Vida moderna
Estas son las razones más frecuentes del mal olor en los pies
Se trata de un problema común que debe atenderse.
El mal olor en los pies es una preocupación común en las personas. De hecho, supone un obstáculo que imposibilita a muchos estar descalzos. El temor de convertirse en el centro de atención por tener los pies malolientes también provoca inseguridades al momento de retirarse los zapatos.
De acuerdo con el Servicio Nacional de Salud Británico (NHS, por sus siglas en inglés), la principal causa del mal olor en esta parte del cuerpo es el sudor y el usar los mismos zapatos todos los días. En ese sentido, Mayo Clinic, entidad de investigación en salud, explica que la sudoración y el olor corporal son causados por las glándulas sudoríparas, las cuales, a su vez, se dividen en dos tipos: las ecrinas y las apocrinas.
Las glándulas ecrinas se encuentran en la mayor parte del cuerpo y se abren directamente sobre la superficie de la piel, explica Mayo Clinic. Entonces, cuando la temperatura corporal aumenta, estas glándulas liberan líquidos que refrescan el cuerpo a medida que se evaporan.
Por su parte, las glándulas apocrinas se encuentran en áreas donde hay presencia de vello, como las axilas y la ingle. Estas glándulas liberan un líquido lechoso cuando la persona está estresada. Aunque se trata de un líquido inoloro, esta condición cambia una vez combina con las bacterias de la piel.
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Teniendo en cuenta cómo se da el proceso de sudoración, y que no todas las personas sudan de la misma manera, es conveniente desarrollar buenos hábitos de higiene corporal para que el sudor no se convierta en el detonante de un problema de mal olor, tanto en los pies como en otras partes del cuerpo.
Según explica la podóloga Lorraine Jones en un artículo publicado en el sitio web de la NHS, las bacterias en la piel descomponen el sudor a medida que sale de los poros. A medida que se descompone el sudor, “se desprende un olor a queso”, el cual resulta desagradable.
Para evitar los malos olores derivados de la sudoración en los pies, la solución más efectiva es lavar muy bien esta parte del cuerpo cada día. En esa misma línea, tampoco se recomienda usar el mismo calzado dos días seguidos ni utilizar zapatos que estén húmedos o mojados. Estos requisitos también aplican para las medias.
Según anota Mayo Clinic, los cambios inusuales en la sudoración, ya sea demasiada traspiración (hiperhidrosis) o muy poca traspiración (anhidrosis), pueden ser motivo de alerta, ya que estos cambios podrían indicar un problema de salud. En consecuencia, es recomendable acudir a un especialista médico para obtener diagnósticos y tratamientos adecuados.
Hormona y estrés
El podólogo Manuel Pérez, citado en un artículo publicado por la BBC, sostiene que los cambios hormonales que se experimentan durante algunas etapas de la vida, como en la adolescencia, provocan que el organismo emita más sudor. Esta condición también puede presentarse en mujeres embarazadas o que atraviesan por la menopausia, por lo que desarrollan mayor riesgo de padecer olores desagradables en los pies.
Respecto al estrés y la ansiedad, estas sensaciones también provocan la liberación de varias hormonas y estimulan las glándulas del sudor, por lo que influye, finalmente, en el olor corporal.
Pie de atleta y otras infecciones
De acuerdo con la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, las uñas y las capas cutáneas externas del cuerpo pueden ser afectadas por hongos. Por supuesto, los pies también presentan riesgo de padecer en algún momento este tipo de infecciones, por lo que vale la pena conocer los síntomas para identificarlas a tiempo.
En el caso del pie de atleta, esta infección ocurre cuando un hongo prolifera sobre la piel de los pies. Aunque dicho hongo también se puede presentar en otras partes del cuerpo, suele afectar, principalmente, la región de entre los dedos de los pies.
El riesgo de contraer pie de atleta incrementa en las siguientes circunstancias:
- Usar calzado cerrado, especialmente si es recubierto con plástico.
- Mantener los pies húmedos durante períodos prolongados.
- Transpirar mucho.
- Tener una lesión menor en la piel o las uñas.