“Los dos males del mundo son la depresión y la falta de autoestima”

SEMANA: ¿Cuál es la aflicción más grande que tienen los individuos hoy?

Yehuda Berg: son dos cosas: una es la depresión, estar decepcionados de la vida, y la otra es la falta de autoestima, es decir, cuando la gente no se siente bien consigo misma o no se valora.

SEMANA: ¿Cómo se pueden atacar esos problemas?

Y.B.: Es una batalla de toda la vida. Hay que entender a dónde queremos llegar y cómo no claudicar. Para llegar allí una persona se debe preguntar esas cosas: a dónde quiero llegar y qué hago para no desistir.

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SEMANA: Cómo lidiar con la incertidumbre en un país que apenas sale de 50 años de conflicto armado?

Y.B.: Lo primero es agradecer el momento presente. Ahora que hay un tratado de paz hay que abrazar el hecho de que existe ese compromiso. La pregunta es cómo lograr certidumbre de que la guerra no volverá en cualquier momento. Porque hacer el tratado fue difícil pero mantenerlo es aún más complicado. ¿Cómo estar en paz? La manera de asegurarnos está en cada uno. Tener paz dentro de sí mismos es crucial porque precisamente una de las razones que origina las guerras es no tener paz interior. Cuando la persona es torturada no puede estar en paz consigo mismo ni expresarla hacia afuera. No es fácil pero es parte de nuestra misión como seres humanos tratar de estar en paz con nosotros mismos.

SEMANA: ¿Por qué la gente aprende más de los tiempos de dificultad que de las épocas buenas?

Y. B. No sé por qué pero así es como funciona. La gente está más abierta cuando enfrenta la oscuridad, cuando las cosas no están bien. Pero siempre que logra saltar un obstáculo refieren que aprendieron más de eso que en toda su vida. El reto nos enseña. De pronto el mundo está hecho de tal modo que la oscuridad sea el más grande profesor de la vida. No nos gusta cuando pasa pero cuando sobrepasamos los retos sentimos satisfacción de haberlo logrado.

SEMANA: ¿La gente tiene derecho a una segunda oportunidad?

Y.B.: Si, pero la verdadera segunda oportunidad es cuando uno se la da a sí mismo, cuando uno se da permiso de esa segunda oportunidad. Tenemos que pensar que lo merecemos. Eso requiere de ser bueno consigo mismos, compasivos y dejar de criticarse todo el tiempo.

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SEMANA: Muchos viven hoy bajo estrés continuo. ¿Cómo controlar esa emoción?

Y.B.: El estrés es lo que nos hace mover. No es bueno sentarse todo el día a hacer nada. El estrés es una motivación de modo que puede ser un regalo que nos hace ir hacia adelante. Es una batalla diaria no matar esa emoción. Lo importante es manejarla o equilibrarla de modo que yo tenga ese estrés que me motiva pero al tiempo no me acerque al que nos oprime. Es encontrar el balance. Para eso hay que escucharse a sí mismo, y entenderse. Eso ayuda a saber cuándo el estrés lo está consumiendo.

SEMANA: Usted habla de sabiduría personal. ¿De qué se trata ese concepto?

Y.B.: Yo he sido un profesor, autor y conferencista y sé que hay líderes que le dan una respuesta a todo. Pero cuando hablo de sabiduría personal estoy diciendo que no quiero ser el líder y tener unos seguidores y enseñar. No creo en ese modelo porque le da poder al líder pero se lo quita al seguidor. La meta aquí es compartir las cosas que yo he aprendido en este viaje con los demás.

SEMANA: Cuáles son los principios en este camino de sabiduría personal que usted ofrece?

Y.B.: Uno es que no hay seguidores; todos somos líderes. Lo otro es reconocer qué cosas debe tener un buen líder y qué cosas no. El estrés, el miedo, el ego, no son cualidades de un buen líder pero la autoestima, la certeza de que podemos alcanzar las metas y que cualquier obstáculo que se presente en el camino me va a hacer más grande son rasgos de los líderes. Tener los ojos abiertos hacia la gente a nuestro alrededor nos hace mejores. Hay que acoger todo eso.

SEMANA: Qué cambios puede hacer alguien para empezar a vivir momentos más felices y sin estrés?

Y.B.: Hay que empezar por evaluar dónde estamos en nuestra vida. No siempre hacemos un juicio certero de nuestra vida, entonces una conversación honesta con nosotros mismos para saber que queremos modificar y que queremos ser es importante para ese proceso de cambio.