Vida Moderna
Este es el grupo sanguíneo con mayor riesgo de un accidente cerebrovascular
El tipo de sangre puede estar relacionado con el riesgo de sufrir un ictus a temprana edad, según estudio.
De acuerdo con una investigación de la revista médica de la Academia Estadounidense de Neurología, Neurology, el riesgo de ictus o accidente cerebrovascular (ACV) temprano puede estar relacionado con las variantes genéticas asociadas con el grupo sanguíneo de una persona, además de ser una de las principales causas de muerte en el mundo.
Asimismo, el ictus suele ser más frecuente en personas mayores, pues aproximadamente un tercio de los afectados tienen menos de 65 años. Pero según varios expertos, en las últimas dos décadas, hubo un aumento de incidencia entre los jóvenes mayores de 20 años, con un 31 % del número total de accidentes cerebrovasculares, según un estudio de 2014 publicado en The Lancet.
“La cantidad de personas con accidentes cerebrovasculares tempranos está aumentando. Estas personas tienen más probabilidades de morir a causa del evento que pone en peligro la vida, y los supervivientes posiblemente enfrenten décadas de discapacidad”, manifestó Steven J. Kittner, uno de los investigadores principales del estudio.
Ante esta situación, el también profesor de Neurología en la UMSOM y neurólogo del Centro Médico de la Universidad de Maryland, junto con su equipo de trabajo, analizaron las variantes genéticas asociadas con un accidente cerebrovascular y “encontraron un vínculo entre el ictus de inicio temprano, que ocurre antes de los 60 años, y el área del cromosoma que incluye el gen que determina si un tipo de sangre es A, AB, B u O”.
Tendencias
Los resultados del anterior estudio concluyeron que “las personas con un accidente cerebrovascular temprano tenían más probabilidades de tener el tipo de sangre A y menos probabilidades de tener el tipo de sangre O, en comparación con las personas que lo habían sufrido de forma tardía y quienes nunca tuvieron uno”, según lo informó el medio digital estadounidense Business Insider, en su sección de salud. Es decir, este tipo de sangre se asocia a 16 % más de riesgo de sufrir un ictus temprano.
“Las personas con estas variantes genéticas pueden ser más propensas a desarrollar coágulos de sangre, lo que puede provocar un accidente cerebrovascular”, señala el autor principal del estudio, Braxton D. Mitchell, de la Facultad de Medicina de la Universidad de Maryland.
Aunque cada afección tiene sus signos más relevantes, estos son comunes en algunas enfermedades cardíacas como, por ejemplo, dolor en el pecho, la espalda y los brazos, junto con la dificultad para respirar.
Entretanto, la OMS señala que para contrarrestar estos problemas en la salud no solo debe ser un acto individual, sino también colectivo, en donde se identifiquen los riesgos y se hagan, por ejemplo, políticas que los ayuden a reducir, como el consumo de cigarrillo y alcohol, proyectos para promover la actividad física en las comunidades e “impuestos para reducir la ingesta de alimentos con alto contenido de grasas, azúcar y sal”.
Accidente cerebrovascular hemorrágico
Este accidente vascular “ocurre cuando un vaso sanguíneo en el cerebro gotea o se rompe”, explica la Clínica Mayo, que señala que esto se debe a otros problemas que los afectan.
Es importante mantener la presión arterial controlada porque cuando se encuentra en altos niveles puede causar hemorragias cerebrales.
El debilitamiento de las membranas de los vasos sanguíneos puede ser otro de los factores de esta afección.
Recomendaciones para la prevención de un ACV
El Ministerio de Salud da a conocer algunos consejos que pueden prevenir un ACV:
- Incluir en una dieta frutas y verduras: “Consuma aguacate, maní, disminuya el consumo de aceite vegetal y margarina, evite grasas de origen animal como mantequilla y manteca”, precisa.
- Realizar actividades físicas, “al menos 150 minutos de actividad física a la semana”.
- Evitar consumir alcohol y cigarrillo.
“De los 17 millones de muertes de personas menores de 70 años atribuibles a enfermedades no transmisibles, 82 % corresponden a los países de ingresos bajos y medios, y un 37 % se deben a las ECV”, señala la OMS.