SALUD
¿Es hora de que le tengamos tanto miedo al azúcar como al tabaco?
Varios analistas señalan que el impuesto a los productos azucarados no es suficiente para evitar su consumo excesivo y sugieren que estén en empaques monocromáticos y sin logos como ya ocurre con los paquetes de cigarrillos en algunas partes del mundo.
En los últimos años, el fumar se ha convertido en un hábito cada vez más marginal y estigmatizado. Con la prohibición de fumar en espacios cerrados en distintos países del mundo, entre otras medidas restrictivas, la regulación tiende a lograr no sólo que los fumadores abandonen el hábito sino que también desalienta a otros a adquirirlo.
Una de las medidas más radicales la tomaron Australia, Reino Unido y Uruguay, cuyos gobiernos obligaron a todas las marcas de cigarrillos a llevar el mismo empaque y color, sin logos y con mensajes de prevención y fotos impactantes de los males asociados a esta adicción.Y ahora parece haberle llegado la hora al azúcar.
En algunos países existe ya un impuesto a las bebidas azucaradas, como en Reino Unido, y ahora hay una propuesta del centro de de estudios Public Policy Research (IPPR) para que las bebidas, golosinas y snacks o pasabocas dulces se comercialicen en empaques monocromáticos y sin diseño atractivo, para hacer así menos apetecible el consumo de estos productos.
Foto: Irlanda en 2004 fue el primer país en prohibir el consumo de tabaco en lugares públicos y espacios cerrados.
¿La razón? El Departamento de Salud del país reconoce que debe tomar medidas radicales para cumplir con la meta de reducir la tasa de obesidad infantil a la mitad para 2030. Y una de las responsables de aconsejar sobre las medidas que se deben tomar para lograr ese objetivo es la experta médica Sally Davis, que ocupa el cargo de principal jefa médica de Inglaterra.
Para ella, el llamado a extender el impuesto de las bebidas azucaradas a otros alimentos "chatarra" es una opción real. Y está abierta a imponer el uso de empaques de un mismo color y sin diseño, que es una medida aún más radical e inédita.
Bebidas azucaradas y el tabaco en América Latina
América Latina siguió el camino emprendido en el mundo para la restricción del consumo de tabaco que inició Irlanda en 2004. La mayoría de países de la región tienen estrictas leyes antitabaco que prohíben el consumo de cigarrillos y otros derivados del tabaco en espacios cerrados y lugares públicos.
Uno de los países que más ha hecho énfasis en este tipo de medidas restrictivas ha sido Uruguay, que también implementó los empaques del mismo color y sin logo para las marcas de cigarrillos. Sin embargo, la lucha por las bebidas azucaradas no ha tenido el mismo impacto. Solo en México y Chile se conoce un impuesto especial a este tipo de bebidas.
En 2014, México implementó un impuesto de aproximadamente 10% del valor del producto. En Chile ese tributo es cercano al 20%. Otros países como Colombia, Argentina y Brasil se han intentado implementar este tipo de impuestos, pero se han encontrado con una fuerte resistencia por parte de la industria y de los comerciantes.
¿Será posible?
Lo que ha quedado claro en la última década es que lo poco probable, de repente, se convierte en muy posible. En los primeros años de la década de 2000, muchos activistas de la salud y grupos académicos impulsaron la prohibición de fumar en lugares públicos. Y una y otra vez esa iniciativa fue archivada por los gobiernos.
Pero las cosas fueron cambiando y finalmente la prohibición llegó. Los resultados comenzaron a verse: en una década, se redujo notoriamente el consumo de tabaco (en Reino Unido, a un tercio de lo que era).
Este resultado también se ha dado como consecuencia del aumento en el uso de los cigarrillos electrónicos como alternativa, pero muchos analistas coinciden en que fueron las estrictas medidas de salud pública las que ayudaron a reducir el tabaquismo.
En Australia, donde se tomó por primera vez la medida de usar un empaque sin adornos ni colores para la venta de cigarrillos, señalan que al menos un tercio en la caída de la tasa de fumadores se debió a esa decisión. Y conforme se redoblan los esfuerzos en la lucha contra la obesidad, se espera que las medidas contra el azúcar y los alimentos que la contienen sean cada vez más radicales y severas.