Vida Moderna
Este es el menú ideal para quienes padecen fibromialgia
Esta enfermedad se describe como un dolor de pies a cabeza, que afecta principalmente a los tejidos blandos del cuerpo, que no ocasiona dolor o hinchazón de las articulaciones.
La fibromialgia es una enfermedad que se caracteriza por un dolor muscular crónico de origen desconocido y que está acompañado de sensación de fatiga, alteraciones, alteraciones del sueño, la memoria, cambios en el estado del ánimo y otros síntomas.
Entre muchas cosas se describe como un dolor de pies a cabeza, que afecta principalmente a los tejidos blandos del cuerpo, que ocasiona dolor o hinchazón de las articulaciones.
No existe una razón única para determinar el origen de la fibromialgia en el cuerpo, por lo que son diversos los análisis individuales para determinar, a través de estudios de imagen que permitan establecer el diagnóstico.
Frente a la aparición de los síntomas y tras la valoración médica correspondiente, los medicamentos, la terapia conversacional y la disminución del estrés pueden controlarlos.
Tendencias
Además de los mencionados, los especialistas han identificado otros síntomas que se deben tener en cuenta y que pueden estar relacionados con esta enfermedad: rigidez del cuerpo, dolores de cabeza o de la cara, trastornos digestivos, dolores abdominales, meteorismo, estreñimiento y/o diarrea, aumento en la frecuencia o de mayor urgencia para orinar, típicamente, sin una infección de la vejiga y entumecimiento u hormigueo (por ejemplo, en las manos o los pies).
Así mismo, sensibilidad a la temperatura, problemas de la piel como prurito, resequedad o manchas, dolores del pecho o las partes superiores del cuerpo, problemas de vértigo y/o del equilibrio, “síndrome de las piernas inquietas” (impulso incontrolable de mover las piernas, sobre todo cuando se está descansando o reposando) e hipersensibilidad a la luz, ruidos, olores y cambios del tiempo.
Posibles causas
Si bien no hay un origen claro para determinar las causas de la presencia de la enfermedad en el cuerpo, la Clínica Universidad de Navarra indicó que se ha detectado, luego de estudios, en personas que sufrieron previamente alguna infección bacteriana o viral, un accidente de automóvil, la separación matrimonial, un problema con los hijos.
“En otros casos aparece después de que otra enfermedad conocida limite la calidad de vida del enfermo (artritis reumatoide, lupus eritematoso...)” según una publicación en su página web.
Explicó que “estos agentes desencadenantes no parecen causar la enfermedad, sino que lo que probablemente hacen es despertarla en una persona que ya tiene una anomalía oculta en la regulación de su capacidad de respuesta a determinados estímulos”.
“Es probable que una respuesta anormal a los factores que producen estrés desempeñe un papel muy importante en esta enfermedad. Se han detectado en el sistema nervioso de personas con fibromialgia, niveles bajos de algunas sustancias importantes en la regulación del dolor (particularmente la serotonina)”, puntualizó.
Algunos tratamientos
Una de las recomendaciones para quienes padecen esta enfermedad, es un cambio en su rutina e incluir masajes, ejercicios de estiramiento muscular, el calor local y algunos tipos de electroterapia (un tratamiento fisioterapéutico que utiliza la corriente eléctrica para estimular zonas del organismo afectadas por el dolor nervioso, inflamaciones, músculos atrofiados y lesiones osteomusculares.
Pero además, por prescripción médicas, se puede recurrir a inyecciones locales de los puntos dolorosos con anestésicos locales, sobre todo si luego se siguen de un masaje local, son de gran ayuda para los dolores localizados intensos.
Así mismo existen calmantes o analgésicos que pueden ayudar de forma puntual.
En los casos en que pacientes no responde a los tratamientos iniciales o deja de responder frente a la progresión o tiene recaída de su enfermedad, se puede llegar a un tratamiento farmacológico, como las perfusiones de lidocaína (anestésico local) administradas de forma intravenosa.
En el campo alimenticio, un menú equilibrado debe contener alimentos ricos en vitamina E, C, D, magnesio y selenio.
Se recomienda, por tanto, el consumo de productos como:
- Vitamina E, que se encuentra en frutos secos como nueces, maní, almendras, avellanas, así como en semillas como chía, girasol, lino, ajonjolí, en aceites vegetales crudos (como oliva y canola) y en aguacate.
Según un estudio publicado por la Revista Brasileña de Reumatología, aportar esta vitamina en la dieta habitual aumenta la calidad de vida de las personas con fibromialgia, debido a que tiene un poder antioxidante muy potente, ayudando a disminuir la inflamación y el dolor corporal.
- Vitamina C, que se encuentra en frutas frescas como fresas, cítricos como limón, pomelo, toronja, además de melón y kiwi, y en vegetales crudos como pimiento. Esta vitamina se pierde en contacto con el aire, el sol y en calentamiento, por lo que la recomendación es obtenerla de alimentos crudos.
Un estudio publicado en Nutrients, señaló que una dieta vegana, disminuye la sensación de dolor gracias a su propiedad antioxidante.
- Selenio, que se encuentra en frutos secos, especialmente la nuez de Brasil, en vegetales como el ajo y en cereales integrales.
Un estudio publicado en Elsevier señaló que este mineral es poderosamente antioxidante, produciendo el efecto de bajar la inflamación corporal y el dolor.
- Magnesio, que se encuentra en legumbres como lentejas, garbanzos, porotos, arvejas, también de frutos secos como almendras, avellanas, nueces.
Un estudio publicado por Europe PMC, indicó que “el dolor muscular se ha asociado con la deficiencia de magnesio y selenio en la fibromialgia, asociadas con el deterioro de la vitamina B1 o tiamina.
- Vitamina D, que se encuentran en la luz solar, las setas, hongos y champiñones y suplementos veganos que contienen una provitamina llamada ergosterol, que se convierte en vitamina D2
Según un estudio publicado en Scielo, existe una relación entre la deficiencia de vitamina D y el aumento de la sensibilidad al dolor, por lo que se recomienda a la exposición al sol una vez por día al menos, máximo 10 minutos sin protector solar, para no dañar la piel.