Vida Moderna
El superalimento que regula el azúcar y mejora la producción de insulina
El aceite de oliva contiene antioxidantes y nutrientes esenciales que controlan el colesterol y nivelan el azúcar.
El aceite de oliva es un alimento reconocido por sus aportes a la salud. Numerosos estudios han demostrado que su consumo le proporciona múltiples beneficios al organismo y expertos en nutrición les aconsejan a las personas convertirlo en la fuente de grasa principal de su dieta.
Este aceite contiene antioxidantes y nutrientes esenciales, como los ácidos grasos insaturados, cuya absorción en el organismo mejora cuando se toman con el estómago vacío.
Algunos beneficios de consumir aceite de oliva se presentan a conitnuación.
Controla el colesterol
Este tipo de aceites contienen grasas saludables que aumentan los niveles del colesterol bueno, lo que es realmente benéfico para la salud de las personas. Además, estimula la eliminación del colesterol malo; de esta manera, se reducen las probabilidades de tener algún tipo de problema cardiovascular.
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Mantiene los niveles de azúcar estables
El aceite de oliva es beneficioso para las personas que padecen diabetes. Combinarlo con la canola es una gran alternativa para regular los niveles de azúcar en la sangre, así como la producción de insulina.
Estos aceites no solo se usan en la preparación de ensaladas, es recomendable cocinar todo tipo de alimentos con este aceite, pues aportará más nutrientes a los alimentos que se consumen.
Aporta a la reducción de peso
Además de conocerse como una ‘grasa buena’, el aceite de oliva brinda una sensación de saciedad en cada una de las comidas. Por ende, la persona que lo consuma podrá perder peso en algunas semanas si lo digiere de forma regular.
Conserva la salud del aparato digestivo
Al combinarlo con la canola, este alimento mejora la actividad del aparato digestivo, aliviando el estreñimiento y reduciendo la acidez que pueden causar algunos alimentos. Adicionalmente, acelera el metabolismo y calma los malestares de la gastritis.
Fortalece el sistema inmunológico
Este es un alimento rico en antioxidantes y puede eliminar los virus y bacterias que se encuentran en algunos alimentos.
La combinación de aceite de oliva y canola beneficia el sistema inmunológico, su consumo regular aumenta las defensas, fortaleciendo el cuerpo en su exposición a diferentes agentes patógenos.
Previene la aparición de gastritis y úlceras
Los polifenoles presentes en el aceite de oliva también ayudan a prevenir la gastritis y la aparición de úlceras en el estómago. Lo anterior, teniendo en cuenta que sus propiedades pueden combatir la bacteria ‘Helicobacter pylori’, asociada a gran parte de las úlceras de estómago y gran cantidad de gastritis crónicas, como ya demostró un equipo de investigadores del Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Estos compuestos polifenólicos resisten las condiciones ácidas del estómago, ejerciendo un efecto bactericida.
Es esencial en el cuidado del corazón
La protección del sistema cardiovascular es, seguramente, uno de los beneficios más conocidos de la ingesta de aceite de oliva, sobre todo si se consume con el estómago vacío para amplificar sus efectos.
De acuerdo con la Fundación Española del Corazón, “el ácido oleico, componente principal del aceite de oliva, contribuye a disminuir el colesterol LDL (‘colesterol malo’), sin reducir los niveles de HDL (‘colesterol bueno’)”.
Además, ayuda a las lipoproteínas a ser más resistentes a la oxidación, un aspecto determinante para evitar el desarrollo de las enfermedades coronarias y vasculares, previniendo la inflamación y la arteriosclerosis.
En definitiva, tomar una cucharada de aceite de oliva en ayunas supone un pequeño gesto cada mañana que da como resultado unos beneficios inestimables para proteger nuestra salud.
En definitiva, los polifenoles de este alimento se convierten en un importante antiinflamatorio y antitrombótico que ayuda a proteger el organismo frente a la arteriosclerosis, responsable de un buen número de enfermedades cardiovasculares como la hipertensión arterial, la angina de pecho o el infarto de miocardio.