Vida moderna
Estos son los alimentos que no se pueden consumir si falta un riñón
Alrededor de 850 millones de personas en el mundo padecen algún tipo de enfermedad renal.
Los riñones tienen un papel fundamental para el buen funcionamiento del organismo ya que son los encargados de filtrar los desechos del cuerpo. Estos órganos que están ubicados a ambos lados de la columna realizan una filtración de más de 200 litros de sangre y dos litros de productos de desecho antes de que se eliminen del cuerpo a través de la orina.
Actualmente, alrededor de 850 millones de personas en el mundo padecen algún tipo de enfermedad renal. “El riñón es a menudo un traidor silente, de manera que en muchas ocasiones el paciente no se da cuenta de que está dejando de funcionar”, explica la doctora María José Soler, del servicio de nefrología del Hospital Vall d’Hebron de Barcelona y miembro de la junta directiva de la Sociedad Española de Nefrología.
Como se mencionó, la función principal de los riñones es filtrar la sangre para mantenerla limpia. Las personas que viven con sólo un riñón generalmente llevan una vida normal y saludable; sin embargo, es probable que con el paso de los años lleguen a padecer algunos problemas secundarios similares a los de padecer insuficiencia renal y se pueden tratar con pequeños cambios en la dieta, según el portal ABC.
La National Kidney Foundation afirma que tener un riñón no es indicador de necesitar una dieta especial. Pero sí sugieren que es necesario llevar una vida saludable e incluir variedad de verduras, frutas, lácteos bajos en grasas y granos enteros.
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Por esta razón es fundamental ser muy cuidadosos con el consumo de varios productos que pueden afectar la salud renal. Aquí la lista de los alimentos que se deben evitar:
Caldos vegetales precocinados y cubitos
- También contienen grandes cantidades de sal añadida, por eso, es fundamental sustituirlos por caldos de verduras caseros sin sal añadida.
- “La idea es que, poco a poco, vayamos eliminando la sal que añadimos a los alimentos que cocinamos en casa, algo relativamente sencillo a lo que el paladar se irá acostumbrando progresivamente”, señaló la experta.
- “Es importante tener en cuenta que gran cantidad de productos que adquirimos ya llevan sales añadidas, de manera que es muy fácil superar las recomendaciones de la OMS si además cocinamos con sal también en nuestras casas”, afirmó Álvaro Sánchez, nutricionista de Medicadiet.
Lácteos enteros
- Los lácteos enteros contienen ácidos grasos saturados de cadena corta que se han demostrado beneficiosos para el organismo, además de proteínas y calcio. Es conveniente consumirlos con moderación.
- “Las proteínas se eliminan a través de los riñones en forma de urea, de manera que les estamos obligando a hacer un sobreesfuerzo”, explica Encarni Pérez, nutricionista colaboradora de FullMusculo.
- Este macronutriente que se encuentra principalmente en productos de origen animal como carnes, pescados, huevos o lácteos deben consumirse con moderación y combinar siempre su ingesta con la de frutas y vegetales.
- Según el Plato Saludable de Harvard, la nueva biblia de la alimentación que ha sustituido a la clásica pirámide, las proteínas no deben superar el 25 % de la ingesta diaria, y deben proceder preferiblemente de legumbres y alimentos de origen vegetal. El Plato Saludable recomienda, asimismo, limitar el consumo de carnes rojas y eliminar por completo el de carnes procesadas.
Embutidos
- Consumir un exceso de sal eleva la cantidad de sodio en sangre, lo cual reduce la capacidad de los riñones para eliminar el agua.
- Por su parte, la Organización Mundial de la Salud (OMS) sugiere que el consumo diario de sodio en adultos sea menor a dos gramos (lo que equivale a unos cinco gramos de sal). “Los embutidos y carnes procesadas tienen un exceso de sal por su propio proceso de elaboración, que puede oscilar entre 1,9 y 2,3 gramos por cada 100 gramos”, señaló Pérez.
- La experta también recomienda que hay que fijarse en la cantidad de sal que contienen los productos que se consumen y escoger siempre aquellos que lleven como máximo un gramo por cada 100 g. “En el caso de los enfermos del corazón, esta cifra no debe superar los 0,25 g”, indicó Pérez.