Vida Moderna
Esto es lo primero que se siente cuando se va a sufrir de gastritis
Es posible que la gastritis aparezca de manera repentina.
La gastritis ocurre cuando el revestimiento del estómago resulta hinchado o inflamado, de acuerdo con Medline Plus, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.
Además, Mayo Clinic, entidad sin ánimo de lucro dedicada a la práctica clínica, la educación y la investigación, señaló que los signos y síntomas de la gastritis son:
- Malestar o dolor punzante o ardor (indigestión) en la parte superior del abdomen que puede empeorar o mejorar cuando se come.
- Náuseas.
- Vómitos.
- Sensación de saciedad en la parte superior del abdomen después de haber comido.
Adicional, la biblioteca que si la gastritis está causando sangrado del revestimiento del estómago, los síntomas pueden incluir:
- Heces negras.
- Vómitos con sangre o material con aspecto de café molido.
Entre tanto, la biblioteca indicó que las causas más comunes de gastritis son:
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- Ciertos medicamentos, como ácido acetilsalicílico (aspirin), ibuprofeno o naproxeno y otros fármacos similares.
- Consumo excesivo de alcohol.
- Infección del estómago con una bacteria llamada Helicobacter pylori.
Además, puntualizó que las causas menos comunes son:
- Trastornos autoinmunitarios (como anemia perniciosa).
- Reflujo de bilis hacia el estómago (reflujo biliar).
- Consumo de cocaína.
- Ingerir o beber sustancias cáusticas o corrosivas (como venenos).
- Estrés extremo.
- Infección viral, como citomegalovirus y el virus del herpes simple (ocurre con más frecuencia en personas con un sistema inmunitario débil).
Factores de riesgo
Según la entidad sin ánimo de lucro, entre los factores que aumentan el riesgo de tener gastritis se incluyen:
- “Infección bacteriana. Aunque la infección por Helicobacter pylori es una de las infecciones humanas más comunes en todo el mundo, solo algunas personas con la infección desarrollan gastritis u otros trastornos gastrointestinales del tracto gastrointestinal superior. Los médicos creen que la vulnerabilidad a la bacteria podría ser hereditaria o producirse por las opciones de estilo de vida, como fumar y la alimentación.
- Uso frecuente de analgésicos. Los analgésicos comúnmente denominados antiinflamatorios no esteroides, como el ibuprofeno (Advil, Motrin IB, otros) y el naproxeno sódico (Aleve, Anaprox DS), pueden provocar tanto gastritis aguda como gastritis crónica. Es posible que el uso regular de estos analgésicos o en cantidad excesiva reduzca una sustancia clave que ayuda a preservar el revestimiento protector del estómago.
- Edad avanzada. Los adultos mayores corren mayor riesgo de padecer gastritis, porque el revestimiento del estómago tiende a volverse más fino con la edad y, porque tienen más probabilidades de tener infección por Helicobacter pylori o trastornos autoinmunitarios que las personas más jóvenes.
- Consumo excesivo de alcohol. El alcohol puede irritar y erosionar el revestimiento del estómago, lo que lo hace más vulnerable a los jugos digestivos. Es más probable que el consumo excesivo de alcohol cause gastritis aguda.
- Estrés. El estrés intenso debido a una cirugía importante, una lesión, quemaduras o infecciones graves puede provocar gastritis aguda.
- Tratamiento oncológico. Los fármacos de quimioterapia o la radioterapia pueden aumentar el riesgo de gastritis.
- El propio cuerpo ataca las células del estómago. La llamada gastritis autoinmunitaria ocurre cuando el cuerpo ataca las células que forman el revestimiento del estómago. Esta reacción puede desgastar la barrera protectora del estómago. La gastritis autoinmunitaria es más frecuente en personas con otros trastornos autoinmunitarios, como la enfermedad de Hashimoto y la diabetes tipo 1. La gastritis autoinmunitaria también puede estar asociada a una deficiencia de vitamina B-12.
- Otras enfermedades y afecciones médicas. Es posible que la gastritis esté asociada a otras afecciones médicas, como el VIH o Sida, la enfermedad de Crohn, la enfermedad celíaca, la sarcoidosis y las infecciones parasitarias”.
De todos modos, la información antes dada de ninguna manera sustituye la asesoría médica y por ello lo primero que hay que hacer es consultar a un experto de la salud para que sea este quien guíe el proceso e indique qué es lo más adecuado para cada persona.