Vida Moderna
Estas son las personas que no deberían consumir ajo
El ajo contiene numerosos componentes activos.
Aunque el ajo es de origen asiático, su propagación ha hecho que sea muy utilizado en la gastronomía colombiana y mexicana, entre otras. Las variedades más conocidas de este alimento son el blanco y el morado. Sus capacidades nutricionales son similares, por lo que su gran diferencia radica en el cultivo y cuidado.
El portal Healthline destaca que es un alimento con un alto aporte nutricional y muy pocas calorías. Se le reconoce porque, gracias a sus componentes, ayuda a aliviar infecciones respiratorias, dilata los bronquios, estimula el sistema inmunológico y es un gran desintoxicante para el organismo.
Además, es un alimento que contiene pequeñas cantidades de hierro, silicio, azufre, yodo, manganeso, selenio y vitaminas B1, B2, B6 y C. La mejor forma de consumirlo es crudo, pues al cocinarlo es posible que pierda algunas de sus propiedades.
“Una manera de conservar al menos una parte de las propiedades al cocinarlo es machacarlo previamente y esperar 30 minutos antes de añadirlo a la cocción. De esta manera se permite que la aliina y la alinasa se mezclen para dar lugar a la alicina, que luego resistirá el calor”, precisa un artículo escrito por el médico naturista e investigador de la Universidad de Zaragoza, Pablo Saz y la fisioterapeuta y periodista, Claudina Navarro.
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El ajo contiene numerosos componentes activos, donde destacan sus compuestos azufrados. Si los dientes de ajo están intactos y frescos, el componente mayoritario identificado como aminoácido azufrado. Esta es una sustancia inodora e inestable.
No obstante, en el bulbo intacto se encuentran otros compuestos azufrados solubles en medio acuoso, como lo son sulfóxidos. También el ajo cuenta con sales minerales, azúcares, lípidos, aminoácidos esenciales, saponósidos, terpenos, vitaminas, enzimas, flavonoides y otros compuestos fenólicos.
A pesar de sus grandes beneficios, existen algunos casos donde su consumo está contraindicado y puede resultar peligroso para la salud, haciendo que sus propiedades diuréticas, depurativas, antisépticas, antibacterianas y antibióticas, terminen en un mal episodio.
Según Healthline, al ingerir en exceso esta hortaliza puede generar un mayor riesgo de sangrado, debido a sus componentes antitrombóticos. Por ejemplo, las personas que se encuentran en un tratamiento con anticoagulantes, los pacientes que están a punto de someterse a una cirugía o que sufran de diátesis hemorrágica deberían tener cuidado con su alto consumo.
También, deben tener precaución los individuos que sufren de problemas digestivos, como gastritis, colón irritable o quienes llevan una dieta baja, pues el ajo contiene fructanos, lo que puede causar hinchazón, gases, acidez y dolor de estómago.
El consumo excesivo puede generar náuseas, ardor en la boca, estómago y esófago; y olor corporal. Además, si se encuentra bajo medicamentos para reducir los niveles de azúcar en la sangre, ingerir mucho de él, podría ocasionarle hipoglucemia.
Esta hortaliza podría producir síndrome de Ménière, infarto de miocardio, hematoma epidural o alteración en la coagulación. Asimismo, el poder alergénico del ajo, debido al disulfuro de dialil, el sulfuro de alilpropilo y la alicina, los cuales pueden ser irritantes, es decir, que no se recomienda para personas que sufren de dermatitis.
Por último, varios estudios han demostrado que el consumo de ajo por parte de las madres lactantes altera el olor de su leche y la conducta de las lactantes. Eso se puede deber a que los sulfóxidos se excretan en cantidades significativas con la leche materna, lo cual puede afectar al niño.