Este es el nivel de azúcar en la sangre que puede afectar la visión

Los niveles de azúcar elevados en la sangre pueden traer duras consecuencias para el organismo, especialmente en lo que tiene que ver con la vista y los problemas oculares que se pueden desencadenar.

Una de las enfermedades más graves es la retinopatía diabética, la cual puede llevar a las personas a perder la vista de forma permanente tras verse afectada la retina y el tejido sensible a la luz en la parte posterior del ojo.

Debido a estos problemas y a otras complicaciones que pueden afectar al organismo, es que hay que controlar los niveles de azúcar presentes en la sangre; para ello hay que recurrir a exámenes periódicos que puedan alertar en caso de que no se encuentren estables, además de tener una alimentación saludable y rutinas de actividad física constantes.

Los expertos indican que un nivel superior al 7 % de hemoglobina glicosilada puede prender las alarmas, ya que aumenta el riesgo de un daño ocular severo.

Y es que la retinopatía diabética no aparece porque sí, simplemente es una consecuencia de una diabetes mal cuidada, pues los vasos sanguíneos presentes en el ojo pueden dañarse permitiendo la filtración de líquido y sangre, llevando a provocar un edema ocular y la formación de vasos sanguíneos anormales., lo que claramente pone en riesgo la visión.

Ante esto y el peligro que significa la diabetes y los altos niveles de aura permanentes en la sangre, los expertos recomiendan un cuidado óptimo de la diabetes, con el fin de evitar un desarrollo en cadena de otras enfermedades, no solo oculares, que puedan afectar el buen funcionamiento del organismo.

El tubérculo barato que previene la diabetes, la presión alta y el cáncer

Acciones sencillas y que están a la mano pueden hacer la diferencia y evitar que una persona enfrente alguna afección en la salud grave como el caso de la diabetes, la presión alta e incluso cáncer.

Los especialistas han hecho énfasis en un cambio hacia una dieta saludable y acompañarla de una rutina de ejercicio que permita mantener una buena salud y, ante todo, prevenir muchas enfermedades como las mencionadas.

Y cuando se menciona que muchas de las alternativas están a la mano basta con echar una mirada a un producto que normalmente hace parte de la dieta diaria y que, en ocasiones, es lo primero que se compra a la hora de hacer mercado.

La referencia es a la papa, ese tubérculo nativo de Suramérica, pero que se cultiva en todo el mundo. En muchos países es conocido como patata.

Se ha convertido en un producto básico que acompaña la dieta diaria debido a su alto nivel de nutrientes. Pero además de su uso culinario, existen estudios que han determinado que el consumo de la cáscara puede ayudar a la salud.

Debido a sus propiedades medicinales, la cáscara de papa permite curar heridas y prevenir la diabetes, presión alta, enfermedades del corazón y el cáncer.

Este producto además aporta al cuerpo micronutrimentos como: hierro, calcio, fósforo y vitamina C; cubre el 2 % de hierro de la IDR (Ingesta Diaria Recomendada), el 8 % de fósforo y el 15 % de vitamina C.

Adicionalmente, de acuerdo con los expertos, la papa tiene un contenido importante de proteínas de alto valor biológico y, al combinarse con leguminosas (frijoles, lentejas, habas, alubias), se incrementa aún más su valor proteínico.

Debido a que tiene un contenido mínimo de grasa y a que los lípidos poseen una densidad energética elevada, aportan mucha energía. Sin embargo, es importante tener en cuenta que un consumo excesivo puede llevar a que una persona gane peso, por lo que debe ser regulado y evitar acumulación de grasa en la sangre que derive en enfermedades cardiovasculares.

Este producto es rico también en almidón, con lo cual tiene beneficios similares a los de la fibra. En consecuencia, retarda y reduce la absorción de la glucosa y el colesterol. Así mismo, acelera el tránsito intestinal.

Finalmente, de acuerdo con el American Journal of Clinical la papa es un alimento de bajo contenido en sodio, por lo que es beneficioso para la salud.