Vida Moderna
Esta es la mejor vitamina para retrasar el Alzheimer y la demencia senil
Se trata de la vitamina D. ¿Por qué es tan importante?
En los últimos tiempos, los casos de personas con deterioro cognitivo han sido cada vez más frecuentes a nivel mundial, lo cual ha aumentado la atención de las entidades de salubridad internacionales. Con base en la Organización Mundial de la Salud (OMS), enfermedades relacionadas representan más de un millón y medio de personas.
En ese orden de ideas, la ciencia ha centrado sus estudios en encontrar las mejores maneras para impedir que el deterioro cognitivo siga siendo un problema que acongoje a la población.
Hay que tener en cuenta que los signos de esta condición son variados, desde leves hasta algunos con mayor gravedad. Un modo para impedir que esta sintomatología haga presencia radica en una correcta alimentación.
La revista Alzheimer’s & Dementia presentó el informe ‘Suplementos de vitamina D y demencia incidente: efectos del sexo, APOE y estado cognitivo inicial, en el cual ahondaron en la influencia de la alimentación en impedir las afectaciones cognitivas, que son responsables del desarrollo de múltiples enfermedades.
Concretamente, los científicos encontraron que la vitamina D tiene una relación directa con el funcionamiento del cerebro, así como evitar la enfermedad de Alzheimer y demencia senil. Los expertos coincidieron por unanimidad que esta vitamina tiene efectos sobre el órgano central del sistema nervioso, aportándole resistencia para hacerle frente a los estragos de la edad.
Para dar con estos resultados, los investigadores le suministraron cantidades de vitamina D a 12 mil personas, de las cuales 2.500 tuvieron problemas relacionados con su salud mental una década atrás. A partir del ensayo clínico, fueron testigos del impacto significante de este complejo vitamínico en la salud cognitiva.
La vitamina D es uno de los nutrientes fundamentales para el organismo, en especial porque cumple un rol crucial en la estabilidad del metabolismo, correcto funcionamiento del sistema cardiovascular y estimulación del sistema endocrino. Del mismo modo, interviene en la absorción del calcio en los huesos y garantiza el correcto crecimiento de las células para impedir la inflamación de los tejidos.
Bajo ese contexto, los investigadores indican que la deficiencia esta vitamina conlleva el desarrollo de la hipertensión, obesidad, osteoporosis, algunos tipos de cáncer, depresión, esclerotis y Alzheimer. Es tal su importancia que se recomienda contar con un 25-33% de vitamina D en el cerebro.
Si bien una forma de recibir vitamina D es mediante suplementos y comida, la mejor forma es recibir los rayos del sol. La exposición a la estrella roja es la principal fuente de este nutriente, por lo que se recomienda pasar entre 10 a 15 minutos frente a los rayos tres veces por semana; con la necesidad que lleguen a la cara, brazos y piernas.
Cabe mencionar que la mayoría de dietas no proporcionan la cantidad necesaria de esta vitamina, debido a que gran parte de alimentos ofrecen una porción en baja concentración. Por lo tanto, en varios casos se requiere la administración oral de este nutriente.
Los alimentos que contienen mayor cantidad de vitamina D son el pescado azul (sardinas, arenque, atún, caballa, salmón y aceite de hígado de bacalao), la yema de huevo, las carnes rojas, los hongos shiitake, el hígado en general y casi todas las vísceras.
Respecto a la enfermedad de Alzheimer, los expertos señalan que la carencia de este nutriente está implicada en la fase temprana de esta condición, debido a que se deteriora el hipocampo, la zona del cerebro reguladora de la neurogénesis.
Se observó que en las personas con déficit de vitamina D desarrollaban las placas de amiloide, responsables de la enfermedad de Alzheimer y al mismo tiempo empeoraban su memoria. Cuando se les suministró este nutriente, el proceso se revirtió por completo.
Los investigadores mostraron que la suplementación con alto contenido de vitamina D era eficaz en la enfermedad de Alzheimer en la mejora de la memoria de trabajo y de la neurogénesis endógena, solo cuando se administraba a los pacientes antes de la aparición de los síntomas principales.