Microbiota intestinal
La microbiota cumple funciones clave para proteger al cuerpo de infecciones y bacterias. | Foto: Getty Images

VIDA MODERNA

Estudio: haber padecido infecciones podría aumentar el riesgo de enfermedades neurodegenerativas

Los investigadores utilizaron datos de personas diagnosticadas con EA, EP o ELA entre 1970 y 2016 en Suecia.

21 de septiembre de 2022

Las infecciones tratadas con atención hospitalaria especializada en la edad temprana y media de la vida se asocian con un mayor riesgo posterior de padecer las enfermedades de Alzheimer (EA) y Parkinson (EP), pero no la esclerosis lateral amiotrófica (ELA), según un nuevo estudio publicado en la revista de acceso abierto PLOS Medicine por Jiangwei Sun, del Instituto Karolinska (Suecia), y sus colegas.

Los estudios experimentales en animales sugirieron que la infección desempeña un papel en el desarrollo de algunas enfermedades neurodegenerativas, pero las pruebas de apoyo en humanos son limitadas.

En el nuevo estudio, los investigadores utilizaron datos de personas diagnosticadas con EA, EP o ELA entre 1970 y 2016 en Suecia, así como cinco controles emparejados por caso, todos identificados a partir del Registro Nacional de Pacientes de Suecia. El análisis incluyó 291.941 casos de EA, 103.919 de EP y 10.161 de ELA.

Una infección tratada en el hospital 5 o más años antes del diagnóstico se asoció con un 16 % más de riesgo de EA y un 4% más de riesgo de EP, con riesgos similares observados para las infecciones bacterianas, víricas y de otro tipo y para los diferentes sitios de infección.

El mayor riesgo de enfermedad se observó en personas con múltiples infecciones tratadas en el hospital antes de los 40 años, con más del doble de riesgo de EA y más de un 40 % de aumento del riesgo de EP. No se observó ninguna asociación para la ELA, independientemente de la edad en el momento del diagnóstico.

El alzhéimer es el tipo de demencia más común.
El Alzheimer es el tipo de demencia más común. | Foto: Getty Images

“Estos hallazgos sugieren que los eventos infecciosos pueden ser un desencadenante o amplificador de un proceso de enfermedad preexistente, lo que lleva a la aparición clínica de la enfermedad neurodegenerativa a una edad relativamente temprana”, dicen los autores, aunque añaden que, “debido a la naturaleza observacional del estudio, estos resultados no prueban formalmente una relación causal”.

Se concluye que “las infecciones tratadas en el hospital, especialmente en la edad temprana y media de la vida, se asociaron con un mayor riesgo de enfermedad de Alzheimer y enfermedad de Parkinson, principalmente entre los casos diagnosticados antes de los 60 años”.

¿Qué es el Alzheimer?

Este padecimiento, según lo cataloga Mayo Clinic, es un trastorno neurológico progresivo que ocasiona que el cerebro se encoja generando que las neuronas cerebrales mueran. Esta es la causa más común de demencia, que deteriora el pensamiento, el comportamiento y las habilidades sociales de quien la padece.

Los signos tempranos de la enfermedad incluyen el olvido de eventos o conversaciones recientes. A medida que la enfermedad progresa, una persona con este padecimiento podrá presentar un grave deterioro de la memoria y perderá la capacidad para llevar a cabo las tareas cotidianas” e incluso les será difícil recordar a las personas que estaban presentes siempre dentro de su entorno social y familiar. Lo que implica que son personas que deben tener compañía permanente.

¿Qué es el Parkinson?

El portal de la Biblioteca de Salud y Medicina de EE. UU., Medline Plus, explica que el Parkinson es una enfermedad donde el trastorno afecta, de manera directa, la movilidad del paciente, debido a que las células nerviosas o neuronas no están produciendo la cantidad suficiente de una sustancia (dopamina) que usa el cerebro para dicho proceso.

Cuando la enfermedad empieza solo se paraliza un lado del cuerpo, con el paso de los meses, el Parkinson empieza afectar a todo el cuerpo en su totalidad. Los principales síntomas son:

  • Temblor en las manos, los brazos, las piernas, la mandíbula y la cara.
  • Rigidez en los brazos, las piernas y el tronco.
  • Lentitud al realizar determinados movimientos.
  • Problemas de equilibrio y coordinación

*Con información de Europa Press.