. ¿Qué hacer en ese caso?
D. C.: Usar lentes que bloqueen la luz azul. El reloj biológico tiene la capacidad de censar el nivel de luz y cuando le llega la luz del sol o de una pantalla activa, el organismo lo prepara para la actividad. Cuando eso sucede en las noches con la luz artificial el cerebro interpreta que debe activarse en el momento equivocado. Pero si no puede quitarse la tecnología, debe aumentar la exposición a la luz del día y frenar el nivel de exposición de luz en la noche. Ahí es cuando los lentes ayudan.
SEMANA: ¿Y qué pueden hacer los que tuvieron covid y quedaron con esta secuela?
D. C.: Si es por covid, el paciente requiere rehabilitación para devolverle la capacidad de conciliar el sueño y la debe hacer con especialista. Y para los demás, la recomendación es darse cuenta de que esos problemas se dan por falta de una rutina del sueño o higiene del sueño. Esto incluye incrementar la exposición a la luz –natural o no– en el día y disminuirla en la noche, no tomar café a la hora del sueño, hacer ejercicio hasta dos horas antes de ir a dormir para evitar la activación del organismo. Además de eso, cenar a las seis de la tarde y usar la cama como espacio libre de preocupaciones.
SEMANA: ¿Por qué es tan importante este tema?
D. C.: Porque si a ese espacio para dormir le llevamos ansiedad en el subconsciente, se asociará a problemas. En la cama debe llegar para la relajación pura. Dormir mal es un obstáculo para que a las personas les vaya bien. Porque si duerme mal, todo su organismo va a estar en déficit. Va a ser mas proclive a la obesidad, el sistema inmune va a padecer y no van a poder hacer el trabajo que tienen que hacer. Por eso hay que cuidar el sueño.